sábado, 9 de noviembre de 2024


 

Como la viuda, Señor

Daré sin esperar nada a cambio.

Ofreceré sin arrogancia.

Dejaré sin pretensión de recompensa.

Brindaré, incluso con la copa que necesite.

Entregaré con sencillez.

Huiré de la cantidad y cuidaré la calidad.

Ofreceré con humildad y recogimiento.

Procuraré sin buscar engaños.

Dejaré de lo mío para otros.

Prestaré lo que otros no dan: lo imprescindible.

Ofreceré lo que otros te niegan: su ser.

Dejaré lo que otros se guardan: su corazón.

Te ofreceré mi vida para que, sólo Tú, la juzgues.

Te ofreceré mis bienes, porque sé que son tuyos.

Te ofreceré mi sustento, porque sé que Tú lo haces posible.

Ponga mi vida en tus manos.

Caminaré sin arrogancia ni seguridad en mí mismo.

Caminaré sin miedo a encontrarte.

Caminaré dispuesto a facilitarte lo que más necesites.

Mírame y condúceme.

Hazme desprendido y sencillo.

Dame la valentía de darte lo que más me cueste.

Inspírame el gesto y la palabra oportuna.

Y, si quieres, Señor, arranca de mí incluso aquello que, por comodidad o egoísmo, busco y amarro para poder vivir.

Amén.


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO XXXII

La lectura de los evangelios ofrece muchas perspectivas cuando se mezcla con la vida. Sigue siendo luz para iluminar nuestro caminar, nuestros modos de vida.

El evangelio de este domingo propone como modelo de ciudadana del reino a aquella viuda pobre que dio todo lo que tenía. Por eso Jesús la alabó por encima de los que daban mucho porque tenían más. Esto queda claro.

Imaginemos al Templo brillando esplendoroso bajo los rayos del sol. Sus cientos de columnas de cedro sosteniendo los pórticos interminables y proyectando su sombra sobre los suelos enlosados del mejor mosaico... Todo rezuma grandeza y esplendor.

Y allí en medio, en claro contraste con el resto, hay una pobre viuda insignificante que pasa desapercibida de todos… menos para Jesús: ¿Veis aquella mujer? Nadie se había fijado en ella porque a los ojos del mundo era sin duda la última, pero a los ojos de Jesús era la primera, porque en el Reino todo es al revés.

Para el mundo el más importante es el que más tiene; para el Reino el más importante es el que más sirve. Para el mundo el primero es el más dotado; para el Reino el primero es el más necesitado.

El Reino no se impone como los reinos del mundo, el Reino se siembra, y cuando cae en buena tierra da el ciento por uno. El Reino se construye de dentro a fuera; crece por la fuerza de la Palabra, desde dentro, por conversión, no por imposición; desde abajo, desde el servicio, no desde el poder.

El objeto primero del mensaje de Jesús es el Reino, es decir, el reinado de los criterios de Dios en el mundo; unos criterios locos si los comparamos con los criterios que propone el mundo.

Jesús, sentado, observa. Su mirada penetrante, tan aguda como la de los profetas, advierte en aquella pobre viuda un gesto de nada, en el que se oculta lo divino; ve el destello absoluto en el detalle de dos peniques. Ella echó dos peniques, pero dio más que todos los demás. ¿Por qué más que todos? Porque la balanza de Dios no es cuantitativa, sino cualitativa. Cuenta cuánto corazón hay en ello, cuánto peso de lágrimas y cuánta fe. Para aquella mujer, las palabras originales que gasta Marcos son brillantes: echó en el tesoro toda su vida. Echó todo lo que necesitaba para vivir. Quien lo da todo, no se sorprende, pues, de recibirlo todo. Aquella mujer arrojó al mundo lo mejor que tenía: su mucho valor, que contenía una astilla de lo divino. En su gesto discreto, Jesús nos deja una lección fundamental: no busques personas santas en la vida. Tal vez las encuentres, tal vez no (de hecho, no sabemos nada de la vida moral de aquella mujer). Busca más bien personas generosas. La generosidad es el estigma de Dios. Confiemos nuestra vida a los generosos, vayamos a la escuela de ellos, y no de escribas piadosos y devotos. Evangelio a partir de la pregunta radical: ¿Qué nos hace vivir? De la respuesta sencilla: ¡el don! En el evangelio el verbo 'amar' se traduce siempre por otro verbo, concreto: 'dar'. No se trata de emociones, sino de dones. La piedra angular de la religión es el don, no el deber o las deudas que hay que pagar.

miércoles, 6 de noviembre de 2024


 

2024 NOVIEMBRE ADORACIÓN EUCARISTICA EL BOSQUE DE LA VIDA

 

Señor Jesucristo, Hijo unigénito del Padre: Te damos gracias porque te haces presente en la Eucaristía y nos permites contemplarte y adorarte como nuestro Dios y Señor.

