INSCRIPCIONES CATEQUESIS PRIMERA COMUNIÓN
Para los niños que el próximo curso inicien 2º de primarias,
las inscripciones para la catequesis de primera comunión serán los días 6, 7 y
8 de Junio de 18’30 h a 19’30h en los locales parroquiales.
FIESTA DE LA PARROQUIA
El domingo 12 de Junio, en memoria de S. Antonio de Padua,
celebraremos el DÍA DE NUESTRA PARROQUIA.
+ MISA SOLEMNE, CANTADA POR EL ORFEÓ DE DENIA a las 11h.
+ COMIDA FRATERNA a las 13’30h en el colegio de los Hermanos
Maristas
Los interesados pasen por la sacristía para anotarse.
2022 AÑO C TIEMPO DE PASCUA.
ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Con la ascensión de Jesús, con su cuerpo ausente, alejado de nuestra mirada y de nuestro tacto, comienza el anhelo del cielo. Se había encarnado en el vientre de una mujer, revelando el profundo deseo de Dios de ser hombre entre los hombres, y ahora, subiendo al cielo, lleva consigo nuestro deseo de ser Dios.
La ascensión al cielo
no es una victoria sobre las leyes de la gravedad. Jesús no se fue muy arriba o
a algún rincón remoto del cosmos. Ascender es ir a la profundidad del ser
humano, igual que descender es ir a la profundidad de la creación y de las
criaturas, y desde dentro presionar como una fuerza ascendente hacia una vida
más brillante. Jesús nos llama a esta navegación del corazón. Mover el corazón,
no el cuerpo.
El Maestro deja la
tierra un puñado de hombres y mujeres: de la multitud que lo aclamaba el
domingo de ramos, sólo quedaron once hombres asustados y confundidos, y un
pequeño núcleo de mujeres tenaces y valientes. Ellos lo siguieron durante tres
años por los caminos de Palestina, no entendían mucho, pero lo querían mucho.
Ahora Jesús puede volver al Padre, con la seguridad de haber encendido el amor
en la tierra.
Sabe que ninguno de
esos hombres y mujeres lo olvidará. Esa es la única garantía que necesita. Y
confía su Evangelio, y el sueño de los cielos nuevos y la tierra nueva, no a la
inteligencia del primero de la clase, sino a esa fragilidad en el amor.
Luego los condujo a
Betania y, levantando las manos, los bendijo. En el momento de la despedida,
Jesús extiende los brazos sobre los discípulos, los coge y los estrecha junto a
él, y luego los envía. Es su gesto final, definitivo; una imagen que cierra la
historia: sus brazos levantados en alto en una bendición sin palabras,
vigilando el mundo desde Betania, suspendido para siempre entre nosotros y
Dios. El mundo lo ha rechazado y matado, y él lo bendice.
Mientras los bendecía fue
llevado al cielo. Un gesto prolongado, continuado, sin prisas, un verbo
expresado en imperfecto para indicar una bendición que nunca se acaba,
inacabada; una bendición larga que flota en lo alto del mundo y muy cerca de nosotros:
Él con los ojos y las manos de los suyos, sigue bendiciendo el corazón y la
sonrisa, la ternura y la alegría repentina de las gentes. Esa alegría que llega
cuando sientes que nuestro amor no es inútil, sino que será cosechado gota a
gota, vivo para siempre. Que nuestro esfuerzo no es inútil, sino que produce el
cielo en la tierra.
Nuestro Dios ha
ascendido: no más allá de las nubes, sino más allá de las formas; no una
navegación celestial, sino una peregrinación del corazón: si antes estaba con
los discípulos, ahora estará dentro de ellos, fuerza ascendente de todo el
cosmos hacia la vida más brillante.
Hace ya mucho tiempo que lo hemos olvidado, pero
la Iglesia ha de ser en medio del mundo una fuente de bendición. En un mundo
donde es tan frecuente «maldecir», condenar, hacer daño y denigrar, es más
necesaria que nunca la presencia de seguidores de Jesús que sepan «bendecir»,
buscar el bien, hacer el bien, atraer hacia el bien.
