El día 2 de Febrero, se celebra el día de la Vida Religiosa.
Nos uniremos a todos los religiosos de nuestra ciudad, a la celebración que
tendrá lugar a las 17h. en el Convento de las Agustinas de Denia
2022 AÑO C TIEMPO ORDINARIO IV
Verdaderamente sorprende ver que la primera aparición pública de Jesús en la sinagoga de Nazaret termina con el deseo de quitarlo de en medio. Precisamente quienes deberían haberlo comprendido y acogido porque lo conocían y conocían a su familia, son los primeros en oponerse y hoy el evangelio escenifica el tema del rechazo que prefigura la hostilidad, que existirá a lo largo de su vida, de Israel hacia Jesús y el Evangelio.
Al inicio de su
discurso todos están "asombrados por las palabras de gracia
que salían de su boca" y, poco después, "todos en la sinagoga se llenaron de indignación". Del asombro a la indignación en poco tiempo.
Parece un anticipo de lo que sucederá en Jerusalén: todos gritan “Hosanna al
hijo de David” y, a los pocos días, “Crucifícale, crucifícale”. Sus paisanos lo
que buscan es un Dios que sorprenda con efectos especiales, que resuelva
problemas y no uno que cambie el corazón. El corazón del hombre es un misterio
infinito.
Los habitantes de
Nazaret no aceptan que Jesús, el hijo de José, haga milagros y curaciones fuera
de su territorio y no entre ellos. Hay un reclamo egoísta en el fondo de la
indignación de sus conciudadanos:
quieren exclusividad, no aceptan que Jesús haga maravillas fuera de su territorio.
La respuesta del
maestro es clara y los dos ejemplos bíblicos relativos a la actividad de Elías
y Eliseo no dejan lugar a dudas: Jesús
es para todos, la perspectiva de su misión es universal.
Este episodio debería hacernos
pensar seriamente en el estilo de nuestras comunidades cristianas: llegar a
todos o, al menos, hacer que todos puedan ser alcanzados por la Palabra. Como
hacía el maestro que no le importaba sentarse a la mesa con pecadores o hablar
en público con gente de mala reputación, así sus seguidores.
Nuestros programas
pastorales deberían ir siempre más allá de nuestras cuatro paredes y romper
fronteras y divisiones.
Luego lo llevaron al
borde de la montaña para despeñarlo, quieren arrojar a Jesús por un precipicio,
pero Él, tranquilamente, "pasando por en medio de ellos, se pone
en camino".
Como siempre sucede que
en las intervenciones de Dios, de repente hay una novedad, un desgarro en la
historia, una puerta que se abre, una brecha en el muro, un "pero": pero Jesús, pasando
por en medio de ellos, se pone en camino.
No huye, no se esconde,
pasa por en medio; abriendo un surco como un sembrador o un segador, mostrando
que la profecía puede ser estorbada, pero no bloqueada. "No puedes detener el viento, solo pierdes el tiempo" (F.
De Andrè). No perdamos el tiempo en el
viento de Dios. Jesús camina, va, no se cansa, no se asusta. La buena
noticia es para todos. No hay tiempo que perder.
2022 MEDITACIÓN EUCARISTICA: HACER MÁS Y MEJOR
Reunidos hermanos alrededor de la mesa de la eucaristía y delante de Jesús sacramentado nos sentimos felices por su presencia continua en medio de nosotros. Nunca nos abandona, siempre presente junto a nosotros y a los nuestros. Estamos abiertos a que en esta tarde nos comuniques tu amor y nos concedas tu energía, tu ánimo, tu espíritu.
Estamos
convencidos que nuestra fe aumenta cuando la ponemos en práctica y obramos en
consecuencia. Nuestra perseverancia será la mejor prueba de nuestro amor y de
nuestro compromiso. Queremos actuar como tú nos inspiras en cada momento. No
nos conformamos solo con palabras, sino que queremos actuar, queremos demostrar
con nuestra vida que sentimos tu presencia y la presencia del Padre como algo
vital y que se convierte en buena noticia para toda la humanidad. Sobre todo,
la humanidad herida y despreciada.
Escuchemos
esta historia: HACER MÁS Y MEJOR
Érase una vez un seguidor de San Francisco de Asís
que le pedía: "Francisco, enséñame a predicar". Y San Francisco le
llevaba a visitar a los enfermos, a ayudar a los niños, y a dar comida a los
pobres.
Juntos recorrían las calles de Asís haciendo el bien
a todos. El discípulo le preguntó, pero ¿cuándo me vas a enseñar a predicar?
Francisco le contestaba: "hermano, ya estamos predicando".
Predicar con
el ejemplo, con la vida. Nuestra manera de vivir es nuestra predicación. No
hace falta tener un micrófono o subir al púlpito para predicar. Todos somos predicadores.
Nuestra presencia predica nuestra fe, nuestro amor a Jesús y nuestro deseo de
vivir como él vivió.
Es más hermoso
y práctico un sermón que vemos que un sermón que oímos.
Es más eficaz
un sermón que camina que un sermón que se grita. ¿Por qué?
Porque el ojo
es mejor alumno que el oído y el ejemplo es más claro que el consejo. Ambos son
necesarios: el sermón que camina y el sermón que se grita, el sermón que nos
entra por los ojos y el que nos entra por los oídos.
El domingo
pasado Lucas, nos dice que Jesús volvió a su pueblo, Nazaret, lleno del
Espíritu, enseñó en la sinagoga y aquel día abrió el libro e hizo la lectura del
profeta Isaías. Todos tenían los ojos fijos en él. Terminada la lectura dijo: "Hoy se cumplen estas profecías que
acaban de escuchar".
Jesús no vino
a leer la Biblia. Vino a vivirla y a realizarla, la cumplía en cada momento.
Jesús no vino
a predicar cosas lindas. Vino para hacer cosas hermosas y lindas.
Jesús no vino
a enseñarnos el camino. Vino a hacer con nosotros el camino.
Jesús no vino
a predicar el infierno. Vino a abrir las puertas del cielo a todos.
Jesús vino a
"proclamar el año de la gracia del Señor". Amnistía para todos.
Libertad para los cautivos. Buenas noticias para los pobres.
Los
charlatanes, los políticos, los predicadores, todos nosotros, hacemos promesas
y profecías, contamos visiones, ofrecemos la luna, estamos llenos de buenos
deseos, pero que pobres son nuestras obras, que escasas y que tacaños somos en
el obrar como nuestro maestro.
Jesús comenzó
su ministerio diciendo el primer día "hoy se cumple esta escritura" y
pudo decir el último día: "Todo está cumplido". Entre estas dos
proclamaciones desarrolló su vida haciendo el bien a todos aquellos que lo
necesitaban. Los escuchaba, los alimentaba, los curaba, les concedía la
libertad, les liberaba de la posesión, en definitiva, hacia personas libres y
serenas, llenas de vida y entusiasmo. Tal vez le quedaron muchas cosas por
predicar y muchas parábolas que narrar y contar, pero todo estaba hecho y
"todo lo hizo bien".
De ninguno de
nosotros se podrá decir semejante cosa. El reto es no predicar más y mejor sino
obrar más y mejor.
Él nos dijo: “os he dado Ejemplo, haced vosotros lo mismo".
Amén
2022 AÑO C TIEMPO ORDINARIO III
Jesús empieza su ministerio en la sinagoga de Nazaret. Toma la palabra y lee un pasaje del profeta Isaías omitiendo la frase en la que se habla de un Dios justiciero. Cambiar una tilde de la Escritura estaba prohibido, pero Jesús tiene clara su condición de ungido y acepta con valentía su misión: anunciar la buena noticia a los pobres. El proyecto de Dios, el programa de Jesús, implica trabajar por la justicia y la igualdad en este mundo. Por eso es una buena noticia para los oprimidos.
Por ese motivo hoy
celebramos el Domingo de la Palabra de
Dios. La Palabra es un elemento constitutivo de la comunidad reunida en Asamblea
litúrgica, y ella nos va configurando a su medida, tengamos presente el libro
de Nehemías, donde destaca la lectura que realiza el sacerdote Esdras y los
levitas delante de todo el pueblo. Ellos emocionados lloraban.
Por otra parte, en la
Liturgia de hoy, se presenta el Proyecto de Jesús al iniciar su vida pública,
diciéndonos quien es y a lo que vino. Jesús no solo predica la buena noticia,
el evangelio, sino que Él mismo es la buena noticia, es el contenido de ese
mismo Evangelio. Él es la verdadera Palabra de Dios, que, con su Vida y Misión,
trae alegría y salvación a todos. Este Proyecto, va ser el núcleo del mensaje
que inicia en Galilea y se desplegará a lo largo de toda su vida pública,
invitando a tenerlo en cuenta para cuantos siguen sus pasos.
