MI CORAZÓN – TÚ CASA
La fe nos abre el camino
para entender los signos que Dios nos
regala, también éste del templo destruido y levantado. Cristo crucificado y
resucitado- Él es el nuevo templo-. Jesús ve los abusos y, frente a ellos, no
permanece indiferente sino que interviene con autoridad defendiendo
abiertamente su visión del Templo “Casa del Padre”. Nos enseña que lo que debe
ocupar los pensamientos, las preocupaciones y toda la actividad es el Padre
mismo, y no idolatrar el dinero, el mercadeo. También nosotros debemos buscar a los crucificados a quien amar, a los pobres a quien levantar.
¿Se refleja en mí actuar? ¿Reconozco mi cuerpo – mi corazón, como Templo del
Espíritu Santo?
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