2024
noviembre meditación eucarística:
TE
ACUSARÉ CON TU MAMÁ
Señor
Jesús de nuevo aquí estamos junto a ti. Sabemos que la oración nos acerca más a
ti y a los hermanos. Nos hace sentir que no estamos solos y que tú nos escuchas
y nos acompañas siempre. Necesitamos tener momentos de intimidad contigo y con
el Padre así descubriremos el gran corazón que tenéis y con cuanto amor nos amáis
a cada uno de notros.
Te
acusaré con Tu mamá: Un día un niño de cinco años entró en una farmacia
corriendo y le dijo al farmacéutico: ''Señor, aquí está todo el dinero que
tengo. Por favor deme un milagro".
El
farmacéutico, sorprendido, le preguntó, qué milagro quería y para qué.
-
El pequeño respondió: El doctor dijo que mi mamá necesita un milagro para
sanar. Aquí está todo el dinero que ahorré para comprar una bicicleta, pero amo
más a mi mamá y quiero que esté bien. Por favor ayúdeme ¿Ese dinero es
suficiente?
-
El farmacéutico, muy conmovido, le respondió que no tenía ese "milagro''. Luego
agregó que sólo Jesús, el Hijo de Dios tiene ese remedio especial y lo invitó a
ir a la iglesia a pedírselo.
El
niño corrió como un rayo hasta la iglesia. Llegó frente a la cruz cerca del
altar y muy apurado y con gritos dijo:
-
¡Jesús tú tienes el milagro! Sé que estás en esa cruz, que te duele y que no
tiene mucho tiempo para mí, pero el señor de la farmacia me dijo que el milagro
para curar a mi mami lo tienes tu. Aquí
está todo el dinero que ahorré para una bicicleta. Te lo doy todo, pero por
favor ayúdame.
Desafortunadamente
Jesús no respondió ni una palabra, por eso el niño gritó:
-
¡Jesús! si no me ayudas, te acusare con tu mamá y le diré que no me quieres
ayudar. Venga Jesús, por favor yo sé que tú también amas a tu mamá como yo amo
la mía, ayúdame, dame el milagro que mi mamá necesita. Prometo volver lo más
rápido posible para ayudarte a bajar de la cruz.
El
cura, que había oído la conversación del niño, se acercó y lo invitó a hablar
en voz baja con Jesús. Le explicó que Cristo lo escucha, aunque no responda
directamente. Y el niño cerró sus ojos y junto sus manitas y entre lágrimas con
voz bajita le repitió la misma súplica a Jesús.
Conmovido
por el niño, el Padre lo acompaño a casa. A lo largo del tramo de la calle de
la iglesia allí, el niño le explicó al sacerdote cuánto quería a su madre, le
dijo que era todo lo que él tenía y que le habían dicho que sólo Jesús tenía el
milagro que podía curarla.
Una
vez en casa, el niño corrió hasta la habitación de su madre y encontró la cama
de vacía. Con angustia salió y la vio salir de la cocina y el niño le dice a su
mamá:
-
¡Mamita te levantaste! Y la mamá, le dijo:
-
Si hijo, El doctor que llamaste vino a visitarme me curó, por cierto, me dijo
que te saludara y me pidió decirte que él también ama mucho a su mamá. Hijo, ¿cómo
conociste a este doctor? Que gran médico.
El
Sacerdote que contemplaba aquel milagro con lágrimas en los ojos le dijo al
niño:
-
Jesús respondió a lo que pediste, y llegó antes que nosotros.
Que
hermosa historia Señor, nos recuerda que nuestra oración siempre es escuchada
por nuestro Padre Dios y aunque a veces creemos que no nos hace caso o que
cierra sus oídos a nuestras peticiones y necesidades, en el momento oportuno, quizá
cuando menos lo esperamos él actúa en favor nuestro y nos concede las gracias
que necesitamos. Bien particularmente o como Iglesia, comunidad de creyentes, o
simplemente vemos su mano generosa en la humanidad que nos rodea o en la misma
creación de la cual formamos parte y nos sentimos envueltos por ella.
Hazte
presente Señor, que nunca nos alejemos de ti, que nunca te demos la espalda,
que confiemos en tu generosidad y en tu bondad y misericordia. Queremos
saborearla y sentirla muy cerca de nosotros. Ayúdanos a nunca apartarnos de ti.
Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario