miércoles, 11 de noviembre de 2020



 MEDITACIÓN EUCARISTICA: ESCONDER LA FELICIDAD

En el principio de los tiempos, se reunieron varios demonios para hacer una maldad. Uno de ellos dijo: "Debemos quitarles algo a los hombres, pero, ¿qué les quitamos?".

Después de mucho pensar uno dijo: "¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la puedan encontrar". Propuso el primero: "Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo", a lo que inmediatamente repuso otro: "No, recuerda que tienen fuerza. Alguna vez, alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán dónde está".

Luego propuso otro: "Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar", y otro contestó: "No, recuerda que tienen curiosidad. Alguna vez alguien construirá algún aparato para poder bajar y entonces la encontrará".

Uno más dijo: "Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra". Y le dijeron: "No, recuerda que tienen inteligencia y un día, alguien construirá una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la descubrirá, y entonces todos tendrán felicidad".

El último de ellos era un demonio que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás. Analizó cada una de ellas y entonces dijo: "Creo saber donde ponerla para que realmente nunca la encuentren".

Todos se giraron asombrados y preguntaron al mismo tiempo: "¿Dónde?". El demonio respondió: "La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán".

Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así: el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la lleva consigo.

En esta tarde Señor sacramentado, queremos meditar sobre la felicidad, no cualquiera sino aquella que tú quieres, aquella que desde la creación Dios colocó en nuestros corazones. Podemos concluir que la felicidad es una actitud que podemos asumir conscientemente, una decisión que tomamos como personas. La felicidad es una cualidad del hecho de estar en armonía con uno mismo, con los demás y con Dios; un sentimiento que en vez de buscar debemos saber vivir y disfrutar. La felicidad es un estado emocional y, como tal, viene de dentro. Esto no lo debemos dudar nunca. Hay muchas circunstancias en la vida, pero uno puede ser feliz sencillamente estando con uno mismo, sin tener necesidad de nada más.

Hay muchas cosas que consiguen acercarnos a la felicidad. Hay muchas de ellas que provienen del exterior: la vida con la pareja, tener una gran familia con quien compartir buenos momentos, sacar buenas notas en la universidad, trabajar en lo que me gusta, tener buenas y bonitas amistades, etc… y seguro que muchas más.

Ya sea a nivel personal, familiar o de trabajo, cuando uno piensa y hace lo que siente puede llegar a ser feliz.

Aprendamos de Jesús, Él siempre prefiere la salud, la integración, el bienestar, la liberación de otras personas que implica la recuperación de una dignidad injustamente arrebatada. Jesús parece ser feliz cuando puede hacer felices a otros. En esta actividad desarrolla sus potencialidades y va realizando sus objetivos existenciales y religiosos.

La generosidad beneficia a la misma persona generosa. El amor y la fe redundan en quien ama y cree. El desbordamiento sin cálculos deja desbordado al propio actor.

Cuando aquella mujer derrama el perfume de nardo en los pies de Jesús y su aroma impregnó toda la casa, hizo con su gesto generoso y gratuito que Jesús disfrutara del momento y sus pies impregnados del perfume y los cabellos de la mujer, anticipan la felicidad plena de la Pascua. El relato presenta una nueva modalidad de acceder a la felicidad. Si yo te hago feliz, yo soy feliz.

Enséñanos Señor a hacer felices a los demás y ahí en el servicio descubriremos el secreto de la felicidad y de la vida.

Este se descubre poco a poco, avanzando y recorriendo el camino de la felicidad. Iremos avanzando hacía el sitio dónde queremos, algo que seguro que nos va a hacer felices… tanto si llegamos a buen puerto como si no, al menos habremos disfrutado del proceso.

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