Por eso nos postramos ante ti, confiadamente, con nuestra pobreza y miseria, movidos por la seguridad que nos da el amor infinito por nosotros que brota de tu corazón traspasado. Sabemos que tu nunca nos abandonas y que siempre estas con nosotros pero nos cuesta tantas veces reconocerte en el hermano o en las circunstancias.

En señal de amor y de adoración te ofrecemos cuanto somos y tenemos, con el deseo ardiente de corresponder con toda el alma, y a pesar de nuestra indigencia, a tantos dones como nos regalas. Tú nos llenas de la luz y el amor que irradias y que da sentido a nuestra vida. Ayúdanos, para que la gracia que hemos recibido contemplándote nos empape de tu amor y nos una a tu cruz de tal manera que te amemos por encima de todo, nos entreguemos, como tú, al servicio abnegado de nuestros hermanos, y podamos participar un día de tu gloria en el cielo.

Haznos capaces Jesús de colaborar contigo y con los demás para que la vida sea más llevadera y más serena. Escuchemos esta bonita historia.

 

EL BOSQUE DE LA VIDA: Un hombre estaba perdido en un bosque. Había probado ya varios senderos, con la esperanza de que alguno de ellos lo condujera fuera, pero todos volvían a converger en el mismo punto, justo donde él se encontraba ahora.

Aún le quedaban por probar algunos cuantos, pero se encontraba cansado y hambriento, así que decidió tomarse un descanso antes de coger una nueva senda.

Mientras estaba allí sentado, preguntándose qué sendero tomar, vio acercarse a otro viajero.

Inmediatamente se puso de pie y gritó:

- Hola, hola ¿Me puede ayudar? ¡Me he perdido!

El otro hombre dio un suspiro de alivio, y replicó:

- Yo también estoy perdido.

Ambos comenzaron a intercambiar información, y pronto descubrieron que entre los dos habían recorrido ya muchos de los caminos existentes.

Ahora se ahorrarían trabajo, y podrían evitar tomar senderos erróneos que uno u otro ya conocieran.

Muy pronto, los dos hombres estaban contándose sus desventuras con buen humor, lo que les ayudó a olvidarse del cansancio y el hambre; de esta manera, continuaron su viaje.

 

La vida es como un bosque, a veces nos perdemos y sentimos confundidos, pero si compartimos nuestras experiencias e impresiones con los demás, el viaje no parecerá tan desalentador, y puede ser que juntos encontremos los mejores caminos y modos de vivir.

Contigo el viaje por la vida puede resultar más llevadero, y junto a otros caminantes podremos llevar una dirección adecuada que nos conduzca a la vida en mayúscula que tú nos ofreces. Te pedimos que nunca nos abandones y que nos acompañes por el camino de la vida y de la comunión clon nuestros hermanos. Siempre la colaboración ha sido un motivo de alegría y de sentirnos que no estamos solos y que la solidaridad es la mejor arma para poder luchar contra todo individualismo, toda mentira y toda dominación.

La cooperación no es ausencia de conflictos, sino el medio para resolver el conflicto. Hay que saber gestionar las diferencias y contigo Jesús será mucho más fácil y llevadero. Saber sentarnos a dialogar y colocar encima de la mesa todas nuestras razones, argumentos y propuestas que para que todos tengamos una vida mucho más autentica y feliz.

Señor no quites tu mano sobre nuestras cabezas y sobre nuestro corazón para que todas las cosas que hagamos sean para tu gloria y en beneficio de la humanidad entera. Amén

martes, 5 de noviembre de 2024


 

NECESITAMOS DE VUESTRA COLABORACIÓN

 Y SOLIDARIDAD.

Nos han pedido aportar botas de agua (nuevas o usadas) para los damnificados por la DANA, ya que es ahora una prioridad para poder continuar con las labores de limpieza de una manera adecuada e higiénica.

Por ello todas las personas que puedan aportar algún par de botas, serán muy bienvenidas y el miércoles por la tarde, después de la misa de las 20.00 h. una furgoneta se pasará a recoger lo que hayamos conseguido y lo llevarán el jueves por la mañana a primera hora directamente a Valencia.

Toda ayuda, por cualquier par que podamos aportar, será muy útil

Gracias a todos.

sábado, 2 de noviembre de 2024


 Por decreto del Arzobispo, las colectas del próximo sábado y domingo, irán destinadas a Caritas de las Parroquias de las ciudades afectadas por la Dana.