No es una mera
exposición de la Ley. Es un anuncio nuevo, para un tiempo nuevo, de gracia del
Señor, fundado en el Amor. Esta Buena noticia va dirigida fundamentalmente a
todos aquellos excluidos hasta entonces del mensaje salvífico de Dios, como son
los pobres, los ciegos, los marginados, los que sufren la opresión del tipo que
sea, a todos ellos quiere liberar Jesús de sus angustias, ofreciéndoles un año
de gracia del Señor.
Hoy se cumple esta
Escritura: ¡Jesús es la Palabra viva de Dios!
Si seguimos este
programa, nos sentiremos llamados a continuar su propuesta de vida nueva al
mundo. El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Jesús se
siente invadido por el Espíritu de Dios, impregnado por su fuerza. Cristo es el
Ungido. Y los cristianos también. Es una contradicción llamarse cristiano y
vivir sin ese Espíritu de Jesús.
Todos tenemos la misma
misión de Jesús. Me ha enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres, a los
cautivos la libertad y a los ciegos la vista. Jesús se siente enviado y envía a
los doce a sanar enfermos, con una palabra de Verdad, un gesto de Paz y de
Perdón.
La opción por los
pobres no es un invento de unos teólogos, ni una moda del Vaticano II. Es la
opción del Espíritu que anima la vida entera de Jesús y que sus seguidores
hemos de introducir en la historia.
Si el reinado de Dios
se impone, los pobres serán felices. Porque donde Dios «reina» no podrán ya
reinar los poderosos sobre los débiles ni los fuertes sobre los indefensos.
LA TELARAÑA EN LA PUERTA
Una vez más Jesús en el santísimo sacramento del altar nos reunimos en torno a tu mesa para contemplarte y sentirte muy cercano a cada uno de nosotros, a nuestras familias, a nuestras comunidades, a nuestro mundo.
Siempre necesitamos que tu
presencia inunde nuestras vidas y que tus palabras lleguen a nuestro corazón y
lo llenen de esperanza, amor y paz. Siempre queremos sentirnos bien por eso es
bueno alimentar no solo nuestro cuerpo sino también el alma. Estos momentos de
adoración proporcionan esta serenidad necesaria para la existencia. Aprendemos
de tu silencio y de tu palabra. Hoy queremos reflexionar sobre como tú y el
Padre vais conduciendo nuestra vida por caminos que nunca sospecharíamos y que
nos ayudan a sentirnos fuertes y animados a seguir caminando por los caminos
que tú nos trazas. Escuchemos esta historia en la que predomina tu voluntad
efectiva y no la nuestra.
LA TELARAÑA EN
LA PUERTA
Dicen
que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían
atracarlo. El hombre entró en una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo
por las cuevas anteriores a la que él se encontraba.
Con
tal desesperación elevó una oración al Creador:
"Dios
Todopoderoso, haz que tus ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren
a matarme".
En
ese momento escuchó a los hombres acercarse a la cueva en la que él se
encontraba y vio que apareció una arañita.
La
arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra
plegaria, esta vez más angustiado:
-"Señor
te pedí ángeles, no una araña."
Y
continuó: "Señor por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en
la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".
Abrió
los ojos esperando ver el muro tapando la entrada y observó a la arañita
tejiendo la telaraña.
Estaban
ya los malhechores entrando en la cueva anterior y el hombre se quedó esperando
su muerte. Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva, ya la arañita
había tapado toda la entrada. Entonces se escuchó esta conversación:
-
Entremos en esta cueva.
-No.
No hace falta.
-
¡Mira, hay una telaraña! Es imposible que haya podido entrar en esta cueva sin
romperla. Sigamos buscando en las otras.
Esta historia nos hace pensar que
tantas veces pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que
necesitamos, pero Dios nos da aquellas pequeñas cosas que se pueden volver
grandes.
A veces pedimos muros para estar
seguros, pero Dios en cambio nos pide confianza en Él, para dejar que Su poder
se manifieste y haga que algo como que una telaraña nos de la misma protección
que una muralla. Si has pedido un muro y no ves más que una telaraña, recuerda
que Dios sabe lo que realmente necesitamos.
