jueves, 26 de marzo de 2015

RETIRO CUARESMA 2015



La infinita Misericordia de Dios
(21 marzo de 2015)

Queridos hermanas y hermanos, estamos reunidos en la presencia del Señor para hacer medio día de retiro. El término “retiro” tiene muchos significados pero quiero destacar por lo menos dos.
v  Primero: Es un lugar tranquilo y apartado.
v  Segundo: Abandonar una ocupación habitual / irse a descansar.
v  Hermanos, muchas veces entendemos e interpretamos las cosas como queremos según nuestro interés. Hacer / participar en un retiro no significa escuchar una charla y tampoco llenar nuestra mente con las informaciones o ideas. Si queremos hacer este retiro, en modo significativo, tenemos que vaciarnos de nuestras ideas y nuestros pensamientos. Esto es uno de los prerrequisitos necesarios para hacer un paso más hacia el Señor que nos llama al encuentro personal.
v  Nadie pone un remiendo de paño sin cardar a un vestido viejo, porque lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor. Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos porque los odres revientan, el vino se derrama, y los odres se estropean; sino que el vino nuevo se echa en odres nuevos, así ambos se conservan (Mt.9,16-17).
v  ¿Sabéis dónde hay un lugar tranquilo? Si vamos a buscarlo en el mundo entero, estoy seguro que no lo encontraremos. ¿Y eso…?
v  Esto no significa que no haya un lugar tranquilo. Sí hay…dentro de cada uno pero os digo que no es fácil encontrarlo y tampoco imposible.
v  Si quiero ver las cosas en un lago, puedo hacerlo solo cuando el agua está calma y no hace viento. En el mismo modo, por la ayuda del Señor y por nuestro compromiso podemos llegar a un lugar tranquilo que es nuestro corazón liberándose poquito a poco de aquello que nos inquieta.
v  Si uno no sabe y no se da cuenta de lo que está dentro, pero con su buena voluntad quiere trabajar e intenta con sus capacidades hacer un camino… sería un fracaso. Porque sin el fundamento, no puede construir nada. Si lo hace, va a arruinarlo todo.
v  Entonces, guiados por el Espíritu Santo a través un silencio profundo, la oración contemplativa y la meditación constante, uno puede convertir su corazón en un lugar de serenidad y de paz.
v  Como sabéis que el corazón es el espejo que refleja claramente el estado de nuestra alma en relación con Dios, con los demás y con las cosas a gusto y a disgusto.
v  Ahora, vamos a hacer una pequeña meditación, intentando relajarnos, pacificarnos, en cuanto sea posible. ¡Ojo! Están los demonios y sus ángeles (sentimientos perversos, pensamientos malos) a tu lado vigilando cada oportunidad para molestarte o distraerte.
v  Sí, somos débiles e infieles a nuestros compromisos cristianos en la familia y la sociedad. Tenemos mil límites. A pesar de todo esto, el Señor ha sido y será misericordioso con nosotros. Porque Nuestro Dios nunca se deja de ser lo que es. Este es el mensaje que la Pascua nos trae…el mensaje de la infinita Misericordia de Dios.
v  No os preocupéis, el Señor os asistirá. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que queréis y os sucederá (Jn.15, 7).



Queridos hermanos, estamos a aquí reunidos en el nombre del Señor para prepararnos interiormente para que hagamos el camino junto a Jesús hacía Jerusalén. El lugar a donde todas las promesas de Dios van a ser cumplidas para la Salvación de la creación entera. El tiempo de cuaresma es el tiempo de Gracia, el tiempo de reconocimiento, el tiempo de renovación, el tiempo de conversión. Si estamos de acuerdo con esta orientación espiritual, como creyentes en Jesús, no es justo ser espectadores de lo que vamos a celebrar en la semana Santa sino asociarnos íntimamente a Jesús para que la Pascua de Cristo sea también nuestra pascua…
*      En primer lugar imitando a Jesús, hay que dejarnos completamente en las manos de Dios para que aprendamos de su infinita misericordia. Este acto de entregarnos a Dios implica necesariamente la confianza total. Esto es el mensaje de la Salvación que Jesús nos comunica a través de su pasión y su muerte.
v  La celebración de Pascua siempre extiende una invitación a toda la humanidad para reconocer la bondad de su amor y su misericordia.
v  ¿Por qué Dios quiere que reconozcamos su amor y su misericordia?
v  Si no me equivoco, al reconocer la riqueza de su amor y su misericordia hacia a cada uno de nosotros y a los demás, nos despierta de la cultura de indiferencia e incredulidad para abrirnos hacia la plenitud de la vida.
v  Quiero aplicar este proceso de incubación. Cuando un huevo se rompe desde dentro, nace la vida, si lo que se rompe es desde fuera, destruye la vida. Es decir, el cambio, la conversión y la transformación provienen de una experiencia profunda con Dios. Cualquier cambio o transformación que nace del encuentro personal con Jesús, toma la posesión de su ser y actúa con convicción para que la gracia fructifique en abundancia.  
v  Así, empiezo a ver las cosas y las realidades de un modo distinto. Es decir, ver las cosas y las personas con el sentimiento de Jesús. Por eso, san Pablo nos exhorta, “Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo” (Fil. 2,5).
v  Esto es la base imprescindible para que uno pueda hacer un camino de vida humana y espiritual. Pues sí, podemos afirmar con Karl Rahner que no hay espiritualidad cristiana donde no está implicada la propia experiencia humana y la propia vida.
v  La espiritualidad cristiana y la vida normal se compenetran, se promueven recíprocamente. Entonces, una verdadera espiritualidad siempre tiene una atención profunda hacia la humanidad. Pero, cuando una espiritualidad excluye la humanidad, cesa de ser una espiritualidad auténtica. De hecho, la espiritualidad, lanzada por Jesús, abraza la dignidad humana a toda costa y por eso a Él le costó su vida. Este es el precio que Él pagó para inaugurar el Reino de Dios entre nosotros.
v  La lucha de Cristo es para una nueva espiritualidad integrante en la cual prevalece la misericordia y el amor. Hay muchos ejemplos en el Evangelio.
v  Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificios (Mt. 9, 13). Es decir, Dios prefiere el sentimiento interior de un corazón sincero y compasivo a la exterior de la ley.
v  Jesús, al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor (Mt.9,36).
v  Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré… aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas (Mt. 11,28-29).
v  Dejad que ambos (el trigo y la cizaña) crezcan juntos hasta la siega (Mt. 13,30)
v  Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a sus enfermos… No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer.
v  Jesús subió al monte y llamó a los que Él quiso; para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar (Mc. 3,13). 
v   Todo lo que ocurre en la semana Santa es una manifestación completa del amor de Dios. Como bautizados, ante todo, tenemos que contemplar con una mirada del Espíritu Santo. Porque Él penetra a la profundidad del misterio divino y nos hace capaces de asimilarlo gradualmente.
v  El proceso de asimilación es un proceso de confrontación. En este proceso cada uno decide dejar libremente la conducta del demonio. Estoy seguro que no será fácil. Sin embargo, estamos invitados a fiarnos en la ayuda del Señor.
v  Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Quien permanece en mí y yo en él dará mucho fruto; pues sin mí podéis hacer nada (Jn.15,5). Porque para Él todo es posible.
v  Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. ¿Qué significa  ser misericordioso? Ser misericordioso el fruto de nuestra comunión con Jesús.
v  En un primer lugar, escuchar al otro sin prejuicio y en segundo lugar, comprenderlo. Estos dos pasos son importantes para que él/ella se sienta escuchado/a y comprendido/a. Esta experiencia lo/la empuja con cariño a abrirse hacia la gracia. Donde hay gracia, está Jesús; donde está Jesús, hay misericordia y amor.
v  Ser misericordioso implica también sentirse la necesitad del otro como fuera mía y ayudar en la medida posible para que él / ella se sienta acogido/a; atendido/a; y amado/a (Lc. 10,25-37)
v  Esto tipo de acontecimiento es un acto de gracia que nosotros podemos seguir. Aquí la Palabra de Dios se encarna. Es que “a dónde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom.5, 20). San Pedro dice que Dios nos mandó a su único Hijo cuando éramos pecadores.  Entonces, está claro que la gracia es la gracia en cuanto no la merecemos.
v  La gracia sabe todo y hace todo para que todo el mundo obtenga la vida en abundancia.
v  El misterio pascual no solo nos libra del pecado sino nos llena con la gracia y la verdad (Jn.1, 17).
*      La Pascua nos hace capaces de convertirnos como los testigos de su amor y su misericordia. Esto sería… en cuanto miramos con la mirada de Dios; escuchamos con los oídos de Dios; acercamos a los demás con cariño y con compasión; compartimos generosamente lo que tenemos con los necesitados. (2Pet.1, 3-11).
*      Señor Jesús, hazme adquirir un corazón nuevo. lléname con tu sabiduría, tu amor y tu misericordia. Por su gracia hazme saborear los valores del Evangelio en mi cotidianidad y anunciar con alegría que tú estás conmigo. Confiando en ti, me siento fuerte y tengo la ilusión de transformar mi vida según tu voluntad, para crear una amistad buena con todos, en modo particular con quienes mi corazón no está en paz. Porque la paz es la gracia de tu Pascua.  Amén.

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