sábado, 27 de febrero de 2021
2021 AÑO B TIEMPO DE CUARESMA II
La Cuaresma nos sorprende con el Evangelio de la Transfiguración, lleno de sol y luz, que da alas a nuestra esperanza. La escena se sitúa en una «montaña alta». Jesús está acompañado de dos personajes legendarios en la historia judía: Moisés, representante de la Ley, y Elías, el profeta más querido. Solo Jesús aparece con el rostro transfigurado. Desde el interior de una nube se escucha una voz: «Este es mi hijo querido. Escuchadlo a él».
Es una página de
teología en imágenes: se trata de ver a Jesús como el sol de nuestra vida, y
nuestra vida moviéndose bajo el sol de Dios. Las montañas en la Biblia son la
morada de Dios, pero también ofrecen la posibilidad de una nueva mirada al
mundo, captada desde un ángulo nuevo, observado desde arriba, desde un punto de
vista inédito, desde el punto de vista de Dios. Es una invitación a ver el mundo
con otra luz.
La fuerza del corazón
de Pedro es el descubrimiento de la belleza de Jesús, de ahí surge el impulso
de actuar (hagámoslo, aquí, de inmediato ...). A mí también me pasa: la vida no
avanza por órdenes o prohibiciones, sino por seducción. Y la seducción proviene
de una belleza, al menos vislumbrada, aunque sea por un momento, aunque sea la
flecha de un instante: el bello rostro de Jesús, la mirada puesta en el abismo
de Dios. Miran a los tres, se emocionan, están atónitos: ante ellos se abrió la
estupenda revelación de un Dios hermoso y luminoso. Un Dios para disfrutar,
para asombrar.
Una nube vino del
cielo, y una voz de la nube: escuchadlo. Jesús es la Voz que se ha convertido
en rostro. El misterio de Dios está ahora todo dentro de Jesús, y para
nosotros, buscadores de la luz, está trazado el camino principal: escuchadlo,
dale tiempo y corazón a la Palabra, hasta que se haga carne y vida. Y luego
síguelo, amando las cosas que amaba, prefiriendo las que prefería, rechazando
lo que rechazaba. Entonces veremos la gota de luz escondida en el corazón vivo
de todas las cosas, veremos un brote de luz brotando y trepando dentro de nosotros.
Las creencias, por lo
general, no cambian nuestra vida. Uno puede creer que existe Dios, que Jesús ha
resucitado y muchas cosas más, pero no ser un buen cristiano. Es la adhesión a
Jesús y el contacto con él lo que nos puede transformar.
Lo importante es
escuchar a Jesús y oír su voz, la del Hijo amado. Vivir una relación consciente
y cada vez más comprometida con Jesucristo. Solo entonces se puede escuchar su
voz en medio de la vida, en la tradición cristiana y en la Iglesia. Solo esta
comunión creciente con Jesús va transformando nuestra identidad y nuestros
criterios, va curando nuestra manera de ver la vida, nos va liberando de
esclavitudes, va haciendo crecer nuestra responsabilidad evangélica.
Desde Jesús podemos
vivir de manera diferente.
miércoles, 24 de febrero de 2021
2021 MEDITACIÓN EUCARISTICA:
EL RELOJ DEL GRANJERO
Un
granjero descubrió que había perdido su reloj en el establo, muy valioso y de
gran valor sentimental. Después de una extensa búsqueda en vano, contó con la
ayuda de un grupo de niños y prometió una valiosa recompensa a cualquiera que
encontrara su reloj.
Cuando
el granjero estaba a punto de darse por vencido, un niño le pidió la
oportunidad de intentarlo, ya que todos los demás fallaron.
¿Porque
no? Sería un intento más.
El
granjero luego autorizó al niño a entrar al establo. ¡Después de un rato, el
chico salió con el reloj en la mano!
Todos
estaban asombrados. Entonces el granjero preguntó: – «¿Cómo lo encontraste?»
El
niño respondió: – No hice nada más que sentarme en el suelo. En el silencio,
escuché el tic-tac del reloj y miré en la dirección correcta.
Querido Jesús sacramentado venimos aquí
en esta tarde para hacer silencio junto a ti. Para contemplarte en la sagrada
forma y escuchar profundamente tu sonido, tu tic-tac. Queremos poner en paz
nuestro corazón y alma tantas veces estresado y contagiado por las prisas de
esta sociedad en la cual vivimos. Queremos sentir tu paz, aquella que solo tú
sabes dar, solo con mirarte y sentarnos aquí a tu lado. Nada más. Un corazón en
paz, una mente en paz puede pensar y sentir mejor que una mente confusa.
Qué bueno sería si todos los días
pusiéramos, nuestro corazón y mente, durante unos minutos de silencio, escuchar
la voz de Dios que nos guiará en la dirección correcta y nos ayudará a definir
nuestra vida. Estar en silencio, porque solo en el silencio podemos escuchar la
voz de DIOS.
Este tiempo de cuaresma es un tiempo
propicio para hacer silencio profundo. No es un silencio forzado, sino ha de
ser un silencio querido y pretendido. Cuando llega un apagón de luz todo cesa.
La nevera deja de zumbar, la radio y la televisión están en silencio, y una vez
que las baterías de nuestros teléfonos se agotan, y nos preguntarnos en qué
deberíamos ocuparnos. Son momentos inquietantes, y deberíamos preguntarnos si nuestros
corazones y nuestras mentes están equilibrados. Nos damos cuenta que nos hace
falta aprender a estar quietos; saber que Dios es Dios. Si el silencio nos desagrada
y nos incomoda deberíamos reconsiderar nuestras prioridades.
Dios siempre está ahí trabajando en
nuestros corazones. Si alguna vez nos sentimos desamparados y olvidados por el
Señor, debemos recordar que, aunque no podamos ver lo que está haciendo, Él no
está ocioso. Dios siempre está trabajando en nuestros corazones y
circunstancias para llevar a cabo su voluntad para nuestra vida.
La única manera en que llegamos a
conocer a alguien en profundidad es en privado, y esto también se aplica a
nuestra relación con Dios. La formación que nos ofrece la parroquia puede
ampliar nuestro conocimiento del Señor, pero nunca sustituirá la comunión
íntima y personal con Él. Necesitamos paz y tranquilidad para escuchar su
Palabra, para adorarlo y traerle todas nuestras preocupaciones en oración.
En el silencio y la quietud el Espíritu
Santo nos enseña la sabiduría, que es la capacidad de ver la vida a través de los
ojos de Jesús. La sabiduría no se aprende frente a un televisor, por medio de
las redes sociales, ni en un evento deportivo. Se adquiere en quietud, en
nuestro tiempo privado con el Señor, al poner su Palabra en nuestra mente y
practicarla en nuestras relaciones y respuestas a diversas situaciones.
El silencio por sí solo no es el
objetivo. Después de todo, no buscamos la mera ausencia de ruido, perturbación
o actividad, no buscamos la nada. Nuestro propósito es eliminar toda
distracción para que podamos enfocar nuestra atención en Dios. En vez de
invitar al Señor a unirse a nosotros en medio de nuestras actividades diarias,
hagamos una pausa y descubramos el gozo, alegría y la energía y fuerza de la
silenciosa quietud con nuestro Padre celestial. Amén
sábado, 20 de febrero de 2021
2021 AÑO B TIEMPO DE CUARESMA I
La primera lectura
habla de un Dios que inventa el arco iris, este abrazo resplandeciente entre el
cielo y la tierra, que reinventa la comunión con todo ser que vive. Este Dios
nunca nos dejará. Nosotros podemos dejarlo, pero él no puede, nunca nos dejará.
El evangelio de Marcos
no informa el contenido de las tentaciones de Jesús, pero nos recuerda lo
esencial: El Espíritu lo condujo al desierto, y en el desierto permaneció
tentado por Satanás durante cuarenta días. Jesús en el desierto se clarifica y
discierne qué clase de Mesías será. ¿Vino para ser servido o para servir? ¿Para
tener, ascender, mandar o descender, acercarse, ofrecer?
La tentación es siempre
una elección entre dos vidas, entre dos amores. La Biblia: Yo pongo la vida y
la muerte ante ti ¡elige! Significa elige siempre lo humano frente a lo
inhumano, elige siempre lo que construye y hace crecer tu vida y la de los
demás en humanidad y dignidad.
Desde ahí comienza el
anuncio de Jesús, su sueño de vida. El desierto no es un lugar para vivir,
incluso los que viven en el desierto lo hacen en los oasis, no en medio de la
nada. Lugar de paso y hay que ir ligeros de equipaje, para que no entorpezca la
marcha hacia la pascua, la tierra prometida.
Jesús convivía con las
fieras, pero los ángeles le sostenían, nos ayudan si confiamos.