¡Confiemos en Él!... Dejemos que
se haga Su VOLUNTAD y no la nuestra. La fe es creer que se tiene lo que no se
ve. Perseverar en lo imposible.
Hay una frase muy bella que dice:
“Si le pides a Dios un árbol te lo dará
en forma de semilla”.
Pedimos cosas que desde nuestra
perspectiva humana son lo que necesitamos, pero, Dios nos da aquellas con las
cuales nos muestra que, con cosas muy sencillas, él puede hacer mucho más. Como
en esta lectura, a veces pedimos muros para estar seguros, pero no tendría
ningún mérito pues sabríamos y tendríamos la certeza de que estamos protegidos,
Dios en cambio nos pide además confianza en Él, para dejar que su Gloria se
manifieste y haga que algo como una telaraña nos de la misma protección que una
muralla. Amén
2022 AÑO C TIEMPO ORDINARIO II
En este segundo domingo del tiempo ordinario, asistimos a una fiesta en Caná de Galilea: Es una boda donde los novios no son los protagonistas; sino dos invitados, Jesús y María. El evangelio que hemos leído, entendido literalmente, no tiene ni pies ni cabeza. Es absurdo que Jesús saque de la chistera este regalo para los novios. No es un simple milagro, se trata de un signo que nos lleva a realidades profundas y decisivas para nuestra verdadera trasformación interior.
Es impensable que el
mayordomo no hubiera previsto el vino suficiente, cuando era su principal
cometido y encima increpe al novio por haber dado el vino malo al principio.
Era él quien ordenaba qué vino se servía. No es normal que en una casa
particular hubiera seis tinajas de cien litros, dedicadas a las purificaciones.
Es difícil de entender que fuera una invitada la que se diera cuenta y se
preocupara por solucionar el problema.
El punto que cambiará
el rumbo de este acontecimiento es el vino que se está acabando. El vino en la
Biblia es el símbolo del amor y de la alegría. Este banquete entró en crisis y narra,
en metáfora, la crisis de amor entre Dios y la humanidad, una relación que se
desgasta cansadamente, como el vino en las tinajas. Se necesita algo nuevo.
Allí había seis tinajas de piedra vacías... hay que llenarlas de otras cosas,
acabar con la religión de los ritos exteriores, de lavarse las manos como si se
lavara el corazón; se necesita vino nuevo: pasar de la religión del exterior a
la religión del interior, del corazón, vivir una religión del amor que
enloquece, que engendra la alegría y la vida.
En Caná aparece el
rostro nuevo de Dios: un Dios inesperado; que prefiere el hogar al templo; que
no se encuentra en el santuario, en el desierto, en la montaña, sino en la
mesa. Y participa del gozo de los hombres, lo aprueba, se alía con ellos, con
el gozo muy humano, físico, sensible de vivir; con el simple y verdadero placer
de amar. Nuestro cristianismo, que sufre demasiada tristeza, recibe en Caná un motivo
de alegría.
María vive con atención
lo que sucede a su alrededor: "No
tienen vino": El vino se acabó; los esposos no tienen más, su fiesta
está para terminar. Ante la respuesta brusca de Jesús, María decidida: Haced todo lo que él os diga. Estas son
sus últimas palabras: No sólo escuchar a Jesús sino haced lo que diga, haced gesto
y cuerpo, sangre y carne. Y se llenarán las tinajas vacías del corazón. Y la
vida pasará de vacía a llena, de aburrida a florida.
¿Qué es una boda sin
amor y alegría? ¿Qué podemos celebrar cuando estamos tristes y nuestro corazón
está escaso y vacío de amor? Las palabras de María siguen siendo faro para
todos aquellos que pasamos por momentos turbulentos que nos roban la paz y la
alegría que sólo Dios nos puede dar: “Haced lo que él os diga”. El vino bueno se deja para el final, nos está hablando
de la singularidad de Jesús. Su mensaje es como ese vino
excelente, capaz de reanimar una boda, capaz de devolver la Alegría al mundo.
Amén
2022 ENERO MEDITACIÓN EUCARISTICA:
EL DOCTOR MARK
Acabamos de iniciar este nuevo año y nos colocamos delante de tu presencia para pedirte que nos acompañes a lo largo de todo lo que pueda suceder a nosotros o a nuestra familia y acontecimientos que nos rodean. Convencidos como estamos que al final siempre se realiza tu voluntad. Una voluntad que posiblemente no la descubramos al inicio pero que poco a poco iremos apreciándola a lo largo de los acontecimientos.
El Dr. Mark era un oncólogo famoso. Un día voló
para un importante Congreso en otra ciudad donde iba a recibir un premio en
medicina. Sin embargo, una hora después del despegue, hubo un aterrizaje de
emergencia en un aeropuerto cercano. El médico alquiló un automóvil y se
dirigió a la ciudad del Congreso médico.
Sin embargo, poco después de su partida, el clima
empeoró y comenzó una violenta tormenta.
Debido a la fuerte lluvia, Internet desapareció en el navegador, giró en
la dirección equivocada y se perdió.
Después de dos horas conduciendo, se dio cuenta de
que se había perdido. Se sentía hambriento y terriblemente cansado, por lo que
decidió buscar un lugar para quedarse. Finalmente, se encontró con una pequeña
casa. Desesperado, salió del coche y llamó a la puerta.
Una mujer abrió la puerta.
Él le explicó y le pidió si podía usar el teléfono. La
mujer le dijo que no tenía teléfono, sin embargo, lo invitó a entrar y esperar
a que mejorara el clima.
Hambriento, mojado y cansado, el médico aceptó su
oferta y entró. La mujer le ofreció té caliente y le dijo que se retiraba a
rezar. El Dr. Mark sonrió y dijo que solo creía en el trabajo duro.
Sentado a la mesa, tomando un sorbo de té, el médico
observó a la mujer rezar junto a la cama a la tenue luz de las velas. El médico
se dio cuenta de que la mujer necesitaba ayuda, así que cuando terminó de orar,
le preguntó:
- ¿Qué es exactamente lo que quieres de Dios? ¿Crees
que Dios alguna vez escuchará tus oraciones?
La mujer sonrió tristemente y dijo:
- El bebé de la cuna es mi hijo, que tiene un tipo
raro de cáncer, y solo hay un médico, su nombre es Mark, que puede curarlo,
pero yo no tengo el dinero, y el Dr. Mark vive en otra ciudad. Dios todavía no
ha respondido a mi oración, pero sé que me ayudará ... y nada quebrantará mi
fe.
Aturdido y sin palabras, el Dr. Mark simplemente se
echó a llorar y entre susurros dijo:
- Dios es maravilloso ...
Recordó todo lo que le pasó hoy: el accidente de
avión, la lluvia torrencial que le hizo perder el rumbo; y todo esto sucedió
porque Dios no solo respondió a la oración de esta sencilla mujer, sino que
también le dio la oportunidad de salir del mundo material y le dio la
oportunidad de ayudar a los pobres infelices que no tienen más que la oración.
Querido Jesús
esta historia nos abre los ojos a que tu voluntad sobre nuestras vidas está en
movimiento, que podemos escondernos y escapar de tu mirada, pero siempre
regresaremos a ella. Te pedimos en esta noche que nos cuides, que nos protejas,
que nos ayudes a descubrir tu presencia en todos los acontecimientos de la
vida.
Sabemos que tú
no fuerzas, no obligas, no presionas, simplemente nos dejas en libertad,
apostando por la libertad de todos tus hijos y que solo quieres que acudan a ti
por pura iniciativa y por su propia voluntad.
No abandones
este mundo convulso y opaco y acompáñanos siempre con tu presencia suave y
delicada y que nunca dudemos de tu presencia amorosa y cariñosa. Amén
PARROQUIA
DE S.ANTONIO
CHARLA
BÍBLICA a cargo de D. Ricardo Lázaro-Profesor de teología de la Facultad de
Valencia
PARÁBOLAS
DE S.LUCAS.
El
camino del amor y la misericordia: el mandamiento principal de la Ley
La decisión de Jesús de subir a Jerusalén
Un estilo de vida que se desprende del
Evangelio
Por
qué Jesús cuenta esta parábola: «Pero el
maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús: “¿Y quién es mi
prójimo?”» (Lc 10,29)
La parábola del buen samaritano (Lc 10,29-37)
2022 AÑO C BAUTISMO DEL SEÑOR
Jesús, el Hijo encarnado de Dios, es el gran regalo del Padre al mundo en su totalidad, no solo a los cristianos. No lo acogemos de manera egoísta o interesada, sino descubriendo en él, con emoción y gozo grande, el amor y la cercanía de Dios a todo ser humano. El amor de Dios acompaña a todos sus hijos. Dios no es propiedad de los cristianos. No ha de ser acaparado por ninguna religión.
