3º DOMINGO DE CUARESMA
SED DE TI
Jesús cansado del camino estaba sentado junto al pozo de Sicar.
Llega una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dice: “dame de beber”… ella
le dice: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí que soy samaritana? Jesús le dijo: «Si conocieras
el don de Dios, si supieras quién es el que te pide de beber, tú misma le
pedirías agua viva y él te la daría»… La mujer le dijo: «Yo sé que el Mesías,
está por venir; cuando venga, nos enseñará todo». Jesús le dijo: «Ese soy yo,
el que habla contigo».
ENTRA EN TU INTERIOR
El evangelista Juan nos sitúa en este tercer domingo de Cuaresma,
junto a Jesús en el pozo de Sicar, nos narra la escena de un Jesús cansado del
camino, sentado. Pronto llegará una
mujer samaritana a sacar el agua del pozo y Jesús tomará la iniciativa y le pedirá de
beber, iniciando así el encuentro
pidiendo, - pidiéndonos - a cada uno de nosotros de lo que tenemos, pero
a veces los ruidos externos no dejan escucharle, otras serán las falsas luces
que nos deslumbrarán y ni siquiera acercándose, sentando esperándonos, le veremos. Pero si prestamos atención, le
oiremos invitándonos a descubrir el manantial de agua viva que fluye en nuestro
corazón.
Jesús cambiará la vida de aquella mujer samaritana, dándole sentido
a su existencia, como hoy a cada uno de nosotros, su mensaje también es para
todos. “Si supieras quien te pide de beber, tu misma le pedirías agua vida y él
te la daría”. Ante la sed, él nos promete darnos agua viva, agua que brota de
él, que mana de él y que nos transforma.
Jesús le dice a la samaritana y a nosotros “si me conocieras”… y así Jesús
también a cada uno de nosotros nos pide un pequeño sorbo de agua, un signo,
sobretodo en estos momentos tan complicados en los que nos encontramos. ¿Que
nos pide en este momento de nuestra vida? Tal vez
solo aquello que está en nuestras manos.
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