jueves, 14 de agosto de 2025


 

Yo te saludo, María, porque el Señor está contigo; en tu casa, en tu calle, en tu pueblo, en tu abrazo, en tu seno.

Yo te saludo, María, porque te turbaste más enseguida recobraste paz y ánimo y creíste a un enviado cualquiera.

Porque preguntaste lo que no entendías y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego, sino que tuviste diálogo y palabra propia.

Yo te saludo, María, porque concebiste y diste a luz un hijo, Jesús, la vida; y nos enseñaste cuánta vida hay que gestar y cuidar si queremos hacer a Dios presente en esta tierra.

Porque te dejaste guiar por el Espíritu y permaneciste a su sombra, tanto en tormenta como en bonanza, dejando a Dios ser Dios y no renunciando a ser tú misma.

Yo te saludo, María, porque abriste nuevos horizontes a nuestras vidas; fuiste a cuidar a tu prima, compartiste la buena noticia, y no te hiciste antojadiza.

Por ser alegre y agradecida y reconocer que Dios nos mima, aunque nuestra historia sea pequeña y nos olvidemos de sus promesas.

Yo te saludo, María.

¡Hermana peregrina de los pobres de Yahvé, camina con nosotros, llévanos junto a los otros y mantén nuestra fe!

          Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario