sábado, 21 de marzo de 2020


+ Lectura del santo evangelio según san Juan (9,1.6-9.13-17.34-38):

Al pasar, vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento. Entonces, escupió en la  tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).» Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?». Unos decían: «El mismo.». Otros decían: «No es él, pero se le parece.». Él respondía: «Soy yo.». Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.». Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?» Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?» Él contestó: «Que es un profeta.»Le replicaron: « Has nacido completamente Empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?» Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.» Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.

Palabra del Señor


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