2025 Adoración eucarística:
El águila y el escarabajo
Señor Jesús sacramentado en esta arde venimos a ti para sentirnos sosegados gracias a tu presencia y porque nos comunicas siempre tu fuerza y energía. En muchos momentos de la vida nos sentimos débiles y pequeños y nuestro corazón se enorgullece a pesar de nuestra pequeñez e insignificancia. Sin embargo, tú nos enseñas que, a través de la tenacidad, aunque seamos criaturas humildes, no poseemos la fuerza o el poder, somos muy amados por ti y por nuestro Padre Dios.
Lo pequeño e insignificante puede ser estupendo: porque todos, independientemente del tamaño o estatus, tenemos un rol que jugar y podemos causar un impacto, especialmente cuando se sienten impulsados por una causa justa. No hay nada tan pequeño como para no tener poder o influencia.
Escuchemos esta historia:
El águila y el escarabajo: una lección de humildad. En un campo soleado, una liebre huía desesperada de un águila hambrienta. Al verse acorralada, pidió ayuda a un escarabajo, quien, pese a su tamaño, intentó interceder. El águila, despreciando al pequeño insecto, devoró a la liebre sin piedad. Este acto desató una cadena de eventos que demostraría que nadie es tan insignificante como para no causar impacto.
Movido por la injusticia, el escarabajo comenzó a observar los nidos del águila. Cada vez que encontraba uno, rodaba los huevos hasta que caían al suelo, destruyéndolos. El águila, incapaz de proteger sobre crías, acudió a Zeus en busca de ayuda. Zeus le ofreció su regazo como refugio para los huevos. Sin embargo, el escarabajo, al enterarse, voló hasta el dios y dejó caer una bola de estiércol sobre él. Zeus, al intentar limpiarse, arrojó los huevos sin querer, destruyéndolos. Desde entonces, las águilas evitan anidar durante la temporada en que los escarabajos están activos.
Jesús que enseñó y que lección de humildad: El poder no siempre tiene la última palabra. El águila, por más fuerte y majestuosa que sea, subestima la capacidad de un ser pequeño y, en su arrogancia, destruye algo frágil, como la liebre. Sin embargo, en la venganza del escarabajo, el águila se enfrenta a su propio golpe, demostrando que incluso los más poderosos pueden ser derrotados por factores fuera de su control. La humildad, entonces, radica en reconocer que el poder y la fuerza no garantizan la invulnerabilidad.
Esta historia refleja, entonces, que la humildad no sólo está en reconocer nuestras propias limitaciones, sino también en comprender que, aunque el poder pueda dominar temporalmente, siempre existen fuerzas invisibles o subestimadas que pueden alterar el curso de las cosas.
Ayúdanos a Jesús a no menospreciar a quienes parecen pequeños o débiles. Incluso los más humildes pueden tener el poder de cambiar el curso de los eventos. La verdadera fuerza radica en la astucia, la perseverancia y el coraje.
Recordemos que, en ocasiones, las personas que menos esperamos pueden ofrecernos las lecciones más valiosas. Así como el escarabajo utilizó su ingenio para vengar a la liebre, nosotros también podemos encontrar formas creativas de enfrentar desafíos y adversidades.
Esto nos enseña a valora a todos por igual: No importa el estatus o apariencia; cada individuo tiene sus mujeres y sus talentos para ofrecer a los demás. Pero para respetar al otro debemos escuchar activamente: Presta atención a las ideas y opiniones de los demás. Siempre podremos aprender algo nuevo.
Señor haz que actuemos con integridad: Hagamos lo correcto, incluso cuando nadie esté mirando. La venganza del escarabajo, que incluso lega a desafiar a Zeus, también sugiere que las fuerzas de la naturaleza, representadas por seres como el escarabajo, no se dejan doblar fácilmente. A veces, la justicia o el equilibrio se restablecen de modos inesperados.
Aprendemos de la Virgen María, ella es modelo de humildad porque reconoce su condición de criatura ante Dios y se pon a sí misma al servicio del prójimo. Su humildad no es una debilidad, sino una fortaleza que la hizo "llena de gracia" y un instrumento para la salvación. La lección de su humildad enseña que el camino para ser exaltado es el servicio, la pequeñez y el "sí" a la voluntad de Dios, lo que le permite recibir grandes mujeres y ser elevada al Cielo.