Después de que Juan fue
arrestado, Jesús fue a Galilea proclamando el Evangelio de Dios y dijo: El
Reino de Dios está cerca, convertíos y creed en el Evangelio.
El contenido del
anuncio es Dios como buena noticia. No fue nada obvio. No toda la Biblia es
Evangelio; no todo son noticias hermosas y alegres; a veces es amenaza y
juicio, a menudo es precepto y mandamiento. Pero la característica original del
rabino de Nazaret es anunciar el Evangelio, una palabra que reconforta la vida:
Dios se ha acercado y con él son posibles nuevos cielos y nueva tierra.
Jesús hace vibrar y
comunica el buen sabor de la alegría: se puede vivir mejor, un mundo como Dios
sueña y ese rabino parece conocer el secreto.
Conviértete ... Como
para decir: vuélvete hacia la luz, porque la luz ya está aquí. Y es como el
movimiento continuo del girasol, su tenaz orientación hacia la belleza de la
luz.
Han pasado 2.000 años y
seguimos experimentando las mismas tentaciones, las mismas pruebas que tuvo
Jesús en el desierto, antes de comenzar la vida púbica.
- El telediario nos
muestra quienes vencen y quienes sucumben.
- Nuestra conciencia
nos recuerda las oportunidades de crecimiento que nos ha brindado cada
prueba/tentación. Tenemos una valiosa experiencia acumulada.
miércoles, 17 de febrero de 2021
2021 MEDITACIÓN EUCARISTICA:
EL SERVICIO DEL AMOR
En esta tarde Señor Jesús eucaristía, del 17 de febrero era la fiesta de los Siete Santos fundadores de la Orden de los Siervos de María, pero ya se celebró ayer porque hoy es miércoles de ceniza, el inicio del tiempo propicio de la Cuaresma. En esta tarde queremos arrodillarnos delante de ti para meditar sobre el servicio del cual estos hombres santos hicieron gala a lo largo de su vida a favor de la Iglesia y de la humanidad, siguiendo tu ejemplo de siervo fiel. Tú, Jesús viniste a servir, y lo hiciste de una manera muy concreta.
Jesús servía a los demás haciendo que,
los que se le acercaban a él, fueran mejores. Y lo hizo, no con enfados y caras
largas, sino con simpatía, con serenidad y con su ánimo de curar y salvar. Así
actuó con los apóstoles. Era paciente con ellos a pesar de su ignorancia y
rudeza. A pesar incluso de sus infidelidades.
Los fariseos, que se ponían como ejemplo
de trato con Dios, se escandalizaban de ese modo de hacer. Los pecadores, en
cambio, estaban felices por el cariño del Señor, y porque les daba la esperanza
del perdón de Dios.
Parece que, cuanto más pecadora es una
persona, Jesús más la quiere, porque más le perdona. Es como una madre que
quiere más a un hijo enfermo.
Pero eso, no significa que no quiera al
resto de la familia. El Señor nos pide que seamos como él, que queramos y
perdonemos a los que tienen errores y que se cure. Pero que no nos enfademos
con ellos. - Señor, haznos como Tú,
mansos y humildes de corazón.
Esto no es cuestión de temperamento,
sino de virtud. Hay gente que es tranquila pero que está todo el día enfadada y
quejándose. Y hay quienes son nerviosos y no se enfadan casi nunca.
Enfadarse no tiene mérito. Es más fácil
enfadarse que tener paciencia, o amenazar a alguien con la mirada que
permanecer sereno ante sus equivocaciones. ¡Cuánto bien hace una sonrisa o un
buen gesto! Lo fácil es no luchar, dejarse llevar y justificarse pensando que,
como somos así, pues que eso es lo que hay.
Es más cómodo criticar a alguien que
rezar por él. Hundirlo en su miseria, que intentar ayudarlo corrigiéndole con
suavidad y fortaleza.
- Danos,
Señor, un corazón manso. A las personas hay que verlas como las ve Dios,
con esa misma perspectiva. Esa es la manera de actuar con mansedumbre. Es muy
difícil enfadarse y estar sereno. Y la serenidad es necesaria para que los
demás no piensen que nos queremos imponer o que estamos desahogando nuestro mal
humor. Porque soltar un discurso machacante lo único que provoca es hundir del
todo a la persona, haciendo que se sienta culpable.
Para evitar esto hay que acercarse a los
demás, intentar comprenderlos. Jesús comía con los pecadores, no los regañaba. Les
preguntaría por sus cosas. Esa es la manera de luchar contra los enfados: querer
a la gente. Así nos dominamos.
