sábado, 19 de marzo de 2022


 

2022 AÑO C SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ

 La festividad de San José nos ilumina en este camino cuaresmal. Hoy Dios promete al rey David que, de su linaje real, de su descendencia nacerá el Mesías. Ese descendiente del rey David es José que al aceptar la voluntad de Dios acogerá a María en su casa y por tanto a su descendencia.

El ángel le anuncia: “No temas José, porque la concepción de tu esposa viene del espíritu Santo”. José cree y asume la misión que Dios le asigna: "Tú le pondrás por nombre Jesús". Con la fe viene una vocación, un cometido. José cumplirá la misión de ser esposo de María y padre terrenal de Jesús. Lo cumplirá perfectamente con gran humildad, con gran sencillez.

También Dios Padre nos ha confiado el ser custodio el uno del otro, custodios de la familia, custodios de los amigos, custodios de la humanidad.

El Evangelio habla poco de José, nos dice solamente que era Justo, por lo que actúa en docilidad y obediencia. Respeta a María y actúa con prudencia y cuando todo se aclara, acepta el plan de Dios y confía. No se queja. Simplemente dice sí. Todo ello está impregnado de amor. Un amor enamorado y apasionado hacia María, purificado en la duda y el dolor. Y un amor entregado, que le permitirá que ya no viva para sí mismo, sino para el plan de Dios sobre los hombres.

José de Nazaret, es un hombre capaz de soñar, de custodiar y llevar adelante el sueño de Dios. Como dice el Papa Francisco, un ejemplo para todos y de forma particular para los jóvenes, a los cuales enseña a no perder nunca “la capacidad de soñar, de arriesgar y de asumir tareas difíciles”.

El Papa habla de José como el guardián de las debilidades. El hombre escondido, hombre del silencio, hombre que hace de padre adoptivo; que tiene la autoridad con Jesús, pero sin hacerla ver.

A él, a su corazón, Dios confía cosas débiles: de hecho, una promesa es débil, así como es débil un niño, pero también una joven de la que él tuvo una sospecha. Debilidades que experimentará en el nacimiento del niño, en la huida a Egipto, en el trabajo cotidiano.

Quisiera felicitar de modo particular hoy a los padres, a los que ejercen de padres y custodios de los demás. En la cultura actual es una figura un tanto desaparecida, como muy difuminada y va predominando la idea de liberarse de su tutela, romper con lo que él representa, para ser libres. La paternidad es un elemento fundamental para nuestra vida. Por eso me gustaría felicitar hoy a quienes el Señor os ha dado la vocación de padres como san José.

Pidamos al Señor que nos bendiga, nos conserve y nos confirme en la fe. Que podamos vivir con gozo la misión que nos ha confiado de ser custodios los unos de los otros.

Se lo pedimos hoy al Señor por intercesión de san José y de su esposa la Virgen María. Amén.

 

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