Historia de la Corona dolorosa
La devoción del rezo de la corona dolorosa parece iniciarse en los primeros
años del siglo XVII. En 1607 el Papa Pío V concede indulgencias a este piadoso
ejercicio que practicaban los cofrades de Santa María ubicados en las iglesias
de los Siervos mediante el breve Cum Certas unicuique. En esta época todavía no
se rezaban las siete septenas de Ave María, sino queconsistía en la recitación
de siete Padrenuestros e igual número de Avemarías.
En 1608 se publica la obra fonte salutifera di Giesu ornata di
considerazioni,meditazioni e soliloquii divota e affectuosi escrita por
el religioso servita fray Arcangelo Mª Ballottini , en este
opúsculo se animaba a los hermanos de la tercera orden a meditar
diariamente los misterios dolorosos del rosario y terminar poniendo la mirada
en la Madre Dolorosa al pie de la Cruz; parta facilitar este ejercicio nuestro
autor escribe siete meditaciones sobre la Pasión para ser utilizados cada
uno de ellos en los días de la semana. De esta manera se fijaba el rezo
cotidiano y la inclusión de las Avemarías como en el rosario pero sólo en
número de siete. Tan sólo nueve años más tarde Ballotini publica una nueva obra
Practica di ricitare la corona Della Beatísima Virgine Maria y en 1619
el Discorso sopra la corona delli sette dolori che sostenne la beata
Vergine Maria nella passione e morte del suo dilettissimo figliuolo e salvator
nostro Giesú Christo. También el servita fray Gregorio María Alasia en
los mismos años publica Corona septem dolorum beatae Mariae Virginia.
Por orden del Prior general Angelo Mª Bernardi
comenzará en el convento de Bolonia a recitarse públicamente la corona ante la
imagen de la Virgen Dolorosa con la participación de los fieles, a partir de
ese año -1640- esta práctica se extiende a los demás conventos de la Orden.
Podemos afirmar que la aparición de esta devoción y su
posterior evolución es genuina de la Orden de los Siervos destinada
originariamente a aumentar la vida de oración y meditación de los seglares
terciarios servitas
REZO DE LA CORONA DOLOROSA
|
Por la señal de la Santa
Cruz...
Señor mío Jesucristo... |
PRIMER DOLOR:
ROSARIO DE LOS 7 DOLORES
Se reza un Padrenuestro y siete Ave Marías por cada dolor de la Virgen.
Al mismo tiempo le pedimos que nos ayude a entender el mal que hemos cometido
y nos lleve a un verdadero arrepentimiento. Al unir nuestros dolores a los de
María, tal como Ella unió Sus dolores a los de su Hijo, participamos en la
redención de nuestros pecados y los del mundo entero.
Acto de Contrición
Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente de todos mis pecados.
Humildemente suplico Tu perdón y por medio de Tu gracia, concédeme ser
verdaderamente merecedor de Tu amor, por los méritos de Tu Pasión y Tu muerte
y por los dolores de Tu Madre Santísima. Amén.
(Se aconseja leer del Evangelio las citas que acompañan a cada dolor)
Primer Dolor - La profecía de Simeón (cf. Lucas 2,22-35)
Qué grande fue el impacto en el Corazón de María, cuando oyó las tristes
palabras con las que Simeón le profetizó la amarga Pasión y muerte de su
dulce Jesús. Querida Madre, obtén para mí un auténtico arrepentimiento por
mis pecados.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Segundo Dolor - La huida a Egipto (Mateo 2,13-15)
repentinamente de noche, a fin de salvar a su querido Hijo de la matanza
decretada por Herodes. Cuánta angustia la de María, cuántas fueron sus
privaciones durante tan largo viaje. Cuántos sufrimientos experimentó Ella en
la tierra del exilio. Madre Dolorosa, alcánzame la gracia de perseverar en la
confianza y el abandono a Dios, aún en los momentos más difíciles de mi vida.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Tercer Dolor - El Niño perdido en el Templo (Lucas 2,41 -50)
Qué angustioso fue el dolor de María cuando se percató de que había
perdido a su querido Hijo. Llena de preocupación y fatiga, regresó con José a
Jerusalén. Durante tres largos días buscaron a Jesús, hasta que lo
encontraron en el templo. Madre querida, cuando el pecado me lleve a perder a
Jesús, ayúdame a encontrarlo de nuevo a través del Sacramento de la
Reconciliación.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Cuarto Dolor - María se encuentra con Jesús
camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis)
Acércate, querido cristiano, ven y ve si puedes soportar tan triste
escena. Esta Madre, tan dulce y amorosa, se encuentra con su Hijo en medio de
quienes lo arrastran a tan cruel muerte. Consideren el tremendo dolor que
sintieron cuando sus ojos se encontraron - el dolor de la Madre bendita que
intentaba dar apoyo a su Hijo. María, yo también quiero acompañar a Jesús en
Su Pasión, ayúdame a reconocerlo en mis hermanos y hermanas que sufren.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Quinto Dolor - Jesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39)
Contempla los dos sacrificios en el Calvario - uno, el cuerpo de Jesús;
el otro, el corazón de María. Triste es el espectáculo de la Madre del
Redentor viendo a su querido Hijo cruelmente clavado en la cruz. Ella
permaneció al pie de la cruz y oyó a su Hijo prometerle el cielo a un ladrón
y perdonar a Sus enemigos. Sus últimas palabras dirigidas a Ella fueron: "Madre,
he ahí a tu hijo." Y a nosotros nos dijo en Juan: "Hijo, he
ahí a tu Madre." María, yo te acepto como mi Madre y quiero recordar
siempre que Tú nunca le fallas a tus hijos.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Sexto Dolor - María recibe el Cuerpo de Jesús al
ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46)
Considera el amargo dolor que sintió el Corazón de María cuando el cuerpo
de su querido Jesús fue bajado de la cruz y colocado en su regazo. Oh, Madre
Dolorosa, nuestros corazones se estremecen al ver tanta aflicción. Haz que
permanezcamos fieles a Jesús hasta el último instante de nuestras vidas.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Séptimo Dolor -Jesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42)
¡Oh Madre, tan afligida! Ya que en la persona del apóstol San Juan nos
acogiste como a tus hijos al pie de la cruz y ello a costa de dolores tan
acerbos, intercede por nosotros y alcánzanos las gracias que te pedimos en
esta oración. Alcánzanos, sobre todo, oh Madre tierna y compasiva, la gracia
de vivir y perseverar siempre en el servicio de tu Hijo amadísimo, a fin de
que merezcamos alabarlo eternamente en el cielo.
-Padrenuestro, siete Ave Marías, Gloria al Padre
Oración final
Oh Doloroso e Inmaculado Corazón de María, morada de pureza y santidad,
cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que siendo siempre fiel a
la voz de Jesús, responda a Su amor y obedezca Su divina voluntad. Quiero,
Madre mía, vivir íntimamente unido a tu Corazón que está totalmente unido al
Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus
virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.
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