EL PAJARO CAUTIVO
Este tiempo de cuaresma
es para liberarnos de nuestras ataduras, de aquello que nos oprime y nos impide
vivir como auténticos hijos de Dios y hermanos de todos los hombres. Vemos como
en nuestro mundo predomina la codicia, el egoísmo, la violencia, la guerra y
nos sentimos amenazados porque muchas veces la solución está fuera de nuestro
alcance. Por eso hoy en esta tarde, delante de ti Jesús sacramentado queremos
ofrecerte nuestra vida y nuestras energías para luchar por nuestra conversión y
para ser sembradores de paz y de amor a nuestro alrededor, que nunca
desfallezcamos y que siempre nos sintamos animados a ser testigos de tu gran
amor para con todos, sobre todo con los que más lo necesitan.
Oigamos
esta historia: El pájaro cautivo
Cierta vez un mercader tenía enjaulado un pájaro
originario de la India. Como a pesar de mantenerlo cautivo, sentía aprecio por
él, le dijo:
- Partiré de viaje a tu tierra natal. ¿Quieres que
te traiga algo de allí?
- El pájaro respondió: Ya que no estás dispuesto a
darme la libertad, visita la selva en que nací y anuncia a mis hermanos que me
tienes cautivo.
El mercader así lo hizo y, apenas les dio la
noticia, un pájaro silvestre semejante al que retenía en la jaula cayó al suelo
y quedó inmóvil. El comerciante pensó que debía ser un pariente de su ave y se
sintió triste por haberle causado la muerte. De regreso al hogar, el pájaro le
preguntó si traía buenas noticias de la India.
- Me temo que no -respondió el mercader- Uno de tus
parientes sufrió un colapso y cayó a mis pies cuando le dije que te tenía en
cautiverio. Apenas dijo estas palabras, el ave tambaleó y se desplomó en el
fondo de la jaula.
“La noticia de la muerte de su pariente también lo
ha afectado”, pensó el mercader. Y entristecido, recogió al pájaro y lo
depositó con cuidado en el marco de la ventana. De inmediato, el ave revivió y
voló al árbol más cercano. El pájaro dijo: Lo que creías una tragedia era un
mensaje que me enviaba mi hermano. Él me indicó la manera de escapar de ti. Y
se alejó volando, libre al fin.
Señor Jesús ayúdanos a
liberarnos de nuestras prisiones, de aquellas cosas que nos tienen presos, que
seamos capaces de realizar un camino cuaresmal adecuado para que lleguemos a la
Pascua como hijos libres y resucitados; que apreciamos la vida plena que tú nos
ofreces. Amén
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