Había
un padre de familia, que estaba en el supermercado haciendo cola para pagar.
Iba con el clásico carrito de la compra donde había metido lo necesario para
una semana. Dentro del carro estaba su hijo pequeño sentado. Como cualquier
crío, no se estaba quieto. Cogía un bote de tomate y lo dejaba caer, el pan y
lo cambiaba de sitio después de romperlo un poco, y así con todo lo que
pillaba.
Al
padre se le vía con cierta impaciencia, mientras repetía una y otra vez: ¡¡¡Alfredo
tranquilo, cálmate, tranquilooooo!!! Mientras pagaba, la cajera que había visto
todo, le dijo: ¡¡Es admirable la paciencia que tiene usted con su hijo
Alfredo!!
Y
este buen papá le respondió medio riéndose: no, señora, se confunde usted,
Alfredo soy yo.
Es un arte hablar siempre sonriendo.
- Danos,
Señor, un corazón humilde. No podemos ir por ahí como dando lecciones.
Creyendo que todo depende de nuestro criterio, como si fuéramos superhéroes que
van a salvar el mundo. La caridad no es hacer muchas cosas por los demás, sintiendo
que nos necesitan porque somos imprescindibles y tenemos la satisfacción que
otros dependan de nuestros servicios.
Señor haznos amables, serenos, pacientes,
fuertes, comprensivos, como María la Madre de Jesús.
martes, 16 de febrero de 2021
17 DE FEBRERO 2021. MIÉRCOLES DE CENIZA
La celebración
del Miércoles de Ceniza nos invita a una profunda revisión de nuestra vida, de
nuestras actitudes y criterios de comportamiento; a iniciar un serio proceso de
conversión y de purificación. Cuaresma es un tiempo propicio que Dios nos
concede como un regalo. La Iglesia nos invita a que, durante este tiempo,
hagamos un esfuerzo por entrar dentro de nosotros, pero no para encerrarnos
allí y alejarnos de todo lo que nos rodea, sino para transformarnos desde
nuestra propia raíz, para que tratemos de descubrir, con toda sinceridad y con
toda humildad, nuestros egoísmos y hagamos todo lo posible para hacerlos
desaparecer.
La Cuaresma,
en sí misma, no tiene sentido. Pero, con este miércoles de ceniza, nos proponemos
seguir más de cerca a Jesús de Nazaret en su dar todo por el hombre y en obediencia
hacia Dios: LA PASCUA. Todo lo que no se prepara con antelación, corre el riesgo
de diluirse. De no cobrar la importancia que tiene.
Esta cuaresma
ha de ser diferente a las demás. Entre otras cosas porque, tal vez nosotros,
somos distintos a aquellos que fuimos hace un año. Dios es un ser dinámico y,
por lo tanto, sale a nuestro encuentro curando las dolencias de nuestro hoy, en
esta situación de pandemia mundial.
No es el
momento de pensar y escudarnos en el hecho de que la sociedad, el mundo, la
parroquia, la comunidad, mi familia, etc., han perdido el sentido del pecado.
Lo importante es, ahora, hoy y aquí, ponernos un termómetro personal.
Contrastar nuestra vida con la de Jesús. Dejarnos pasar por el escáner del
Espíritu, y que detecte todo aquello que hemos de dejar para llegar más limpios
a la Pascua.
Recibiremos la
ceniza, para recordarnos que queriendo ser árboles, pero en realidad, somos
simples astillas. Porque decimos ser rascacielos, cuando apenas levantamos lo
que es una altura. Porque afirmamos ser buenos y santos, cuando en realidad,
podemos ser mejores si nos dejamos guiar por Dios.
Recibiremos la
ceniza, para recordarnos que presumimos de conocer el evangelio y, resulta, que
lo descafeinamos utilizándolo a nuestro antojo. La Cuaresma puede contribuir a
inyectarnos esa fuerza de Dios. Ese impulso del Espíritu. Esa humildad para
encontrarnos con Cristo. Esa paz que el día a día nos roba.
Recibiremos la
ceniza, para recordarnos que, siendo siervos, queremos ser reyes y viviendo en
la tierra, algunos llegan aseverar que ya no existe más cielo. La ceniza, un
rito mágico, supersticioso. Por el contrario, este símbolo, nos esponja y nos
facilita este inicio, esta andadura hacia la celebración de la pasión, muerte y
resurrección de Cristo.
