MEDITACIÓN EUCARISTICA.
El camello sin cuerda
Estamos en esta tarde junto a Jesús sacramentado y queremos sentir tu presencia en medio de nosotros, pero sobre todo dentro de nosotros. Hay tantas cosas que intentan apartarnos de ti, tantas preocupaciones que sin querer van calando dentro, muy dentro y nos llevan en sentido contrario del tuyo. Por eso queremos en esta tarde sentir que tú eres el que diriges nuestra vida y que nos das la libertad para escogerte, para amarte, para seguirte.
El
cuento de esta tarde habla del condicionamiento, de cómo en ocasiones nos
dejamos adoctrinar por la sociedad y permitimos que nos corten las alas incluso
cuando sabemos que, en realidad, podemos ser libres para hacer lo que realmente
queremos. Jesús nos conquistó esta libertad a costa de su sangre derramada y su
vida entregada. La estaca invisible puede ser la más real de todas.
EL
CAMELLO SIN CUERDA: Estaba a punto
de caer el sol y la caravana se preparó para pasar la noche en el desierto. El
muchacho encargado de los camellos se acercó al guía y le dijo: Señor, tenemos
un problema. Hay un total de 20 camellos, pero solo tengo 19 cuerdas. ¿Cómo
podemos solucionarlo?
El
guía quiso tranquilizar al joven diciéndole: No te preocupes, los camellos no
son muy listos. Acércate al que ha quedado suelto y haz como si lo atases.
Verás que se quedará allí quieto, como si en realidad le hubieses puesto una
cuerda alrededor del cuello y de las patas.
Siguió
su consejo y, a la mañana siguiente, cuando la caravana volvió a ponerse en marcha,
todos los camellos comenzaron a avanzar en fila. Todos, menos uno.
Señor,
hay uno de los animales que no quiere caminar esta mañana, le dijo el chico
encargado de la manada al guía.
El
guía preguntó: ¿Es por casualidad, el que se quedó sin soga?, el joven
sorprendido le respondió: Sí, ¿cómo lo sabe?, continuó extrañado el jovenzuelo.
Ve
y haz como que lo desatas, sino creerá que aún está trabado. Por eso no quiere
caminar, le explicó el guía. Acto seguido, el camello creyéndose desatado, se
echó a andar...
Lo mismo nos pasa a muchos de nosotros,
somos camellos atados sin cuerda, porque los límites no los impone la realidad,
sino nuestras propias mentes y convicciones. Existen situaciones en la vida de
cada uno de nosotros qué no nos gustan nada; sin embargo, seguimos porque
creemos que no podemos cambiarlas.
La realidad es que vivimos atados a
miles de estacas imaginarias, por vivir de manera inconsciente, con el pilotito
automático puesto. Qué verdad es que nuestro mayor enemigo es todo aquello que nos
contamos a nosotros mismos y que tiene que ver con nuestro propio mundo
interior. Sentirse libre de nuestros juicios y vivir de manera consciente, son
claves para romper nuestras limitaciones y llevar una vida más plena y feliz.
A veces creemos lo que nos dicen y
permitimos que nos dejen quietos, atados a complejos e ideas falsas acerca de
nuestra capacidad, de nuestros dones y talentos. Nos quedamos quietos en un
lugar, inmovilizados por algo que no existe y perdemos oportunidades, dejamos
que la vida se pase sin que podamos cumplir nuestro propósito.
A veces lo que creemos un problema nos
enseña otras cosas, nos da una perspectiva diferente, nos hace trabajar con el
“problema” desde una visión diferente, más abierta, más lúcida.
Muchas veces nosotros pasamos por lo
mismo que el camello de esta historia. Alguien pudo atarnos con algo que no
existe.
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