2020 AÑO B TIEMPO ORDINARIO XVII. SANTIAGO APOSTOL
Hoy 25 de julio
celebramos la festividad de Santiago apóstol, patrón de España. La tradición
cuenta que él con sus seguidores trajeron la fe a nuestra tierra y que una vez
muerto trajeron su cadáver para que reposara en nuestra tierra. Ser patrón
significa estar cercano, ser ejemplo e intercesor de todos nosotros. Este año
al caer domingo la fiesta del Apóstol, se ha declarado como Año Santo
compostelano.
Hay que reconocer la costumbre
de peregrinar a Compostela desde tiempo inmemorial. En Europa el Camino de
Santiago ha conformado nuestro modo de vivir la fe evangélica y ha servido para
unir diferentes pueblos. En nuestros días hay deseos de espiritualidad y el
Camino parece un medio adecuado para favorecer este encuentro con lo más noble
del espíritu humano.
- La peregrinación y el
camino ha sido desde muy antiguo un símbolo empleado para significar un
reencuentro con uno mismo. Vivir es caminar, dar pasos, marchar hacia el
futuro.
- El camino es siempre
marcha hacia adelante: la meta es la que atrae al peregrino. Sin meta no hay
camino sino un ir de una parte a otra vagando sin sentido.
- El camino se emprende con esperanza, con confianza, con
cierto temor y con incertidumbre. Es necesario andar el camino adecuado, no
extraviarse, no seguir caminos equivocados. Sucede así en la vida. La grandeza
de una persona se mide por la meta y los ideales que moviliza sus esfuerzos.
- La peregrinación, a
lo largo de los días, se va convirtiendo en escuela que permite ahondar en lo
esencial de la vida. El cansancio, la marcha en silencio, la perseverancia en
el esfuerzo, van conduciendo al peregrino hacia el fondo de su corazón.
- La llegada a
Santiago, el encuentro con el apóstol testigo del Señor, la acción de gracias a
Dios, la súplica callada, etc. puede culminar una experiencia religiosa muy
renovadora.
- En el evangelio vemos
los intereses humanos que pretenden ocupar los primeros lugares de honor, las distinciones
y estar por encima de los otros. Pero Jesús trasforma las vidas de los
apóstoles y las nuestras también pueden ser trasformadas. Ellos aceptaron
“beber el cáliz” y nosotros somos hijos de esa experiencia. La fiesta de
Santiago, nuestro Patrono, es una gran invitación para que en nuestras
comunidades cristianas prevalezca el servicio y que nuestras vidas las pongamos
a disposición de los demás.
La mejor manera de
hacer un verdadero camino hacia la tumba del Apóstol Santiago sería trabajar
por una “Iglesia en salida”, no instalada en sí misma. El servicio a los
hermanos como el mejor ejemplo del amor de Dios.
Agradezcamos el don de
la fe que hemos recibido y procuremos vivir nuestra fe en este tiempo concreto,
buscando los medios adecuados para que nuestro testimonio y nuestra palabra
sean comprensibles y cautivadores para la sociedad de hoy. Amén
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