PONERSE EN CAMINO.
CANTO DE BENDICIÓN, ALEGRÍA Y GOZO
María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un
pueblo de Judá. Cuando Isabel oyó el saludo de María, salto de gozo la criatura
en su vientre…Isabel dijo a voz en grito: - ¡Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu vientre! …
ENTRA EN TU INTERIOR
El evangelista Lucas nos narra el encuentro de Isabel y
María que esperan con gozo el nacimiento de sus hijos: Juan y Jesús. El
encuentro entre dos portadoras de las promesas de Dios, un encuentro entre la
anciana Isabel y la joven María. Isabel representará el Antiguo Testamento que
está terminando y María el Nuevo Testamento que está empezando. Isabel saludará
a María con la bendición: ¡Bendita tu eres entre las mujeres y bendito sea el
fruto de tu vientre! Desde entonces, millones de veces los cristianos hemos
repetido esta bendición cuando oramos con el “Ave María”
Tras el anuncio del Ángel, María se pone en camino, al
servicio de quien le necesita – su prima Isabel- que también ha sido bendecida
con la maternidad. María acude a su ayuda, no para ser servida sino para
servir, Jesús también nos dirá: “El Hijo del hombre
no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por
muchos”.
Por
qué tener a Dios en nuestro corazón, es salir hacia afuera, aprisa, con
premura, sin demora a ayudar a los más necesitados. Y con humildad y grandeza
de alma como María llevemos también alegría y la felicidad para experimentar el
gozo de servir, de estar a la escucha, atentos a nuestro alrededor, y ponernos
en camino. El Evangelio respira servicio y alegría. Vivamos pues estos días con
este gozo y esta alegría de la llegada de Jesús. La Navidad es el gozo de
recibir a Jesús y envolverlo en nuestro corazón. Recibamos el gozo y la alegría
de la Natividad.
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