sábado, 2 de mayo de 2015

Evangelio 5º Domingo de Pascua



LA SAVÍA DE DIOS CORRE POR LA VID,   QUE ES CRISTO 
Y SE PROLONGA A LOS CRISTIANOS
La vida verdadera de Dios corre por Cristo.  “Yo soy la vid y vosotros los sarmientos”, no se trata de dos cosas distintas. En la medida en que los sarmientos estén unidos a la cepa, tendrán vida y darán frutos. Para que los sarmientos puedan producir frutos deben estar unidos a la vid para así conseguir y recibir la savia.
Por tanto hemos de estar injertados a la vida, a Cristo. Solo así podremos dar frutos. Solo así nuestros frutos serán: el amor, el servicio y la verdad. Nuestra misión consiste en hacerlos fecundar y ponerlos al servicio del prójimo. ¿Me siento injertado a la Buena vid?
Lo que mantiene viva una planta, capaz de dar frutos, es la savia que la atraviesa. ¿ Cuál es la savia que está presente en mi corazón y que me mantiene vivo y capaz de dar frutos?
¿Cuáles son las podas o momentos difíciles que he pasado en mi vida y que me han ayudado a crecer?

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