sábado, 20 de junio de 2020


Jesús no quería que sus discípulos se hicieran falsas esperanzas y les deja claro que el Reino de Dios se predica no solo con la palabra sino sobre todo con la vida. Muchos aceptarán, pero otros los rechazarán, maltratarán, insultarán o condenarán. “No tengáis miedo” les repite Jesús tres veces.
No tengáis miedo, no temáis, precisamente en este tiempo de incertidumbre, de miedos, que poco a poco se va comiendo la vida. Para Jesús lo opuesto del miedo no es tener coraje sino tener fe. Recordemos aquella vez que estando en la barca, en una noche tormentosa, El Maestro dice a sus discípulos: ¿por qué tenéis miedo, todavía no tenéis fe? No somos héroes, somos creyentes y lo que se opone al miedo es la fe. La fe nos hace confiar y esperar en la voluntad salvífica del Padre.
Ni siquiera un gorrión caerá al suelo sin conocimiento del Padre. Nada ni nadie está fuera de la presencia del Padre. Dios siempre nos acompaña en los acontecimientos de la vida, nunca estamos solos. Hasta el punto de que cualquier persona necesitada, hambrienta, sedienta, enferma, crucificada es el mismo Cristo quien está clavado en la misma cruz. El Espíritu Santo, el aliento divino, teje e identifica su aliento con el nuestro; y cuando un hombre no puede respirar porque otro hombre presiona su rodilla sobre su cuello, es el Espíritu, el aliento de Dios, quien no puede respirar. Dios no rompe alas, las cura, las fortalece, las alarga.
La fuerza de la palabra de Jesús hoy es muy importante: no tengas miedo, vales mucho más que los gorriones, Tú vales: ¡qué hermoso es este verbo! Valemos más que muchos gorriones, más que todas las flores del campo, más de lo que nos atrevemos a esperar. Se acabó el miedo de no contar, de tener que demostrar siempre algo. No nos preocupemos, valemos más.
- “No temáis a los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma…”. La confianza en Dios frente a las afrentas que pueden ocasionar los hombres; al final, hay un Juez que nos va a juzgar a todos en función de nuestras obras. Jesús nos dice que no nos preocupemos por aquellos que nos pueden destruir nuestra alma, sino preocupémonos de aquello que nos aleja de Dios.
- “Vosotros valéis más que muchos pajarillos”. Si para Dios todas las cosas son importantes, mucho más los hombres. El Padre cuida hasta de los pájaros más pequeños e insignificantes y tiene contados hasta cada uno de nuestros cabellos, ¿cómo no va a ocuparse de cada uno de nosotros?
Dios me ama fragmento a fragmento, fibra a fibra, célula a célula, cabello a cabello.
Para aquellos que no aman, las personas son insignificantes, ningún detalle les provoca emoción. Pero aquel que ama de verdad siente una gran emoción ante cualquier detalle de la persona amada. Su vida, su sonrisa, su pelo, todo cuenta para el amante. No porque seas exitoso o tengas fama, sino porque existes, porque estás. “Lo propio del verdadero creyente no es la cobardía y la resignación, sino la audacia y la creatividad” Pagola.
La Nueva etapa pasa por empezar desde cero a fraguar la vida de muchos cristianos que viven como si no lo fueran. A formar familias desde el Evangelio. A ocupar puestos de responsabilidad en la sociedad civil sin renunciar ni menospreciar los valores del cristianismo. Sólo entonces, cuando seamos templados, cuando lleguemos a ese grado de madurez, es cuando veremos y comprobaremos que el Señor va por delante.

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