El Señor nos
invita a coger esta escalera de 40 peldaños que nos llevará a los Misterios de
su Pasión Muerte y Resurrección.
Cuaresma es,
pues, sin duda, una experiencia de desierto. No es que la comunidad cristiana
deba desplazarse a un lugar geográfico especial para vivir esta experiencia. El
desierto es una experiencia personal e íntima, y es siempre un don de Dios. Es
siempre él quien conduce al desierto. Fue él también quien condujo a Israel al
desierto por medio de Moisés, y quien condujo a Jesús por medio del Espíritu.
Este mismo Espíritu es quien convoca a la comunidad cristiana y la anima a
emprender el camino cuaresmal que lleva a la Pascua. Sólo así la Cuaresma puede
tener hoy un sentido.
sábado, 13 de febrero de 2021
2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO VI
Un leproso camina
directamente hacia Jesús, pero él no se asusta. Del rostro oculto del leproso
surge una hermosa petición: "Si
quieres, puedes curarme". "Si quieres" se preguntaría Jesús
en su interior y seguramente esto le conmovió, le aprieta su corazón y lo
obliga a actuar.
A los leprosos no había
que acercarse y mucho menos tocarlos; era una ley frente al contagioso, impuro,
cadáver andante. Jesús siente "compasión".
El Evangelio usa un término con un significado infinito, profundo: indica como un
calambre en el vientre, un mordisco en las entrañas, esas mariposas
que pululan en nuestro interior.
Jesús siente compasión, extiende la mano y toca. En el Evangelio, cada vez que Jesús se conmueve,
toca. Toca al intocable, toca el amor y amar cura. Dios no sana con un decreto,
sino con una caricia.
La respuesta de Jesús fue
tan directa y sencilla, una última e inmensa palabra en el corazón de Dios:
¡Quiero: queda limpio! Dios no quiere más que hijos sanos. La enfermedad la soporta,
pero no la proporciona ni la quiere. Esa es la gran y buena noticia, un Dios
que da gracia, que sana la vida, sin poner cláusulas. Que ahora lucha con
nosotros contra todos los males, renovando la vida gota a gota.
Y lo despidió ordenándole
que no dijera nada. Porque Jesús no hace milagros para hacer seguidores o para
tener éxito. Cura al leproso para que se recupere nuevamente, para que recupere
su plena humanidad y la alegría de los abrazos.
Cuántos hombres y
mujeres, o instituciones, llenos del Evangelio, han hecho como Jesús y han
acudido a los leprosos de nuestro tiempo: refugiados, vagabundos, adictos,
prostitutas, a los pobres. Los tocaron, realizando gestos de cariño, sonrieron,
y muchos de ellos encontraron la vida y su desarrollo humano y emocional.
Tomar el evangelio en
serio tiene el poder de cambiar el mundo. Y todos aquellos que se lo tomaron en
serio y tocaron a los leprosos de su tiempo, todos testifican que hacer esto
trae gran felicidad. Porque te pone en el lado correcto de la vida.
Hoy recordamos la
campaña de lucha contra el hambre que Manos unidas nos recuerda y nos alienta a
no desfallecer en la solidaridad y en el compartir: “Contagia solidaridad para acabar con el hambre”.
Jesús no solo limpia al
leproso. Extiende la mano y lo toca,
rompiendo prejuicios, tabúes y fronteras de aislamiento y marginación. Los
seguidores de Jesús hemos de sentirnos llamados a aportar amistad abierta a los
sectores marginados de nuestra sociedad. Son muchos los que necesitan una mano
extendida que llegue a tocarlos. Comportamos y seamos solidarios. Amén
miércoles, 10 de febrero de 2021
2021 FEBRERO ADORACIÓN EUCARÍSTICA,
MI AMIGO EL ÁRBOL
Vivimos en un mundo complicado. Las
cosas que nos suceden representan un problema. Problemas pequeños o grandes, urgentes
o importantes No podemos vivir como si no existieran, pero tampoco agobiarnos
por ellos, tanto que nos impidan vivir el presente.
En esta tarde ante el santísimo queremos
acercarnos al Señor y pedirle que no escuche y que nos proteja. Los problemas urgentes
golpean nuestra puerta y reclaman nuestra atención. Pero si nos preocupamos
solo de los urgentes es posible que las cosas importantes las dejemos para más
tarde y quizá ya sea más difícil de solucionar. Y que hacemos con los otros
problemas que no son ni urgentes ni importantes. A lo mejor hay que darnos
tiempo para solucionar las cosas y no tener prisa en buscar rápidas escapatorias
y facilonas. Quizá debamos pensar en perder la urgencia, no agobiarnos en
resolver los problemas.
