NO JUZGUES, NO CONDENES
A Jesús estando en el templo le llevaron una mujer adúltera
y le dijeron que hacían con ella, pues según la ley de Moisés había que
apedrearla. Y dijo Jesús “El que esté libre de pecado que eche la primera
piedra” ... y a la mujer “Anda y no peques más”...
EN TRA EN TU INTERIOR
Juzgar y condenar, muchas veces van de la mano. Los fariseos
y escribas no van a buscar a Jesús por que confíen en su buen criterio, o
porque lo reconozcan con la autoridad
para decidir la suerte de la mujer. Pero Jesús se muestra poco atento, es más
puede parecer que su actitud sea de indiferencia ante lo que sucede a su
alrededor, “escribe en el suelo” .
Que fácil nos resulta juzgar y condenar. En contrapartida es
impresionante la grandeza y generosidad de perdón de Dios. “Quedaron solos
Jesús y la mujer, en pie”, los acusadores solo piensan en el pecado de la mujer
y la condena de la ley, en cambio Jesús cambiará la perspectiva. Delante de
Dios todos debemos reconocernos pecadores, reconocer nuestras limitaciones, la necesidad
de perdón... En cambio en demasiadas ocasiones vamos cargados con la piedra en
la mano preparada para lanzarla.
Una vez más las
palabras de Jesús nos invitan a mirar en nuestro interior, en nuestro corazón
en nuestras entrañas. Se nos invita a mirar a los demás con esa mirada que Dios
tiene para con nosotros, con la mirada
limpia para no juzgar ni condenar, con la fuerza necesaria para levantar a los
demás de sus miserias... aportando nuestra misericordia, como el Padre tiene
para cada uno de nosotros.
¿Con quién nos identificamos más según nuestras acciones?
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