Una Iglesia fiel a Jesús está llamada a
sorprender a la sociedad con gestos públicos de bondad, rompiendo esquemas y
distanciándose de estrategias, estilos de actuación y lenguajes agresivos que
nada tienen que ver con Jesús, el Profeta que bendecía a las gentes con gestos
y palabras de bondad.
La hormiga desmotivada
Estando delante de ti Señor
sacramentado nos viene a la memoria muchas realidades y acontecimientos de
nuestra vida. A veces olvidamos que tú estás siempre a nuestro lado y nos
animas y nos empujas a caminar. Nunca debemos olvida lo más importante y dejar
de lado lo secundario, lo que no interesa, lo que nos es esencial.
La
hormiga desmotivada: Había una hormiga que llegaba temprano a su trabajo todos los días y
comenzaba su jornada inmediatamente, hacía todo con dedicación y excelencia.
Era una hormiga muy productiva y estaba feliz con su función. Un día, el león
quien era su jefe, se dio cuenta de que la hormiga trabajaba sin supervisión y
pensó: si ella era tan productiva sin supervisión, ¡imagínese entonces si
estaba supervisada!
Así
pues, el león decide contratar a la cucaracha, quien tenía demostrada
experiencia en supervisión y además era famosa por redactar unos fantásticos
informes. En su nuevo papel, la cucaracha se propuso como primer objetivo
implantar un sistema de fichaje de entrada y salida de los empleados, con el
fin de vigilar la presencia de los empleados. Tan pronto acabó con el control
de presencia, decidió buscar una secretaria que le ayudara a reunir los
informes, organizara los documentos y contestara el teléfono, así que, tras
varias entrevistas contrató a una araña.
El
león estaba encantado con los informes que producía la araña y le pidió que
además añadiera gráficos a los informes para describir las tendencias y rangos
de producción, así él podría usar los informes en las presentaciones del
consejo de administración.
La
cucaracha entonces decidió que necesitaba comprar un ordenador y una impresora
láser para mejorar los informes de producción. En ese momento se dieron cuenta
de que con el nuevo equipamiento deberían contratar a un “manager” de
informática para mantener la impresora y el ordenador.
La
hormiga entre tanto, que un día fue tan productiva y feliz, comenzó a sentirse
agobiada por todos los datos e informes que le solicitaba la cucaracha y que
ahora consumían muchísimo de su tiempo. El león se percató de la situación y
decidió que era el momento exacto para contratar a un jefe de departamento para
el área donde trabajaba la hormiga, ya que estaba creciendo mucho.
Realizó
un larguísimo proceso de selección y finalmente decidió contratar a la cigarra.
La cigarra, una vez se hizo cargo del departamento, necesito también un
asistente que trajo de su anterior trabajo, la pulga, juntas elaboraron una
estrategia de mejoras para el departamento y un control de presupuesto, en
medio de este crecimiento abrupto estaba la hormiga que cada día se sentía más
triste y desmotivada.
El
gerente cigarra se dio cuenta de que la unidad donde trabajaba la hormiga ya no
rendía como antes, por lo que contrató a la lechuza, que era una consultora muy
reconocida y famosa, para hacer un diagnóstico de la situación.
La
lechuza trabajó en este diagnóstico durante tres meses, y en su extenso informe
de conclusiones, afirmó que había mucha gente en la empresa. Entonces, llegó el
momento de despedir a alguien de la compañía. La hormiga a pesar de que había
rendido mucho en el pasado, estaba desmotivada y no podía seguir el ritmo de la
compañía.
Cuantas veces nos dejamos llevar
por la codicia y solo pensamos en aumentar las ganancias, sin valorar todos los
esfuerzos realizados desde el principio, dando lo mejor de cada uno de nosotros
y rindiendo el máximo en el trabajo y en las actividades emprendidas. Este
cuento nos muestra la historia de lo poco que cuidamos lo principal: es decir cuidar
e invertir en aquellos que hicieron crecer nuestra vida en primer lugar. La
hormiga, sintiéndose desanimada e inhibida por tanta novedad, empezó a producir
mucho menos y pronto fue descartada, como si ese fuera el problema.
Así es Señor Jesús, sostenemos
muchas relaciones y, en algún momento, comenzamos a descartar a las personas
que están con nosotros desde el principio, solo por pensar en nuestro propio
beneficio y de esta manera destruimos muchos vínculos olvidando que fueron
ellos los que nos ayudaron a seguir adelante. Ayúdanos Señor a que no haya
ninguna “hormiga desmotivada” en nuestra vida que esté herida por nuestras
actitudes. Ayúdanos a mejorar nuestro comportamiento y a valorar lo que
contribuye al crecimiento de todos. Amén.
FIESTA DE LA PARROQUIA
Con motivo de la festividad de S. Antonio de Padua,
celebraremos el domingo 12 de junio el día de la parroquia. La misa solemne será
a las 11h cantada por el orfeó de Denia y a continuación compartiremos la
comida fraterna.
Para una buena organización necesitaríamos saber el número
de participantes, por lo que aquellos feligreses que estuvieran interesados en
participar, por favor pasen a inscribirse por la sacristía.
El domingo 5 de junio, en la eucaristía de las 11h se
celebrará la renovación de las promesas matrimoniales. Invitamos a todos los matrimonios a esta
renovación y en especial aquellos que celebran en este año sus 25 ó 50 años de
matrimonio. Los interesados en participar en esta celebración, pasen por la sacristía
a inscribirse.
2022 AÑO C TIEMPO DE PASCUA VI
“El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él”. Amar en el Evangelio no es la emoción que ablanda el corazón, la pasión que lo devora, el ímpetu que hace traspasar. Amar se traduce siempre por un verbo: dar, "no hay amor más grande que dar la vida". Se trata de dar nuestro tiempo y nuestro corazón a Dios y hacerle un hueco: Así podremos escuchar su Palabra, guardarla con cuidado, para que no se pierda ni una sola sílaba; podremos seguirla con la confianza de un niño hacia sus padres.
Guardar la palabra de
Jesús no se limita a guardar sus mandamientos. La Palabra es mucho más que un
mandato o una ley: la Palabra sana, ilumina, da alas, consuela, salva, crea. La
Palabra de Jesús es amar. Quien ama se convierte en la casa de Dios, por eso Jesús
dice “vendremos a él y haremos morada en
él”. Si uno ama, genera el Evangelio. Si amas, tú también, como María, te
conviertes en madre de Cristo, le das carne e historia, "llevas a Dios en
ti" (San Basilio el Grande).
La promesa que Jesús
nos dice es que el Espíritu Santo vendrá, os enseñará, os recordará todo lo que
os he dicho. Traerá al corazón los hechos y las palabras de Jesús, cuando
pasaba por la vida haciendo el bien y curaba la vida, y decía palabras que no
se entendían en el momento. Pero al mismo tiempo, el Espíritu Santo
proporcionará luz, ingenio, para respuestas libres e inéditas, para el hoy y el
mañana.
“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como
la da el mundo” No es un deseo,
sino un anuncio, al presente: la paz "está" ya aquí, está dada, ya
estamos en paz con Dios, con los hombres, con nosotros mismos. La paz
desciende, la paz llueve sobre los corazones y los días. No más dominio del
miedo: el dragón de la violencia no vencerá. Es la paz.
Siguiendo la costumbre
judía, los primeros cristianos se saludaban deseándose mutuamente la «paz». No
era un saludo rutinario y convencional. Para ellos tenía un significado más
profundo.
Esta paz no hay que
confundirla con cualquier cosa. No es solo una ausencia de conflictos y
tensiones. Tampoco una sensación de bienestar o una búsqueda de tranquilidad
interior. Según el evangelio de Juan, es el gran regalo de Jesús, la herencia
que ha querido dejar para siempre a sus seguidores. Así dice Jesús: «Os dejo la
paz, os doy mi paz».
Para humanizar la vida,
lo primero es sembrar paz, no violencia; promover respeto, diálogo y escucha
mutua, no imposición, enfrentamiento y dogmatismo.