Escuchemos esta bella historia de un
campesino: Mi amigo el árbol
Un
hombre iba con su automóvil por una ruta camino hacia una ciudad, no demasiado
cercana. Y de pronto se queda sin gasolina y parado en medio de la carretera no
sabe qué hacer, era una carretera poco frecuentada.
Mira
para todos los lados, en aquella época no había teléfonos móviles y entonces, a
lo lejos ve aproximarse un camioncito, seguramente conducido por un labrado de
aquellas tierras. El labrador al ver el coche parado y a este viajero de pie
apoyado sobre el mismo coche, se para y le pregunta que ha pasado: “¿Tiene
algún problema amigo?”
El
viajero le responde que cree que se ha quedado sin gasolina, ¿hay alguna
gasolinera por aquí cerca?
El
campesino responde no que va, estamos lejos de ella. Pero le propongo
una cosa. Como está
anocheciendo, venga usted hasta mi casa y se queda a cenar con mi familia y ya
mañana le acompaño a buscar gasolina para ponérsela a su coche y así proseguir
su viaje.
Oh
muy amable, se sube en el coche y hablan de sus vidas en el campo, la
agricultura, las ovejas, y él viajero le habla de la ciudad y su ritmo
frenético etc… y así hasta llegar a la casa del granjero.
Se
bajan del coche y el granjero le dice que se podía lavar y refrescar en esa
fuente de agua y así después entrarían en la casa.
El
hombre se lavó las manos y se refrescó la cara y notó que el granjero se
dirigió hacia un árbol enorme, grandote que estaba allí en medio del jardín. Y empezó
a acariciar su tronco, a abrazarle y a tocar sus hojas con mucho tacto y delicadeza.
Le hablaba y susurra sus cosas al árbol. Durante un rato largo se queda acariciando
al árbol y abrazándolo y también tocando las hojas y luego entraron juntos a la
casa.
La
esposa le dio la bienvenida y lo sienta en la mesa que ya tenía preparada con
sus hijos y con trato amable le invitó a participar de la cena. Les sirve una sopa
y un guisado que al hombre de la ciudad le pareció exquisitos. Se despiden, le
muestran su habitación y se acuestan todos en la casa. A la mañana siguiente
después de desayunar salen de la casa y el granjero se va otra vez hacia el
árbol frondoso y enorme en medio del jardín y empieza a acariciar el tronco,
las hojas y a abrazarle. Repite todo el ritual de la noche anterior, lo
acaricia, lo abraza, le habla, etc. Se suben a la camioneta y van por la
gasolina y el granjero lo devuelve hasta donde estaba su coche. Cuando el coche
está lleno de gasolina y listo para partir, el hombre de la ciudad le agradece
la ayuda recibida y le dice que tiene usted una relación muy intensa con el
árbol del jardín.
Si
es un gran compañero, está conmigo desde que nací que lo plantó mi padre. Es mi
gran amigo.
Ya
veo que lo quiere usted mucho porque cada vez que llega a casa le habla, lo
acaricia, le abraza y al salir a la mañana siguiente repite lo mismo.
Sí,
pero no solamente es hablar para desahogarme, él es un gran amigo y me da un
gran servicio
¿El
hombre de la ciudad no entiende y le dice si quería explicárselo?
Claro.
Cuando vengo del campo siempre traigo problemas conmigo, algunos urgentes,
otros importantes. Algunas plantas se han enfermado, otras se han muerto. A veces
tenemos problema de riego y se rompe la bomba. Otras veces demasiado sol y
calor. Todos tenemos problemas en la vida. Pero he aprendido de mi padre que no
debemos llevar los problemas a casa, con la familia.
Porque
el entorno de mi casa es sagrado y yo no quiero contaminarlos con mis
problemas. Así que cada día que llego le pido permiso a mi amigo el árbol y le
dejo colgado entre sus ramas mis problemas, todos los que tengo para entrar en
mi casa sin ellos. Y él me los cuida, y los cuida por mí.
A
la mañana siguiente cuando me voy le digo que me devuelva mis problemas para no
dejarle a él cargado de preocupaciones. Y sabe que cada mañana cuando recupero
mis problemas del día anterior, noto menos peso, algunos ya no están.
