miércoles, 16 de junio de 2021



 

2021 junio ADORACIÓN EUCARISTICA: 

EL COLIBRÍ

 

De nuevo una semana más estamos aquí Jesús sacramentado para adorar y reconocerte como nuestro único Señor. Delante de ti se alejan todas las dificultades y se acrecienta la comunión contigo y con los hermanos. Estando cerca de ti, nos sentimos cerca de los demás y de la naturaleza. Nos sentimos parte de la nueva creación que con tu vida, tus palabras, tus gestos, tus actitudes nos regalaste y nos sentimos invitados a participar. Nos sentimos invitados a tomar parte del reino que ya está aquí y entre todos tenemos que hacer que aparezca y sobresalga en nuestro mundo y en nuestras sociedades.

EL COLIBRÍ

Cuenta la leyenda que un día hubo un incendio enorme en el bosque. Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.

De pronto, el león vio pasar por sobre su cabeza al colibrí en dirección contraria, es decir, hacia el fuego.

Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse. Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección. Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un comportamiento harto estrafalario:

- ¿Qué haces colibrí?, le preguntó.

- Voy al lago – respondió él – tomo agua con el pico y la echo al fuego para apagar el incendio.

El león sonrió.

- ¿Estás loco?, le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tu solo?

- No – respondió el colibrí – yo sé que solo no puedo. Pero ese bosque es mi hogar: Me alimenta, me da cobijo a mí y a mi familia, y le estoy agradecido por eso. Y yo lo ayudo a crecer polinizando sus flores. Yo soy parte de él y él es parte de mí. Yo sé que solo no puedo apagarlo, pero tengo que hacer mi parte.

En ese momento, los espíritus del bosque que escuchaban al colibrí, se sintieron conmovidos por la pequeña ave y su devoción hacia el bosque. Y milagrosamente enviaron un fuerte chaparrón, que terminó con el incendio.

Las abuelas indias contaban esta historia a sus nietos concluyendo: ¿Quieres atraer los milagros a tu vida? ¡Haz tu parte!”

Queremos Señor hacer nuestra parte y aportar nuestro pequeño caudal de agua para apagar tantos fuegos que se alzan a nuestro alrededor que amenazan nuestras vidas y que pueden quitar el sentido y el fundamento.

Dios nunca nos abandona. Solo nos pone a prueba para conocer qué tan grande es nuestra fe. No nos abandones nunca para que a pesar de las dificultades podamos añadir nuestra aportación a la solución de los problemas de la humanidad. A veces tenemos que pasar por la obscuridad para luego ver la luz.

Sólo ábrele las puertas de tu corazón y deja que Él entre en tu vida y tome posesión de ella y te conduzca de su mano por los caminos que Él ha señalado para ti, porque Él sabe que es lo mejor para tu vida.

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