En esta tarde
ante el Señor sacramentado queremos abrir nuestros corazones a su presencia en
lo más íntimo de nosotros. Él nos refuerza y nos anima a vivir y a realizar
nuestros sueños, nuestras inquietudes. Esta
reflexión de Gabriel García Márquez nos puede ayudar a centrarnos más en lo
esencial y lo importante
LOS ZAPATOS NEGROS
La última vez que le regalé unos zapatos a mi madre,
fueron unos mocasines negros. Las estrenó ese mismo día. Cuando se las vi
¡hasta me sorprendí!...
Se las había comprado para “un día especial” y le
pregunté:
- ¿por qué las has estrenado tan rápido?
Y me contestó...
- “¿Ajá, y si me muero mañana?... las va a estrenar
otra. ¡No mi hijo, estás son para estrenarse hoy mismo!” Dos meses después mi
madre falleció.
Hoy volví a recordar los zapatos negros de mamá
-algo desgastados- Y recordando me pregunto:
- ¿Qué estamos esperando para estrenar?
- ¿Qué es realmente un día especial?... cuando la
vida se vive una sola vez.
Así pasamos la vida... esperando el momento
adecuado, el momento preciso, el día especial para estrenar aquello que nos
hará sentir mejor.
¿Cuánta gente llegó aquí sin decir lo que quiso, sin
ponerse lo que quería, sin regresar a algún lugar o sin pedir perdón?
¿Los amores que jamás fueron... por esperar un poco
a decirlo?
¿Los matrimonios que se rompieron porque el otro...
no dijo "perdón" primero?
¿Los amigos que dejaron de hablarse... por un mal
entendido?
¿La familia que jamás volvió a reunirse... porque no
encontraban un día?
¿Los sueños que se quedaron en sueños... por esperar
la oportunidad?
¿La gente honesta que perdimos... porque fue sincera
y nos dolió?
¿Y si no llega mañana...?
¿Qué dejaste sin estrenar... para que otro
estrenara?
¿A quién dejaste... para que otro amara?
¿Qué palabras dejaste sin pronunciar?
¿Con qué perdón en el pecho te quedaste?
¿A quién le debes una explicación?
¿A quién debiste darle una oportunidad?
¿A quién debiste cerrar la puerta, sin jamás mirar
atrás?
¿Qué aventura dejaste sin hacer?
Guardamos sin estrenar palabras, compañía,
sentimientos, sueños... solo por miedo a fracasar, por vergüenza o peor aún
¡por orgullo! Y así vamos calmando los latidos del corazón, sin darnos cuenta
que nos quedamos inertes ante la vida, por esperar a mañana.
El mañana no existe... Es solo una esperanza, una
idea que tal vez no llega, solo nos queda... Hoy. Hay que estrenarse los
zapatos antes que otro... Luchar por lo que amas, luchar por tus sueños y vivir
intentándolo antes que otro se atreva a la mejor hazaña. Recuérdalo: ¡vive la
vida!
Y cada mañana, cuando abrimos los ojos en esta
tierra de “locos”, es la manera en que Dios nos está diciendo: ¡Anda!... ¡vamos!
Atrévete a intentarlo, Arriésgate... Quizás éste sea el día, si fallas no te
preocupes... Yo estaré aquí y si vences... también.
Hoy estuve en el mismo lugar donde está su cuerpo,
en silencio y con lágrimas en mis ojos me acordé de sus zapatillas negras... Y
recordé que yo quería estrenarme unos mocasines de colores y por miedo a que se
mojaran... ¡no me los puse!
¿Y qué si se mojan?... que se sequen.
¿Y qué si se rompen?... los usé.
¿Y qué si no funciona?... ¡lo intenté!
Ahora, ya aquí pensando: HOY es un buen día para
estrenar zapatos... Para comenzar a hacer tus "sueños realidad" ¿Aún
tienes algo sin estrenar?
Entremos en el
silencio del corazón y amemos.
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