Señor ayúdanos a aprender a darnos
tiempo, que las cosas no las realicemos con prisas, los antiguos decían que lo
consultáramos con la almohada y dejar que ella te aconseje, o al árbol que
tengamos en el jardín o nuestra planta del balcón.
En esta tarde queremos acariciarte y
abrazarte Señor, tocar tus ramas de tu presencia y dejar los problemas contigo,
para que cuando volvamos a recogerlos, sean más livianos y no estén tan
cargados. Que tu abrazo nunca nos desampare, nunca nos abandone y no nos dejes
que nos separemos de ti. Amén
sábado, 6 de febrero de 2021
2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO V
Al inicio de su vida pública, Jesús pasa por
los lugares donde la vida late con más fuerza: el trabajo (barcas, redes,
lago), la oración y las asambleas (la sinagoga), el lugar de los sentimientos y
el cariño (la casa de Simón).
En estos
momentos en que arrecia la pandemia, la situación económica de muchas familias
pasa por momentos difíciles y el desánimo prolifera por todos lados, Jesús nos
invita a mirar la vida con sus mismos ojos. Será un fantástico antídoto contra
el desánimo: Porque Jesús siempre se muestra cercano, compasivo, amistoso,
poderoso para curar, consecuente hasta dar la vida.
Hoy las
lecturas nos recuerdan el tema del sufrimiento, nos hacemos tantas preguntas ante
la realidad que nos toca vivir. Es lo que Job siente en su dramática vivencia
de enfermedad, pérdida de bienes y soledad. El grito de ¿dónde está Dios? ¿por
qué calla ante tanta dolencia y pesadumbre?
Las lecturas
nos confrontan con el mal y el sufrimiento. No nos ofrecen soluciones fáciles.
Tampoco enuncian teorías. Sin embargo, dan luz. La Palabra de Dios hecha carne,
no rehúye el cara a cara con el misterio del mal. Jesús entiende su vida como
una misión al servicio de la vida, de la salud, de la esperanza, del bien. Su
predicación y su actuación sanan, liberan, ofrecen un horizonte humanizador.
El dolor no
es querido por nadie. Tampoco por Dios. Dios, en Jesús, lo ha experimentado y
lo combate. Por eso, la gente lo busca.
Jesús, habiendo liberado a un hombre de su
espíritu enfermo, sale de la sinagoga y va a la casa de Simón, donde le hablan
de su suegra con fiebre. Jesús la toma de la mano, la levanta, y vuelve la
alegría a la casa.
No nos equivoquemos: Dios está enamorado de
la normalidad, no de lo grandioso y espectacular. Busca que nuestra vida
imperfecta se convierta en levadura y sal y una mano que nos levante. A continuación,
todo lo que sucede es pura energía: la casa se abre, es más, se expande, se
agranda hasta el punto de poder acoger, por la tarde, frente al umbral, a todos
los enfermos de Cafarnaúm. Toda la ciudad está reunida en el umbral de la
casa donde está Jesús.
Después cuando aún estaba oscuro, salió en
secreto y oró. Simón lo persigue, lo busca, lo encuentra: Todo el mundo te
busca. Cafarnaúm está a tus pies. Y Jesús le dice: vayamos a otra parte. En algún otro lugar que no conocemos; solo
sé que no puedo sentarme; hay que ir más allá.
Conclusión: tres verbos es la mejor manera
de relacionarse con los demás: acercarse,
entrar en contacto con él y levantarle;
Jesús espera que quien sea sanado, levantado o liberado, se ponga al servicio
de la causa del reino, que es parte de la comunidad cristiana.
La fe no es una teoría, es el encuentro con
Jesús, para eso tres actitudes: buscarle, vigilancia en la oración, activos en
la caridad y exultantes de esperanza. Que así sea
miércoles, 3 de febrero de 2021
2021 ENERO MEDITACION EUCARISTICA,
EL SAPO Y LA ROSA
Aquí delante de Ti Señor nos postramos
con un sentido de adoración y de humildad. Nos sentimos faltos de tu presencia
y queremos que tú nos llenes el corazón, que lo inundes con la fuerza de tu
gracia y de tu amor. Queremos pasar unos momentos a solas contigo, intentando
dejar fuera las preocupaciones, los sinsabores, los problemas y angustias que
nos afligen. Ahora solo queremos llenarnos de ti, sentirte vivo y muy cerca de
nosotros, tanto que nos abrimos de par en par, abrimos nuestro interior para
que tú lo habites y lo planifiques. Queremos que nos ayudes a vencer nuestros
orgullos y egoísmos y sentir la necesidad tuya y la de los otros, la de
nuestros hermanos. Todos nos hacen falta para ser completos. Lo bueno y lo
malo, lo justo y lo injusto. Todos somos necesarios. Me viene a la memoria la
parábola del trigo y de la cizaña, cuando el agricultor quería arrancarla
siendo muy pequeñas, pero el dueño de los sembrados le dijo: No, no lo arranques porque podrías arrancar junto
a la cizaña también el trigo, lo bueno que surge en el campo. Más bien déjalos crecer
juntos ya llegará el momento de la cosecha y entonces separaremos el trigo y la
cizaña, lo bueno y lo malo.
