ACCIÓN DE GRACIAS
El prójimo pone a prueba el Buen
Samaritano que tenemos escondido.
Prójimo es aquel que me exige salir de
mí mismo y medir si la fe es operativa o se quedó en simple teoría.
Prójimo es, tal vez, el que menos entra
dentro de mis esquemas.
Prójimo es quien constantemente me
pregunta, qué he hecho por Cristo, qué hago por Cristo y qué debo hacer por
Cristo.
Prójimo es quien me ayuda a pasar de una
fe de conocimiento a una fe practicada y volcada en los demás.
Prójimo es quien me invita a no
instalarme en una piedad fría y bajar al sufrimiento del hombre.
Prójimo es aquel que, es vapuleado por
la materialidad de las cosas y, una vez utilizado, es arrinconado en el olvido.
Prójimo es aquel que ha sido arrastrado
por lo inmediato, lo pragmático y luego ha quedado sin respuestas tirado en el
suelo.
Prójimo es aquel que espera un detalle
por nuestra parte y no sólo teorías o lecciones magistrales.
Prójimo es aquel que nos corta el camino,
y nos hace entender que a Dios se le gana con la misericordia y no con la razón.
Prójimo es aquel que necesita de nuestro
compromiso y de nuestra palabra, de nuestro consejo y de nuestra presencia.
Lo contrario y lo más fácil, a veces, es
dar un rodeo, a las personas, a los problemas y a las cruces que salen a
nuestro encuentro.
Prójimo es aquel que creyendo vivir en
la verdad ha sido asaltado por los delincuentes de la mentira y de la farsa.
Prójimo es aquel que ha sido despojado
de su existencia por aquellos que cabalgan en el caballo del poder y del “todo
vale” para que la sociedad se quede sin moral ni ética alguna.
Prójimos son, en definitiva, las
personas que salen a nuestro paso en mil circunstancias y con mil nombres y
apellidos.
Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario