2025 CICLO C
TIEMPO ORDINARIO XIX
El Evangelio de hoy nos deja una frase breve, pero profundamente reveladora: Donde está su tesoro, allí estará también su corazón .
Jesús, como siempre, no se detiene en lo superficial. Ello va directo al centro del alma, al lugar más profundo de nuestro ser, allí donde se ocultan nuestras verdaderas prioridades, nuestras verdaderas pasiones, nuestros verdaderos amores.
Uno de los riesgos que nos amenazan hoy es caer en una vida superficial, mecánica, rutinaria, masificada... No es fácil escapar. Con el pasar de los años, los proyectos, las metas y los ideales acaban apagándose. Algunos terminan levantándose cada día solo para ir tirando .
Es necesario encontrar un principio humanizador , capaz de liberarnos de la superficialidad, la masificación, el aturdimiento o el vacío interior. Jesús habla de la vigilancia . Se puede decir que entiende la fe como una actitud vigilante que nos libera del sinsentido que domina a muchos hombres y mujeres, que caminan por la vida sin meta ni objetivo alguno.
La fe encierra una enorme fuerza para humanizarnos y dar un sentido nuevo a nuestras vidas. Por eso es triste observar cómo bastantes conocidos abandonan una fe vivida de manera inconsciente y poco responsable para adoptar una actitud increyente, inconsciente y poco responsable.
Jesús nos llama a despertar
de la indiferencia, pasividad o descuido, para vivirla de manera lúcida, profunda, confrontada con otras actitudes posibles ante la vida.
Entonces la fe es luz que inspira nuestros criterios de actuación, fuerza que impulsa nuestro compromiso de construir una sociedad más humana, esperanza que anima a todo nuestro vivir diario
¿Dónde está tú tesoro?
Ésa es la gran pregunta que nos plantea el Señor hoy. No se trata solo de riquezas materiales. El tesoro puede ser muchas cosas: el poder, el prestigio, el éxito, la aprobación de los demás… Pero también puede ser la familia, la vocación, justa causa, o el Reino de Dios.
Porque lo que valoramos, lo que más amamos, es lo que termina guiando nuestra vida. Aquello en lo que ponemos nuestro tesoro, capta nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestro tiempo y nuestras decisiones. Y sin darnos cuenta, nuestro corazón queda allí atrapado .
Por eso, Jesús no nos da esta frase como un juicio, sino como una advertencia llena de amor. Nos dice: Cuida bien lo que eliges como tú tesoro. Porque allí se irá tu corazón. Y si tú tesoro es frágil, pasajero, egoísta… entonces tu corazón también se romperá, se cansará, se vaciará.
Cristo nos invita a elegir bien . A centrar nuestro corazón en lo que da vida, no en lo que la consume. Y cuando nuestro tesoro es Dios, cuando El ocupa el primer lugar, entonces el corazón encuentra su rumbo. Porque donde está Dios, hay paz. Donde está Dios, hay libertad. Donde está Dios, el corazón no se pierde… se encuentra. Jesús quiere que pongamos nuestro tesoro en lo que valga de verdad, en lo que no se rompe, no se compra y no se olvida: el amor, la amistad auténtica, la familia, tu vocación, tus valores, y sobre todo, Dios. Cuando Dios es nuestro tesoro, todo cambia. El tesoro de amar y ser amado tal y como eras.
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