IV DOMINGO DE PASCUA
DOMINGO DEL BUEN PASTOR. ORACIÓN MUNDIAL POR LAS VOCACIONES
Hermanos y amigos es
Pascua. El Señor Resucitado nos visita en este Domingo del Buen Pastor. Él nos
recuerda que no estamos abandonados ni caminamos errantes: tenemos un pastor
que nos conoce, para el que somos importantes, que se sabe nuestros nombres y
al que le importa profundamente todo lo nuestro. Tampoco somos ovejas
descarriadas, condenadas a vivir confinadas o en solitario: pertenecemos a un
rebaño, al grupo de aquellos que “quieren seguir las huellas” del Pastor. Jesús
vive y te quiere vivo.
Celebramos, también
hoy, la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y el día de las
Vocaciones Nativas. ¡Buen y esperanzador mensaje para estos momentos difíciles!
Muchos notan ya el
cansancio de estar confinados y se sienten impotentes, otros han transformado
esa impotencia en rabia y solo buscan culpables antes que soluciones. Por
suerte, hay otras muchas personas que siguen dando lo mejor de sí para ayudar.
Siguen esa voz del Buen Pastor que nos guía por senderos de solidaridad y
humanidad.
En el evangelio de hoy queda claro que hay
dos maneras de entrar en el redil. Todo depende de lo que uno pretenda hacer
con el rebaño. Si alguien se acerca al redil y «no entra por la puerta», sino
que salta «por otra parte», es evidente que no es el pastor. No viene a cuidar
a su rebaño. Es «un extraño» que viene a «robar, matar y hacer daño».
La actuación del verdadero pastor es muy
diferente. Cuando se acerca al redil, «entra por la puerta», va llamando a las
ovejas por su nombre y ellas atienden su voz. Las va sacando fuera y, cuando
las ha reunido a todas, se pone a la cabeza y va caminando delante de ellas
hacia los pastos donde se podrán alimentar. Las ovejas lo siguen porque
reconocen su voz.
Hoy también queremos oír la voz de esa Iglesia
de corazón abierto y a su gente: curas, religiosos, voluntarios que, con motivo
del coronavirus, andan estos días volcados repartiendo ayuda moral y económica
a cuantos la necesitan, mientras que otros pasan de largo. Pero allí estamos
todos, la iglesia entera para cargarlos a sus espaldas, llevarles sosiego y
paz.
Es una invitación a esta gran Misa
Universal que todos celebramos, que todos compartimos que todos recibimos, cada
uno desde donde esté y cómo desee unirse. Y después de terminar nuestra misa, y
escuchar la Palabra de Jesús saldremos más fortalecidos, más convencidos que él
Sigue entre nosotros. Él ha venido a darnos Vida y Vida abundante. El entregó
la suya para que Dios Padre pudiese derramar todo su amor, ternura y perdón en
la vida de todo ser humano. Por eso, lo que verdaderamente importa es que
sigamos sosteniendo nuestra vida en Dios, orando y compartiendo la esperanza,
sintiéndonos hermanos con el de cerca y con el de lejos, aprendiendo de miles
de gestos generosos, humildes y entregados de tantas mujeres y hombres que en
medio de la amenaza de la pandemia nos muestran el rostro del Buen Pastor.
Recemos al dueño de la mies que envíe operarios a su mies, operarios que tengan
su mismo corazón.
ACCIÓN
DE GRACIAS
A
veces, Señor, a veces
la historia es tan opaca,
la vida tan ambigua,
y el horizonte tan monótono y triste,
que de nada sirve tu mensaje
porque tu presencia se nos esconde.
Y entonces, Señor, entonces
el corazón sufre y sangra,
las entrañas, cansadas, se agotan,
el espíritu se desorienta
y los sentidos se rebelan
porque no encuentran brotes de
esperanza.
A veces, Señor, a veces
se me rompen los esquemas,
me encuentro perdido noche y día,
camino sin saber dónde te hallas,
y espero contra toda esperanza
anhelando el roce de tu brisa.
Y entonces, Señor, entonces,
si no pasas susurrando y moviendo
los cristales de mis ventanas,
mi anhelo se desata, en pasión o ira,
queriendo que seas huracán, fuego,
tormenta
que zarandee mi cuerpo y espíritu.
A veces, Señor, a veces
sólo anhelo que Tú me llames,
pronunciando mi nombre como otras veces,
para despertarme y pacificarme,
y poder compartir heridas, deseos y
tareas
a la vera del camino de la vida.
Y entonces, Señor, entonces,
aunque haya bandidos y ladrones,
sé que Tú vas cerca y delante
abriendo caminos y horizontes,
silbando alegres canciones
y dándonos a todos, vida abundante.
A veces, Señor, a veces
reconozco tu presencia y voz,
y entonces, Señor, entonces
te sigo y salgo al mundo con ilusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario