sábado, 8 de noviembre de 2025


 

ACCIÓN DE GRACIAS

Somos templos vivos de Dios.

Y precisamente por ello, necesitamos “construirnos” día a día.

Mejorarnos y renovarnos.

Cada iglesia, en cientos lugares del mundo, se convierte en un estandarte que pregona la presencia de un grupo que espera, intenta vivir y seguir las enseñanzas de Jesús Maestro.

Sólo podremos edificar un mundo mejor, si nos edificamos, primero, a nosotros mismos.

Dejemos que brille la naturalidad que Dios nos ha dado.

Los extremos son malos.

La belleza del templo católico es, precisamente, la comunidad que celebra y se congrega dentro de él.

La mayor inversión que podemos hacer es, vivir lo que escuchamos dentro de cada iglesia.

Lo contrario sería un maquillaje con sonidos de campanas, altas torres y bonitas fachadas pero con poco cimiento y fundamento.

El Señor nos invita cada día a ofrecer y levantar un espacio de nuestro corazón y de nuestra vida a Dios.

Y, eso, no es maquillaje es –simplemente- hacer de nosotros mismos un templo vivo, eficaz y real para Dios.

Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario