2020 ADORACIÓN EUCARÍSTICA
De nuevo
estamos delante del Señor eucaristía. Venimos de la vida, de nuestras casas, de
nuestras situaciones concretas, incluso de problemas que no sabemos cómo
solucionar. Sin embargo, aquí estamos y nos situamos delante de él con la
esperanza que nos dará su luz, su fuerza, su sabiduría.
Los tres leones
En la selva vivían 3 leones. Un día el mono, el
representante electo por los animales, convocó a una reunión para pedirles una
toma de decisión: Todos nosotros sabemos que el león es el rey de los animales,
pero hay una gran duda en la selva: existen 3 leones y los 3 son muy fuertes.
¿A cuál de ellos debemos rendir obediencia? ¿Cuál de ellos deberá ser nuestro
Rey?
Los leones supieron de la reunión y comentaron entre
sí: Es verdad, la preocupación de los animales tiene mucho sentido. Una selva
no puede tener 3 reyes. Luchar entre nosotros no queremos ya que somos muy
amigos. Necesitamos saber cuál será el elegido, pero, ¿cómo descubrirlo?
Otra vez los animales se reunieron y después de
mucho deliberar, llegaron a una decisión y se la comunicaron a los 3 leones.
Encontramos una solución muy simple para el
problema, y decidimos que los tres vais a escalar la Montaña Difícil. El que
llegue primero a la cima será consagrado nuestro Rey.
La Montaña Difícil era la más alta de toda la selva.
El desafío fue aceptado y todos los animales se reunieron para asistir a la
gran escalada.
El primer león intentó escalar y no pudo llegar. El
segundo empezó con todas las ganas, pero, también fue derrotado. El tercer león
tampoco lo pudo conseguir y bajó derrotado.
Los animales estaban impacientes y curiosos; si los
3 fueron derrotados, ¿Cómo elegirían un rey?
En ese momento, un águila, grande en edad y en
sabiduría, pidió la palabra:
¡Yo sé quién debe ser el rey! Todos los animales
hicieron silencio y la miraron con gran expectativa.
¿Cómo? Preguntaron todos.
Es simple, dijo el águila. Yo estaba volando bien
cerca de ellos y cuando volvían derrotados en su escalada por la Montaña
Difícil escuché lo que cada uno dijo a la Montaña.
El primer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!
El segundo león dijo: - ¡Montaña, me has vencido!
El tercer león dijo: - ¡Montaña, me has vencido, por
ahora! Porque ya llegaste a tu tamaño final y yo todavía estoy creciendo. La
diferencia, completó el águila, es que el tercer león tuvo una actitud de
vencedor cuando sintió la derrota en aquel momento, pero no desistió y quien
piensa así, su persona es más grande que su problema: Él es el rey de sí mismo,
está preparado para ser rey de los demás. Los animales aplaudieron
entusiasmadamente al tercer león que fue coronado El Rey de los animales.
Delante de
Jesús sacramentado nos colocamos en disposición de pedirle que nos ayude a
superar siempre todos los obstáculos. No importan lo grandes que sean, pues ellos
ya han alcanzado su dimensión final, lo importante es la actitud con que me
enfrento a ellos. Los problemas de la vida no son para eternizarlos, sino para
darles solución y si no podemos darles solución los colocamos a los pies de Jesús.
No tiene mucha
importancia el tamaño de las dificultades o problemas que tengas. Tus
problemas, por lo menos en la mayor parte de las veces, ya llegaron al nivel
máximo, pero tú no. Tú todavía estás creciendo y eres más grande que todos tus
problemas juntos.
Todavía no
llegaste al límite de tu potencial y de tu excelencia. La Montaña de las
dificultades tiene un tamaño fijo, limitado. ¡Tú todavía estás creciendo!
Y acordémonos
del dicho: "NO DIGAS A DIOS QUE
TIENES UN GRAN PROBLEMA, SINO DILE AL PROBLEMA QUE TIENES UN GRAN DIOS".
Cuando la vida te presente mil razones para llorar,
demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír.
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