miércoles, 4 de junio de 2025


 

2025 MEDITACIÓN EUCARÍSTICA:

LA PRIMERA VEZ

Jesús de nuevo estamos aquí para descubrir un poco más la voluntad del Padre sobre cada no de nosotros y sobre nuestro mundo.  Estamos junto a la Iglesia universal a la espera del Espíritu Santo. Que este nuevo Pentecostés inunde nuestras vidas de sabiduría, de coraje y sobre todo de más humanidad y humildad. Cada vez notamos que la sociedad se vuelve más insensible y actúa con poca humanidad. Haz que nunca perdamos la capacidad de ser y sentirnos humildes ante ti y ante los demás. Escuchemos esta historia

La primera vez: Era una mañana tranquila en la estación. Un padre y su hijo adulto estaban por subir al tren. Para muchos, era solo un viaje más, pero para ellos… era algo muy especial.

El hijo sostenía una pequeña mochila entre las manos, con una sonrisa que le iluminaba el rostro.

- Aquí tienes los boletos, dijo el padre, ofreciéndoselos con cariño. Recíbelos tú.

- Gracias, papá, respondió el joven con entusiasmo.

Subieron al vagón, se acomodaron junto a la ventana, y cuando el tren comenzó a moverse, el hijo no pudo contener su emoción:

- ¡Papá, mira!, dijo con voz emocionada. ¡Los árboles se quedan atrás! ¡Es increíble!

Dos pasajeras sentadas cerca se miraron entre sí y comenzaron a reírse con discreción.

- ¿Escuchaste eso? susurró una de ellas, intentando no ser escuchada. Se sorprende por algo tan obvio…

- ¡Qué actitud tan infantil!, respondió la otra, disimulando una risa.

Mientras tanto, el joven seguía mirando por la ventana con los ojos llenos de vida.

- ¡Papá, mira las nubes!, dijo de nuevo, como si cada detalle fuera un descubrimiento. ¡Parece que corren con nosotros!

- Y la gente en los campos… ¡mira qué pequeños se ven!

Las mujeres comenzaron a mostrar algo de incomodidad.

Finalmente, una de ellas no pudo contenerse más:

- ¡Señor! dijo con tono molesto, dirigiéndose al padre. ¿Por qué no lleva a su hijo a un buen doctor?

El vagón quedó en silencio por un instante. El padre los miró con calma, sin molestia en el rostro, y respondió con voz serena:

- Lo hice dijo. Justamente venimos del hospital.

Hubo un pequeño silencio, y luego agregó:

- Mi hijo nació ciego.

Hoy, gracias a una operación que esperábamos hace años… ha recuperado la vista.

- Y esta, dijo con una suave sonrisa mientras miraba a su hijo, es la primera vez que ve el mundo.

Las mujeres se quedaron en silencio, visiblemente avergonzadas. Mientras tanto, el hijo seguía observando por la ventana, ajeno a todo, disfrutando el milagro que vivía.

Señor Jesús enséñanos a nunca burlarnos de lo que no entendemos. Tantas veces estamos tan predispuestos a juzgar y a sacar conclusiones. Cada emoción, cada gesto, cada palabra… puede tener detrás una historia que desconocemos. Señor enséñanos a ser más humildes, gente con más y mejor corazón. Porque nos damos cuenta que para nosotros algunas cosas pueden ser algo simples y sencillas, sin embargo, para otros, ejemplo de este joven ciego de nacimiento, son una tremenda novedad y disfrutan por ello. No juzguemos a nadie, quien sabe las razones que le llevaron a actuar de aquella o de otra manera. Ciertos acontecimientos pueden ser el primer día de su nueva vida, encierran una novedad abrumadora.

Jesús enséñanos a no juzgar nunca a nadie, y sobre todo a no hacerlo rápido y veloz. Dejemos que las cosas se vayan manifestando poco a poco y a su ritmo. Aprendamos primero a escuchar, observar y reflexionar. No saquemos conclusiones a la ligera. Pero sobre todo sobre todo, seamos más humanos, más comprensivos y más hermanos. Amén

 

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