Agradecemos vuestra aportación en nombre de todos los damnificados.


 MISA CON NIÑOS

El próximo sábado día 9 de noviembre a las 18 horas, celebraremos la misa con niños.
Todos los niños de catequesis de primera comunión y las familias con niños estáis invitados


 


 

Si nunca rompes un racimo de uva en el lagar, nunca tendrás un vaso de vino sobre tu mesa.

Si nunca te arriesgas a perder, nunca te das la oportunidad de ganar.

Si nunca afrontas la pena de partir, nunca conocerás lo alegría del regreso.

Si nunca sufres muriéndote en la siembra, nunca gozarás en la cosecha.

Si nunca te dueles bajo el peso de tu culpa, nunca saborearás el alivio del perdón.

Si nunca mueles los granos de trigo, nunca conocerás el sabor del pan.

Si nunca afrontas el miedo de dejar de ser como eres, nunca descubrirás la alegría de ser como puedes ser.

Si nunca estás dispuesto o dejar todo lo que tienes, nunca sentirás que lo tienes libremente.

Si nunca estás dispuesto o morir por una causa, nunca sabrás para qué vives.

Si nunca desafías tu pena, y dejas de reír para llorar, nunca conocerás la dicha del que deja de llorar para reír.

Si nunca te arriesgas o cruzar el río, nunca sabrás lo que te aguarda en la otra orilla.

Arriésgate a amar.

Amén


 

2024 CICLO B TIEMPO ORDINARIO XXXI

Las religiones primitivas consideran a los dioses gente peligrosa, poco de fiar, a la que hay que mantener alejada y aplacada. El amor a Dios no tiene en ellas el menor significado.

Jesús nos da una excelente razón para amar a Dios: Dios es Abbá, el padre que «tanto amó al mundo que le entregó a su hijo». Ésa es precisamente la buena Noticia que proclama el evangelio; que Dios es mucho mejor que lo que nadie había imaginado jamás; que no es el juez, que es Padre. Pero Jesús no se limita a proclamarlo, sino que lo hace visible cuando se acerca al leproso, o defiende a la adúltera, o muere colgado del madero para que la buena Noticia llegue a nosotros. Dicho de otro modo, viendo y entendiendo a Jesús comprendemos a Dios…

Decía Ruiz de Galarreta: «El que se acerca al fuego se va calentando».

¿Cuál es el mayor mandamiento de todos? Jesús lo hace, saliéndose de la norma con una respuesta que no está entre los mandamientos. La respuesta comienza con un verbo: amarás, en el futuro, indicando una historia inacabada, porque el amor es el futuro del mundo, porque sin amor no hay futuro para la humanidad. Jesús evoca el «mandamiento cero»: shemà, escucha, recuerda, no olvides, tenlo atado a tu muñeca, ponlo como un sello en tu corazón, como una joya ante tus ojos... Es la ternura de un Dios que pide: «Escúchame, por favor». Escuchar es amar.

Amar con todo el corazón; no sumisamente, sino con amor. Con toda tu mente. El amor inteligente debe ser; querer conocerlo, estudiarlo, entenderlo más. Hablar y cantar y escribir sobre él, una oración, una canción, un poema de amor a tu amor.... Básicamente, nada nuevo. Las mismas palabras han sido repetidas por místicos de todas las religiones, buscadores de Dios de todos los credos, durante milenios.

La novedad del Evangelio está en la adición inesperada de un segundo mandamiento, que es similar al primero. Jesús dice: amarás al hombre es semejante a amarás a Dios. El prójimo es semejante a Dios. El prójimo tiene rostro y voz, hambre de amor y belleza, semejante a Dios.

El cielo y la tierra no se oponen, se abrazan. Un evangelio bizco, podríamos decir: un ojo arriba, otro abajo, los ojos en el cielo y los pies en la tierra.

Pero, ¿quién es mi prójimo? Gandhi, un no cristiano: «mi prójimo es todo lo que vive conmigo, en esta tierra», las personas, pero también el agua, el sol, el fuego, las nubes, las plantas, los animales. La hermana Madre Tierra y todas sus criaturas. El mandamiento se convierte en: ama a la tierra como a ti mismo, ámala como Dios la ama. Vivir es coexistir, existir es coexistir. No para obedecer mandamientos o celebrar liturgias, sino simplemente, maravillosamente, felizmente: para amar.

«Dios no hace otra cosa que esto, todo el día: está de pie en el lecho del parto y genera» ¿Qué genera? El amor que es vida.