miércoles, 13 de noviembre de 2024


 

2024 noviembre meditación eucarística:

TE ACUSARÉ CON TU MAMÁ

Señor Jesús de nuevo aquí estamos junto a ti. Sabemos que la oración nos acerca más a ti y a los hermanos. Nos hace sentir que no estamos solos y que tú nos escuchas y nos acompañas siempre. Necesitamos tener momentos de intimidad contigo y con el Padre así descubriremos el gran corazón que tenéis y con cuanto amor nos amáis a cada uno de notros.

 

Te acusaré con Tu mamá: Un día un niño de cinco años entró en una farmacia corriendo y le dijo al farmacéutico: ''Señor, aquí está todo el dinero que tengo. Por favor deme un milagro".

El farmacéutico, sorprendido, le preguntó, qué milagro quería y para qué.

- El pequeño respondió: El doctor dijo que mi mamá necesita un milagro para sanar. Aquí está todo el dinero que ahorré para comprar una bicicleta, pero amo más a mi mamá y quiero que esté bien. Por favor ayúdeme ¿Ese dinero es suficiente?

- El farmacéutico, muy conmovido, le respondió que no tenía ese "milagro''. Luego agregó que sólo Jesús, el Hijo de Dios tiene ese remedio especial y lo invitó a ir a la iglesia a pedírselo.

El niño corrió como un rayo hasta la iglesia. Llegó frente a la cruz cerca del altar y muy apurado y con gritos dijo:

- ¡Jesús tú tienes el milagro! Sé que estás en esa cruz, que te duele y que no tiene mucho tiempo para mí, pero el señor de la farmacia me dijo que el milagro para curar a mi mami lo tienes tu.  Aquí está todo el dinero que ahorré para una bicicleta. Te lo doy todo, pero por favor ayúdame.

Desafortunadamente Jesús no respondió ni una palabra, por eso el niño gritó:

- ¡Jesús! si no me ayudas, te acusare con tu mamá y le diré que no me quieres ayudar. Venga Jesús, por favor yo sé que tú también amas a tu mamá como yo amo la mía, ayúdame, dame el milagro que mi mamá necesita. Prometo volver lo más rápido posible para ayudarte a bajar de la cruz.

El cura, que había oído la conversación del niño, se acercó y lo invitó a hablar en voz baja con Jesús. Le explicó que Cristo lo escucha, aunque no responda directamente. Y el niño cerró sus ojos y junto sus manitas y entre lágrimas con voz bajita le repitió la misma súplica a Jesús.

Conmovido por el niño, el Padre lo acompaño a casa. A lo largo del tramo de la calle de la iglesia allí, el niño le explicó al sacerdote cuánto quería a su madre, le dijo que era todo lo que él tenía y que le habían dicho que sólo Jesús tenía el milagro que podía curarla.

Una vez en casa, el niño corrió hasta la habitación de su madre y encontró la cama de vacía. Con angustia salió y la vio salir de la cocina y el niño le dice a su mamá:

- ¡Mamita te levantaste! Y la mamá, le dijo:

- Si hijo, El doctor que llamaste vino a visitarme me curó, por cierto, me dijo que te saludara y me pidió decirte que él también ama mucho a su mamá. Hijo, ¿cómo conociste a este doctor? Que gran médico.

El Sacerdote que contemplaba aquel milagro con lágrimas en los ojos le dijo al niño:

- Jesús respondió a lo que pediste, y llegó antes que nosotros.

Que hermosa historia Señor, nos recuerda que nuestra oración siempre es escuchada por nuestro Padre Dios y aunque a veces creemos que no nos hace caso o que cierra sus oídos a nuestras peticiones y necesidades, en el momento oportuno, quizá cuando menos lo esperamos él actúa en favor nuestro y nos concede las gracias que necesitamos. Bien particularmente o como Iglesia, comunidad de creyentes, o simplemente vemos su mano generosa en la humanidad que nos rodea o en la misma creación de la cual formamos parte y nos sentimos envueltos por ella.

Hazte presente Señor, que nunca nos alejemos de ti, que nunca te demos la espalda, que confiemos en tu generosidad y en tu bondad y misericordia. Queremos saborearla y sentirla muy cerca de nosotros. Ayúdanos a nunca apartarnos de ti. Amén

 

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