2021 ADORACIÓN EUCARISTICA
Y LA
SANTISIMA TRINIDAD
Estamos a
punto de celebrar la gran fiesta de los cristianos de la Santísima Trinidad.
Ante ti Jesús eucaristía queremos arrodillarnos y adorar el misterio de nuestro
Dios que siendo UNO se manifiesta como TRES personas distintas. Queremos adorar
este gran misterio en esta tarde eucarística, porque existe un vínculo
inseparable entre la fe que profesamos, y la fe que celebramos. Celebramos
aquello que creemos. A través de la celebración litúrgica, entramos en comunión
con las verdades que profesamos.
En el Credo y
en cualquier celebración bien sea privada o pública, profesamos y reafirmamos
nuestra fe en las Tres Divinas Personas y en ellas encontramos esa comunión de
verdades que necesitamos para llevarlas a nuestra vida:
Creemos en
Dios Padre, creador del cielo y de la tierra. No estamos solos ante nuestros
problemas y conflictos. No vivimos olvidados, Dios es nuestro “Padre” querido.
Así lo llamaba Jesús y así lo llamamos nosotros. Él es el origen y la meta de
nuestra vida. Nos ha creado a todos solo por amor, y nos espera a todos con
corazón de Padre al final de nuestra peregrinación por este mundo. Su nombre es
hoy olvidado y negado por muchos. Nuestros contemporáneos se van alejando de
él, y los creyentes no sabemos contagiarles nuestra fe, pero Dios nos sigue
mirando a todos con amor. Aunque vivamos llenos de dudas, no hemos de perder la
fe en un Dios Creador y Padre pues habríamos perdido nuestra última esperanza.
Creemos en
Jesucristo, su único Hijo y nuestro Señor. Es el gran regalo que Dios ha hecho
al mundo. Él nos ha contado cómo es el Padre. Para nosotros, Jesús nunca será
un hombre más. Mirándolo a él, vemos al Padre: en sus gestos captamos su
ternura y comprensión. En él podemos sentir a Dios humano, cercano, amigo. Este
Jesús, presente en la eucaristía y en la custodia es el Hijo amado de Dios. Él
nos anima a construir una vida más fraterna y dichosa para todos. Es lo que más
quiere el Padre. Nos ha indicado, además, el camino a seguir: “Sed compasivos como vuestro Padre es
compasivo”.
Creemos en el
Espíritu Santo, Señor y dador de vida. Este misterio de Dios no es algo lejano.
Está presente en el fondo de cada uno de nosotros. Lo podemos captar como
Espíritu que alienta nuestras vidas, como Amor que nos lleva hacia los que
sufren. Este Espíritu es lo mejor que hay dentro de nosotros. Necesitamos
recuperar lo esencial de nuestra fe para aprender a vivirla con alegría nueva.
DIOS EXISTE
Un hombre fue a una barbería a cortarse el pelo y
recortarse la barba. Como es costumbre en estos casos, entabló una amena
conversación con la persona que le atendía. Hablaban de muchas cosas y tocaron
varios temas. De pronto, hablaron de Dios.
El barbero dijo: Fíjese caballero, que yo no creo que
Dios exista, como usted dice.
- Pero, ¿por qué dice usted eso? - preguntó el
cliente.
- Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para
darse cuenta de que Dios no existe, o dígame, acaso si Dios existiera, ¿habría
tantos enfermos? ¿habría niños abandonados? Si Dios existiera, no habría
sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un
Dios que permita todas estas cosas.
El cliente se quedó pensando un momento, pero no
quiso responder para evitar una discusión. El barbero terminó su trabajo y el
cliente salió del negocio. Nada más salir de la barbería, observó en la calle a
un hombre con la barba y el cabello largo. Al parecer, hacía mucho tiempo que
no se lo cortaba y se veía muy desarreglado. Entonces entró de nuevo a la
barbería y le dijo al barbero:
- ¿Sabe una cosa? los barberos no existen...
- ¿Cómo que no existen? - preguntó el barbero - Si
aquí estoy yo, y soy barbero.
- ¡No! dijo el cliente, No existen porque si
existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese
hombre que va por la calle.
- Ah, los barberos sí existen, lo que pasa es que
esas personas no vienen hacia mí.
- ¡Exacto! dijo el cliente, ese es el punto, Dios sí
existe, lo que pasa es que las personas no van hacia Él y no le buscan, por eso
hay tanto dolor y miseria...
Señor en esta
tarde te pedimos que te manifiestes al mundo como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Amén
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