Dice Juan que Jesús es
el más fuerte, porque habla al corazón. Todas las demás son voces que vienen de
afuera, la suya es la única que juega en medio del alma y habla palabras de
vida.
Su fuerza es bautizar,
que significa sumergir al hombre en el océano del Absoluto, y ser imbuido de
Dios, imbuido de su aliento, y convertirse en hijo. Su fuerza es una fuerza
generadora, una fuerza liberadora y creadora, como un viento que hincha las
velas, un fuego que da un calor inesperado.
Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego. El soplo vital y el fuego de Dios entran en mí,
poco a poco me moldean, transforman pensamientos, afectos, proyectos,
esperanzas, según la dulce, exigente y tranquilizadora ley del verdadero amor.
Y luego me instan a cruzar al mundo, trayendo viento y fuego a mi vez, trayendo
libertad y calor, energía y luz. Jesús estaba en oración y he aquí, el cielo se
abrió. La belleza de este detalle: el cielo que se abre. ¡La belleza de la
esperanza! Y nosotros que pensamos y actuamos como si los cielos se cerraran de
nuevo sobre nuestra tierra. Pero los cielos están abiertos y podemos comunicarnos
con Dios: levanta los ojos y puede escuchar, habla y es escuchado.
Tú eres mi Hijo, el amado, en ti me complazco. La voz anuncia tres cosas,
- Hijo: Dios es poder de generación, que como toda semilla genera
según su género. Todos somos hijos de Dios en el Hijo, fragmentos de Dios en el
mundo.
- Amado: Antes de actuar, antes de hablar somos amados, lo sepamos o
no, amor inmerecido, incondicional, unilateral, asimétrico. Amor que anticipa y
que es independiente de todo.
- Mi complacencia. Mi alegría, mi hijo, te miro y soy feliz. El Padre
que me dice con ternura y fuerza: hijo, mi amor, mi alegría, debemos sentirnos
como hijos preciosos y que dan vida.
Muchos fueron
bautizados, pero no lo viven, son personas que poco a poco han arrinconado a
Dios de su vida. Dios no cuenta en absoluto para ellas a la hora de orientar y
dar sentido a su existencia. Casi sin darnos cuenta, un ateísmo práctico se ha
ido instalando en el fondo de nuestra sociedad y en el corazón de muchos de
nuestros hermanos. Todo eso les parece un problema extraño que es mejor dejar
de lado para asentar la vida sobre bases más realistas.
La pena es que no ha
descubierto qué significa “ser bautizado con el Espíritu de Jesucristo”.
Encontrar a Dios significa sabernos acogidos por él en medio de la soledad;
sentirnos consolados en el dolor y la depresión; reconocernos perdonados del
pecado y la mediocridad; sentirnos fortalecidos en la impotencia; vernos
impulsados a amar y crear vida en medio de la fragilidad.
2022 AÑO C NAVIDAD: EPIFANIA DEL
SEÑOR
La Fiesta de Epifanía
celebra la Manifestación del Señor a todos los pueblos. El carácter de esta
fiesta es desvelar un sentido teológico de la humanidad de Jesús. En él se nos
revela Dios haciéndose visible y solidario completamente con la humanidad. Es
la presencia de Dios entre nosotros de una manera inimaginable para la razón.
En la Navidad lo contemplamos en la forma de un niño en precarias condiciones y
con las necesidades de un ser indefenso.
El relato de los magos,
nos los presenta en medio de la noche, siguiendo la pequeña luz de una
estrella. En Jesús se cumplen las palabras del profeta Isaías: El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto
una luz grande. Habitaban en una tierra de sombras, y una luz ha brillado ante
sus ojos.
Seguramente la
oscuridad, la frustración y la impotencia que encontramos en estos momentos
sean los rasgos que acompañan casi siempre el caminar del ser humano a lo largo
de los siglos. Pues a pesar de todos los fracasos y frustraciones, el ser
humano vuelve a recomponerse, vuelve a esperar, vuelve a ponerse en marcha en
dirección a algo. Hay en el ser humano algo que lo llama una y otra vez a la
vida y a la esperanza. Será que somos imagen y semejanza de Dios. Siempre
existirá una estrella que vuelve a encenderse.