La convivencia con todos los seres humanos
es necesaria, nos ayuda a crecer y a fortalecer nuestras convicciones y nuestra
belleza interior y exterior. Escuchemos la enseñanza de este bonito cuento de
la Rosa y el sapo:
“Había
una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la
rosa más bella del jardín. Allí también vivía un sapo, que habían crecido
juntos. Durante mucho tiempo compartieron todo tipo de vivencias, secretos y
sobretodo una amistad que parecía eterna. La vida iba pasando y el sapo
observaba como su amiga se volvía cada vez más y más hermosa. Para él era un
placer los momentos que pasaba junto a ella, la visitaba y le contaba todas las
cosas que pasaban en aquel bonito jardín. La rosa se daba cuenta de su
hermosura y de la atracción que producía en la gente que la miraba. El único
problema es que de vez en cuando aparecía el sapo dando saltos a su alrededor y
espantaba a quienes se acercaban.
La
gente no se acercaba mucho a ella y se conformaban con verla de lejos. Era a
causa del sapo grande y oscuro que nadie se acercaba a verla de cerca.
Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el
sapo muy obediente dijo: pero hasta ahora nunca te había molestado mi presencia
y te gustaba que estuviera a tu alrededor y hablar conmigo.
- Es
cierto contestó la rosa, pero me he dado cuenta que espantas a todos los
visitantes que vienen a admirar mi hermosura, les asustas, y además tu aspecto
ya no armoniza con mi belleza.
- Vaya,
que lejos han quedado aquellos tiempos. Ambos se quedaron callados durante una
eternidad, él esperaba una rectificación y ella en cambio esperando que se
fuera.
- Está
bien, si así lo quieres, no te preocupes el jardín es muy grande puedo irme a
cualquier otro sitio. Y se alejó de allí. La primavera pasó, el verano también
el otoño y durante todo aquel tiempo ambos hicieron su vida por separado. No
volvieron a verse. Meses y meses pasaron hasta que un día el sapo decidió
acercarse e ir a visitar a la rosa, pero al llegar se quedó completamente
sorprendido, su amiga, aquella bonita flor estaba ahora marchita. Apenas
quedaba rastro de su belleza, sus pétalos estaban agujereados y su tallo caído.
- Hola
rosa,
- Hola
sapo
- Pero,
¿qué te ha pasado?
- No
lo sé, los primeros días todo fue bien, pero poco a apoco aparecieron las hormigas
y otros bichos y un día un picotazo aquí y un picotazo allá, se han apoderado
de mí y nunca pude volver a ser igual.
El
sapo solo contestó:
- Pues
claro, Nunca te diste cuenta porque estabas demasiado ocupada observando tu
propia belleza, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y esos bichos, y
por eso siempre eras la más bella del jardín”.
Muchas veces despreciamos a los demás
por creer que somos más que ellos, más bellos o simplemente que no nos “sirven”
para nada. Todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y
nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien
del cual ni siquiera seamos conscientes.
Señor ayúdanos a reconocer el valor de
los demás, todos los que tú nos colocas en nuestro camino. Te agradecemos tu
bondad para con nosotros y te pedimos que también la muestres a todo ser humano
que necesita encontrarse y encontrarte. Amén.
martes, 2 de febrero de 2021
DÍA
DE LA VIDA CONSAGRADA
Hoy 2 de febrero se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
Este año bajo el lema “La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido”.
El objetivo de esta jornada es ayudar
a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido
seguir a Cristo de cerca mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al
mismo tiempo, quiere ser para las personas consagradas una ocasión propicia
para renovar los propósitos y reavivar los sentimientos que deben inspirar su
entrega al Señor y dedicar su vida a Él.