2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO XIII
SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO
El evangelio de hoy
relata el cruce de dos episodios de la vida de Jesús: Ya había comenzado a
saborear la envidia mortal de los fariseos y escribas, la perfidia de los
líderes religiosos y de repente, en medio de su predicación, un líder de la
sinagoga llamado Jairo logra acercarse. Él se arrodilla para suplicarle: mi querida hija está al final, por favor ven
y pon tus manos sobre ella para que se cure y viva. Jesús no le importa el
que dirán o que dentro de aquella casa encontrará más enemigos que amigos. Jesús
se siente atraído por el dolor, sea quien sea.
Toda la multitud
comenzó a seguirlo, tanto que lo aplastaban. En esta multitud una mujer que
había estado sangrando durante 12 años, se le acercó y tocó el manto de Jesús: inmediatamente
notó el sangrado se paraba: Tomó conciencia de que había tocado la fuente de la
vida. En el mismo instante Jesús, sintiendo la fuerza que había salido de él,
se volvió hacia la multitud diciendo: "¿Quién
me ha tocado?" La forma de tocar de esta mujer fue distinta de los
demás que lo apretujaban. Los discípulos están sorprendidos por la pregunta.
Y la mujer asustada y
temblorosa, sabiendo lo que le había pasado, se acercó, se arrojó a sus pies y
le contó toda la verdad. Ella en ese transgredió las reglas de la pureza. Así
que tocó el manto de Jesús en secreto, aprovechándose de la multitud. Por eso
se sintió tan culpable, temerosa y temblorosa, cuando se vio expuesta. Por la
misma razón, Jesús quiso dar a conocer a toda costa lo que había sucedido:
declarar, delante de todos, que esa mujer es una hija y que no se siente impuro
por ser tocado por ella. Dios quiere la fe del hombre. Dios no tiene miedo de
ensuciarse con nuestras miserias.
A continuación, llega
desde la casa del jefe un mensaje claro: no hay nada que hacer. Se acabó. ¡No temas, sigue teniendo fe! Le dice Jesús.
El Evangelio nos anuncia que el mundo de Dios entró en el mundo de los hombres.
Jairo decide resistir. Se aferra totalmente a Jesús y hace bien. Los que se
aferran a Jesús no se sentirán defraudados.
Llegando a casa, Él tomó la mano de la niña. Jesús es una mano que te toma de la mano. La ley no
permitía tocar a un muerto, se volvía impuro. Jesús enseña que debemos tocar la
desesperación de las personas para levantarlas. Una historia de manos: el Señor
es siempre una mano extendida. No un dedo acusador, sino una mano fuerte que te
agarra. Talita kumi. Levántate. La niña se levanta.
Pedro y Pablo son las
dos columnas de la Iglesia, en las cuales el espíritu fue desarrollando la
Iglesia y la comunidad cristiana. Necesitamos recobrar la frescura del mensaje
de Pedro y Pablo. La pregunta más importante que Pedro tuvo que contestar a lo
largo de su vida fue la pregunta eterna: ¿Quién dice la gente que soy yo?
"Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios
Vivo". La identidad de la iglesia está enraizada en la confesión de
Jesucristo como el Hijo del Dios viviente. Y estamos aquí para hacer la misma
profesión de fe y así conectarnos con Jesucristo. Pablo nos invita hoy, a pesar
de todo, a competir bien, a completar la carrera, a guardar la fe en
Jesucristo.
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