No puede sembrar paz
cualquiera. Con el corazón lleno de resentimiento, intolerancia y dogmatismo no
es posible aportar verdadera paz a la convivencia.
La paz de Jesús no se
puede comprar ni vender, es un regalo y una conquista paciente, como un
artesano con su arte. No como el mundo la da; el mundo busca la paz como un
equilibrio de miedos o como la victoria del más fuerte; no se preocupa de los
derechos del otro, sino de cómo arrebatarle otro trozo de su derecho. Amén
2022 MAYO MEDITACIÓN EUCARISTICA:
DURMIENDO DURANTE LA TORMENTA
En esta tarde, delante de ti, Jesús eucaristía, nos sentimos bien y a gusto porque experimentamos tu inmenso amor para con cada uno de nosotros. Nunca estaremos solos ni nos dejarás a pesar de nuestras deficiencias y de nuestras caídas. Porque tu amor hacia las criaturas es incondicional y nos amas, no porque nos lo merecemos, sino porque tú tienes un corazón que solo es capaz de mar, de sonreír, de brindar nuevas oportunidades. Y ese tu gran amor nos hace confiar en nosotros e intentamos corresponderte lo mejor que sabemos, poniendo en acción todas nuestras capacidades y saberes. Escuchemos esta linda narración:
DURMIENDO DURANTE LA TORMENTA: Un joven se presentó para un
empleo en una granja. Cuando el granjero le preguntó sobre sus calificaciones,
él dijo: “Puedo dormir cuando el viento sopla”. Esto sorprendió al granjero.
Pero como le cayó bien el joven, lo empleó.
Unos pocos días más tarde, el granjero y su esposa
fueron despertados en la noche por una violenta tormenta. Rápidamente
comenzaron a revisar las cosas para ver si todo estaba seguro. Hallaron que las
ventanas de la granja habían sido aseguradas. Un buen suministro de leña había
sido colocado junto a la chimenea.
El joven dormía profundamente.
El granjero y su esposa inspeccionaron entonces su
propiedad. Hallaron que todas las herramientas habían sido colocadas en el
depósito, libre del efecto de los elementos.
El tractor había sido movido al garaje. El granero
estaba adecuadamente bajo llave. Aun los animales estaban calmados. Todo estaba
bien.
El granjero comprendió entonces el significado de
las palabras del joven: “Puedo dormir cuando el viento sopla”. Porque el obrero
hizo su trabajo leal y fielmente cuando los cielos estaban claros, estaba todo
preparado para cuando la tormenta vino. Así que cuando el viento sopló, él no
tuvo temor. Pudo dormir en paz.
Cuanta
diligencia, inteligencia y responsabilidad, empleó este muchacho. Esta
narración nos da a entender que cuando hacemos las cosas bien y hagamos justo
lo que teníamos que hacer, entonces podremos disfrutar de la vida y descansar
en paz y serenidad.
Uno de los
cambios más importantes que debes realizar es el de desterrar las preocupaciones
ante la vida. Preocuparse, aunque a veces resulte inevitable, realmente es
inútil. De nada sirve darle vueltas a un asunto una y otra vez, realizando el
mismo recorrido mental que nos lleva a un callejón sin salida y aumenta nuestra
ansiedad. Cambiemos el foco, en lugar de preocuparnos, ocuparnos. Analizar
detenidamente los problemas y si tiene solución, si puedes hacer algo al
respecto o no. Si la tiene, adelante, actúa. Y si no la tiene, actúa también.
Enfócate en aceptar la realidad que ha llegado, fluir con ella, extraer un
aprendizaje y seguir adelante.
Es
imprescindible seleccionar cuidadosamente con qué gafas deseamos mirar el
mundo. Si miramos a través de los cristales de la queja, del victimismo, de la
indefensión… solo sentiremos frustración e impotencia. Hemos acostumbrado a
nuestra mente a buscar, hallar y detectar todo lo negativo que nos rodea:
problemas, dificultades, limitaciones… Sin embargo, podemos entrenar al cerebro
para identificar cada oportunidad, recurso y aspecto positivo de la vida. Comencemos
por hacerlo de forma deliberada, esforcémonos en reconocer y agradecer cada día
todo lo bueno que tenemos y con el tiempo sentiremos que somos afortunados.
Le pedimos a
Jesús sacramentado que nos ayude a ser nosotros mismos, tal como fuimos
pensados y concebidos desde toda la eternidad. Aprendamos a ser nosotros mismos.
Muchas personas sienten miedo de manifestar sus opiniones, deseos, gustos… y
desean encajar con la sociedad a costa de una máscara. Pero a la larga, esto
perturba la paz interior y lleva a la inconformidad.
Lo ideal es
que aprendamos a conectar con nosotros mismos y vivamos haciendo lo que tenemos
que hacer en cada momento y en cada instante, así podremos dormir durante la
tormenta. Amén
2022 AÑO C TIEMPO DE PASCUA V
Queridos hermanos en
este quinto domingo de pascua nos encontramos con unas palabras centrales de
Jesús en el evangelio. Es habitual que cada grupo trate de identificarse a
través de algunos signos concretos: una bandera, un escudo, un hábito, un eslogan,
un color, una actividad. En la sociedad
de Jesús, los fariseos se distinguían por las filacterias de sus mantos, los
esenios por vivir retirados en el desierto.
Hoy Jesús propone una
“señal” universalmente válida, porque constituye la expresión más acertada de
aquello que somos en nuestra identidad profunda. La señal más característica del
cristiano es el amor, pero no cualquier tipo de amor, sino el amor de ágape,
entregado, gratuito e incondicional.
Se trata de una señal con
validez universal, porque no nace de una creencia ni de una ideología, sino de
la comprensión de lo que somos, no podemos vivir sin amar ni ser amados.
El amor como el de
Jesús señala un horizonte inclusivo, donde nadie queda fuera. Es una propuesta
que propugna el final de todo sectarismo y enfrentamiento, que invita a
desarrollar una mirada que sabe ver al otro en profundidad y que aboga por la
fraternidad universal.
Con esta propuesta
Jesús de Nazaret sabe trascender cualquier tipo de particularismo social,
cultural o religioso. Muestra el camino de la sabiduría que ilumina la
existencia humana y se plasma en la vivencia del amor.
Hay muchas formas de
amar y sabemos que no todas son camino de crecimiento en humanidad. El amor que
Jesús nos enseñó, con su predicación, pero sobre todo con su vida, era tan
novedoso que los cristianos tuvieron que forzar el vocabulario a su alcance.
Empezaron a reservar la palabra “ágape” para designar ese amor que a partir de
entonces sería la señal de identidad de los seguidores del Maestro. Un amor que
no nace del deber sino de la comprensión profunda y de la identificación con
todos los seres. Un amor que se expresa en la inclusión universal y en el
servicio.
Os doy un mandamiento nuevo. La Biblia es una biblioteca sobre el arte de amar. Y
este es quizás el capítulo central. Y en efecto, aquí Jesús añade: amaos los unos a los otros como yo os he
amado.
Lo más importante es el
cómo. No basta con amar, podría ser
sólo una forma de dependencia del otro, o el miedo al abandono, un amor que
utiliza al compañero, o uno hecho sólo de sacrificio. También hay amores
violentos y desesperados. Amores tristes e incluso destructivos.
Estamos en el escenario
de la Última Cena, cuando Jesús, en su creatividad, inventa gestos nunca vistos:
el Maestro lavando los pies con el gesto del esclavo o de la mujer. También
ofrece el pan a Judas, que lo ha tomado y se ha ido. Y se hunde en la noche.
Dios es amor que se ofrece incluso al traidor, y hasta el último lo llama
amigo. No es amor sentimental el de Jesús, es la historia inédita de la ternura
del Padre; ama con los hechos, con las manos, concretamente.
El amor que saca de
cada uno lo mejor de lo que puede llegar a ser: fuentes enteras de esperanza y
libertad; saca la mariposa de la oruga que creía ser. La gloria del hombre, y
la misma gloria de Dios, consisten en amar. No hay nada más que presumir. Ahí
está el éxito de la vida. Su verdad.
Los dos halcones
Delante de ti Jesús sacramentado estamos en esta tarde para compartir estos momentos contigo, para dedicar nuestro tiempo al abrazo intenso y profundo de nuestro corazón al tuyo. Estamos seguros que este tiempo que dedicamos a estar contigo no es un tiempo perdido, sino todo lo contrario un tiempo ganado, porque nos renueva, nos da plenitud y nos hace crecer.
Tu presencia
hace que saquemos todo lo bueno que tenemos dentro, esos talentos y dones con
que tú nos enriqueciste. Queremos saber aprovecharnos de todo lo que somos para
construir un mundo mejor, a la estatura como tú lo pensaste a la hora de la
creación. Ayúdanos a compartir con los demás los dones recibidos para el bien
de todos. Escuchemos esta historia.
Los dos
halcones:
Cuenta la historia que un rey de un país muy lejano recibió como obsequio en su
cumpleaños dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que
los entrenara.
Pasados unos meses, el instructor le comunicó que
uno de los halcones estaba perfectamente educado, había aprendido a volar y a
cazar, pero que no sabía qué le sucedía al otro halcón: no se había movido de
una rama desde el día de su llegada a palacio, e incluso había que llevarle el
alimento hasta allí.
El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo
tipo, pero nadie consiguió hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a
varios miembros de la corte, pero a pesar de los intentos nada cambió; por la
ventana de sus habitaciones el monarca veía que el pájaro continuaba inmóvil.
Publicó por fin un llamamiento entre sus súbditos
solicitando ayuda, y entonces, a la mañana siguiente vio al halcón volar
ágilmente por los jardines.
- “Traed al autor de este milagro”, dijo a su
séquito.
Al poco rato le presentaron a un campesino.
- “¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste?
¿Eres mago, acaso?”
Entre feliz e intimidado, el hombrecito explicó:
- “No fue difícil, Su Alteza, sólo corté la rama. El
pájaro se dio cuenta de que tenía alas y se lanzó a volar”.
En nuestra
vida hay muchas ramas que nos mantienen en una situación de comodidad. Algunos
a pesar de la seguridad de la rama igualmente se arriesgan y se lanzan,
aprendiendo a volar y buscando la superación personal.
Pero otros,
como el segundo halcón, se acomodan en ella. A veces puede que algún
acontecimiento rompa la rama de la costumbre, de la seguridad, entonces se dan
cuenta de que pueden volar y superarse a sí mismos.
En ocasiones
nos acomodamos sin ser conscientes de nuestras potencialidades, sin desarrollar
todas nuestras cualidades, pues estamos cómodos en nuestra rama: quizá es
necesario que alguien nos corte la rama para que podamos arriesgarnos al vuelo.
A veces las
situaciones inesperadas, y que incluso en principio parecen negativas son
verdaderas oportunidades para desarrollar nuestras potencialidades. Hemos de
desarrollar nuestras capacidades y potencialidades, como dice el refrán: La confianza del pájaro no está en la rama
en la que se apoya, sino en sus propias alas.
El Señor
confió una cantidad considerable de sus riquezas a cada uno de nosotros. A mí
también se me ha confiado mucho. Se me pedirá rendir cuentas de mis
responsabilidades. Hoy miramos especialmente a nuestro mundo degradado, que
parece que hemos manejado tan mal, dejándolo en un estado muy triste a nuestras
futuras generaciones. Los dones son para que los pongamos a rendir.
El sirviente,
de la parábola, que ocultó su talento por miedo, es etiquetado como inútil, una
palabra dura sin duda.
Él espera
mucho más de nosotros. Por eso, es importante que nos tomemos un tiempo para
reflexionar cuáles son mis talentos, dones o habilidades y después preguntarme
hasta dónde las estoy usando
Los primeros
dos sirvientes de la parábola, se arriesgaron y duplicaron lo que habían
recibido. Fueron alabados por su compromiso con el Maestro.
Amén