Esa estrella conduce
siempre a Jesús. El cristiano no cree en cualquier mesianismo. Y por eso no cae
tampoco en cualquier desencanto. El mundo no está perdido de antemano. No está
en completa tiniebla. El mundo está orientado hacia su salvación. Dios será un
día el fin del exilio y las tinieblas. Luz total. Hoy solo lo vemos en una
humilde estrella que nos guía hacia Belén.
Epifanía es, pues,
fiesta de la luz, luz de Cristo, que es el sol que alumbra nuestras vidas.
Nuestra actitud de acogida del misterio de Navidad debe ser una apertura a la
luz, a ser iluminados.
Una estrella que nos
lleva a confesar a Jesús como el Mesías, rechazado por los judíos y aceptado por
los paganos. El reino de Dios está abierto a todos los pueblos. Por tanto, el
relato de los Magos es el relato de los gentiles que aceptan la fe en el Mesías
Jesús y lo adoran como tal, mientras que Herodes, representante de pueblo
judío, quiere matarlo y deshacerse de él.
Dios quiere la
salvación de todos. Universalidad de la salvación: Dios se ha manifestado a
todos los pueblos, no solo Israel: todos los pueblos caminarán a tu luz. Por
eso la fiesta de hoy es fiesta de la Iglesia misionera. Los magos se ponen en
camino, buscan la luz y la verdad, pero no forman parte del pueblo elegido.
Lo adoran y le ofrecen
presentes, regalos, dones. La fiesta de hoy nos invita a adorar al misterio de
la Palabra hecha carne, luz para todos los corazones que se abran a él. Pero
sobretodo nos invita a ofrecer el mejor regalo, nuestra propia vida, al
servicio de los demás. Después de
adorarlo y de ofrecer sus dones, los Magos regresaron a su tierra. Algo así
tiene que ser nuestra vida cristiana, y de manera especial sabiendo que
Jesucristo se ha presentado como “el camino y la verdad y la vida”.
ADORACIÓN EUCARISTICA: EMPUJAR LA ROCA
Apenas iniciado este nuevo año, nos
encontramos delante de ti Jesús sacramentado para contemplarte y abrir nuestros
corazones a tu presencia. Queremos que nos acompañes a lo largo de este nuevo
año para que caminemos por lugares seguros que nos acerquen a ti y nunca nos
alejen. Oigamos esta bonita historia que nos introduce en la necesidad de
cumplir la voluntad de Dios, siempre y en todo momento.
La
historia de la roca: Un hombre vivía
felizmente cuando de repente, cuando estaba descansando, una luz iluminó su
habitación y apareció Dios. El Señor le dijo: “tengo un trabajo especial para
ti. Irás a un lugar remoto donde encontrarás una gran roca. Tu misión será
empujarla con todas tus fuerzas”.
El
hombre dejando amigos y hacienda, poder y prestigio se puso en camino hacia
aquellas lejanas tierras e hizo lo que el Señor le pidió día tras día. Por
muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso -ante la indiferencia y
asombro de muchos, ante la risa y las dificultades de otros- el hombre empujaba la fría y pesada piedra
con todas sus fuerzas...y ésta no se movía. Todas las noches el hombre
regresaba a su casa muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en
vano.
Aprovechando
esta situación de desaliento y la sensación de fracaso el maligno decidió
hacerse presente en la labor de aquella persona trayendo pensamientos a su
mente: "Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha
movido…déjalo ya". El misionero comenzó a tener la impresión que la tarea
que le había sido encomendada era imposible de realizar y que, en cierta forma,
al no mover ni un solo centímetro aquella roca había fracasado. Estos
pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión.
El
maligno le dijo: "¿Para qué esforzarte todo el día en esta tarea
imposible? Sólo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente. No te molestes en
mover aquello que no lo necesita: date la buena vida y olvídate de todo”.
El
hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes, buscando un crucifijo,
decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos: "Señor,
he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado todas mis fuerzas
por conseguir lo que me pediste, pero, aun así, no he podido mover la roca ni
siquiera un milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado?".
- El
Señor le respondió con compasión: "Querido amigo, cuando te pedí que me
sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con
todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu
tarea era empujar. Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado,
pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora: tus brazos están fuertes y
musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante
presión, tus piernas se han vuelto duras, tu corazón lleno de ideales, tu
personalidad realizada. Y, mira a tu alrededor, hay otras personas que empujan
a multitud de rocas sin que tú lo sepas siguiendo tu ejemplo.
A
pesar de la adversidad has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores
que las que tuviste alguna vez.
Cierto,
no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para
ejercitar tu fe en mí. Eso lo has conseguido. Ahora, querido amigo, Yo moveré
la roca".
Todos llamados en este nuevo año a empujar
esa gran roca que es la injusticia y la violencia, el hambre, la pobreza, la
falta de fe y de esperanza en tantos hombres y mujeres de nuestra tierra.
Esa roca, de la que nos habla esta
historia, es el lugar de trabajo (no solamente de los misioneros/as) sino
también el nuestro. Nos puede parecer un imposible llevar adelante nuestra fe
en este mundo tan convulsivo y sujeto a tantos cambios. Es bueno, por lo menos
para mí, pensar que la fe que mueve montañas es una llamada a ser conscientes
de que es DIOS finalmente quien las mueve. Esto nos debe infundir ánimo y
esperanza en el cometido que estamos desarrollando y caer en la cuenta de que
lo importante, al fin y al cabo, es empujar.
Que Santa María nos de unas buenas
vitaminas de entusiasmo en la acción, perseverancia en el día a día, alegría en
el trabajo, fortaleza en las decisiones, luz en las dudas, clarividencia en la
oscuridad, protección en las horas amargas, salud en la enfermedad y testimonio
de lo que decimos creer y llevar en nuestras manos: Hoy como ayer, con Santa
María estamos llamados a “empujar”.
2022
AÑO C SEGUNDO DOMINGO DE NAVIDAD
Los evangelios de la Navidad nos hablan del nacimiento de Jesús, visto desde abajo, desde una perspectiva terrenal. En cambio, el Evangelio de hoy mira "desde arriba" la entrada del Hijo de Dios en el mundo. Es una página solemne, que nos descubre las profundidades insondables de Dios. "En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios.
En el hijo de Dios, el Verbo encarnado que creó el
mundo está la vida, y la quiso comunicar a los hombres haciéndose carne, es
decir, haciéndose uno de nosotros; acogerlo implica volverse como Él, es decir,
hijos de Dios: en palabras de San Agustín, "el Hijo de Dios se hizo
hombre, para que los hombres se conviertan en hijos de Dios".
Aceptar a Jesús es una decisión libre. El don
incomparable de ser adoptados por Dios de niños no es automático y
generalizado; Dios no obliga a nadie a aceptarlo, ni lo desperdicia
entregándoselo a quienes no están interesados; para obtenerlo se necesita la
libre decisión de aceptar su Palabra hecha carne. Necesitamos la voluntad
positiva para reconocer a Jesús como el revelador del Padre, el camino para
llegar a él.
La Palabra, el Verbo, es la Fuerza que tiene Dios
para comunicarse. En esa Palabra había vida y había luz. Esa Palabra puso en
marcha la creación entera. Nosotros mismos somos fruto de esa Palabra
misteriosa. Esa Palabra ahora se ha hecho carne y ha habitado entre nosotros.
A nosotros nos sigue pareciendo todo esto demasiado
hermoso para ser cierto: un Dios hecho carne, identificado con nuestra
debilidad, respirando nuestro aliento y sufriendo nuestros problemas. Por eso
seguimos buscando a Dios arriba, en los cielos, cuando está abajo, en la
tierra.
No olvidemos que Cristo está en medio de nosotros.
Dios ha bajado a lo profundo de nuestra existencia, y la vida nos sigue
pareciendo vacía. Dios ha venido a habitar en el corazón humano, y sentimos un
vacío interior insoportable. Dios ha venido a reinar entre nosotros, y parece
estar totalmente ausente en nuestras relaciones. Dios ha asumido nuestra carne,
y seguimos sin saber vivir dignamente lo carnal.
También entre nosotros se cumplen las palabras de
Juan: «Vino a los suyos y los suyos no lo
recibieron». Dios busca acogida en nosotros, y nuestra ceguera cierra las
puertas a Dios. Y, sin embargo, es posible abrir los ojos y contemplar al Hijo
de Dios «lleno de gracia y de verdad». El que cree siempre ve algo. Ve la vida
envuelta en gracia y en verdad. Tiene en sus ojos una luz para descubrir, en el
fondo de la existencia, la verdad y la gracia de ese Dios que lo llena todo.