2021 AÑO B TIEMPO DE NAVIDAD, SANTA
MARIA MADRE DE DIOS
El comienzo de año es un momento ideal para hacer promesas que casi nunca se cumplen. También se formulan deseos de felicidad, generalmente centrados en la clásica fórmula: salud, dinero y amor. Sin embargo la liturgia nos traslada a un mundo muy distinto. Abre el año ofreciéndonos la compañía de Dios Padre, que nos bendice y protege; de Jesús, que nos salva y concede ser hijos de Dios; del Espíritu, que nos convierte en herederos; de María, que medita en todo lo ocurrido.
En aquella noche: la Natividad del Mesías, que ha
venido y está dentro de unos pañales y en la áspera paja de un pesebre. Quien
va a buscarlo a los palacios sagrados no lo encuentra. Los pastores van al
encuentro de este niño. "Todos los que escucharon quedaron asombrados de
lo que dijeron los pastores". Redescubre la maravilla de la fe. Dejémonos asombrar
y encantar por este misterio de un Dios que huele a estrellas, a leche, a infinito
y a hogar.
Olvidemos todos los gestos sin alma que presiden estos
días: regalos, deseos, mensajes de texto clonados, luces, y conservemos lo que
realmente vale: la capacidad de sorprendernos por la esperanza de Dios en el
hombre y por volver a empezar desde el último de la fila.
Aprendemos de María, que "guardaba todas estas
cosas meditándolas en su corazón", las medita día y noche, hasta que se
desenreda el hilo dorado y que desvela el misterio de todo un Dios, enorme
envuelto en pañales. Aprendemos a tomar nuestro tiempo para cuidar nuestros
sueños. "Con el corazón", con la forma más elevada de inteligencia,
la que une pensamiento y amor.
En este día primer del año, las primeras palabras
que nos dirige la Biblia son: Así Bendecirás a tus hermanos, lo merezcan o no,
los bendecirás.
Dios nos pide que aprendamos a bendecir: los hombres
y las historias, el azul del cielo y el cambio de los años, el corazón del
hombre y el rostro de Dios. Si no aprende a bendecir, el hombre nunca podrá ser
feliz.
Bendecir es decir bien, invocar desde el cielo una
fuerza que hace crecer la vida, y reiniciar y resurgir; significa buscar,
encontrar, anunciar el bien que hay en cada hermano. Y continúa: Que el Señor
haga resplandecer su rostro por ti. Descubre que Dios es luminoso, encuentra en
el año que viene un Dios solar, rico no en tronos, leyes, declaraciones, pero
cuyo tabernáculo más verdadero es un rostro luminoso. Descubra un Dios con
grandes brazos y un corazón de luz.
Te conceda la paz, que no es solo la ausencia de
guerra, sino el conjunto de todos los bienes.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar
al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de
su concepción. Jesús, el Salvador fue impuesto por el ángel, cuando se apareció
a José y a María. porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
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