jueves, 14 de agosto de 2025

2025 CICLO C

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

 

La fiesta de la Asunción de la Virgen María a los cielos en cuerpo y alma, nos llena de alegría y esperanza, ya que anticipa la resurrección y la vida eterna para todos los creyentes. 

María es ejemplo de humildad y de obediencia a la voluntad de Dios, cualidades que la llevaron a ser elegida como Madre de Jesús. Hoy la Iglesia canta y venera a la Madre de Dios en esa perspectiva de gloria, sin olvidar su humildad y generosidad, ahora goza de la presencia definitiva de su Hijo.

María es la gran creyente. La primera seguidora de Jesús. La mujer que sabe meditar en su corazón los hechos y las palabras de su Hijo. La profetisa que canta al Dios, salvador de los pobres, anunciado por su Hijo. La madre fiel que permanece junto a su Hijo perseguido, condenado y ejecutado en la cruz. Testigo de Cristo resucitado, que acoge junto a los discípulos al Espíritu que acompañará siempre a la Iglesia de Jesús.

Lucas nos invita a hacer nuestro el canto de María, para dejarnos guiar hacia Jesús, pues en el "Magníficat" brilla en todo su esplendor la fe de María y su identificación maternal con su Hijo.

María comienza proclamando la grandeza de Dios y es feliz porque Dios ha puesto su mirada en su pequeñez. Así es Dios con los sencillos. La fe de María en el Dios de los pequeños nos hace sintonizar con Jesús.

María proclama al Dios que su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Dios pone su poder al servicio de la compasión. Su misericordia acompaña a todas las generaciones. Lo mismo predica Jesús: Dios es misericordioso con todos. Por eso dice a sus discípulos de todos los tiempos: «sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso». Desde su corazón de madre, María capta como nadie la ternura de Dios Padre y Madre, y nos introduce en el núcleo del mensaje de Jesús: Dios es amor compasivo.

La fiesta de la Asunción nos habla del futuro que nos espera mientras caminamos por esta tierra. Nuestro caminar no es de extraviados que no saben hacia dónde se dirigen. Nos guía la esperanza, en este año jubilar, de encontrarnos un día con María en ese reino de los cielos donde ella vive esperando a sus hijos. No somos personas desnortadas. Somos caminantes, peregrinos que, desde la fidelidad a Dios, tenemos a María como esa estrella que en la noche conduce nuestros pasos.

La Asunción de María es una victoria sobre la muerte, demostrando el poder de Dios y la esperanza de la resurrección para todos los creyentes.

Esta Solemnidad nos invita a celebrar la gloria de María, a imitar su ejemplo de fe y humildad, y a mantener viva la esperanza en la vida eterna con Dios. 

 

 

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