2021 junio ADORACIÓN EUCARISTICA:
EL COLIBRÍ
De nuevo una semana más
estamos aquí Jesús sacramentado para adorar y reconocerte como nuestro único
Señor. Delante de ti se alejan todas las dificultades y se acrecienta la
comunión contigo y con los hermanos. Estando cerca de ti, nos sentimos cerca de
los demás y de la naturaleza. Nos sentimos parte de la nueva creación que con
tu vida, tus palabras, tus gestos, tus actitudes nos regalaste y nos sentimos
invitados a participar. Nos sentimos invitados a tomar parte del reino que ya
está aquí y entre todos tenemos que hacer que aparezca y sobresalga en nuestro
mundo y en nuestras sociedades.
EL
COLIBRÍ
Cuenta
la leyenda que un día hubo un incendio enorme en el bosque. Todos los animales
huían despavoridos, pues era un fuego terrible.
De
pronto, el león vio pasar por sobre su cabeza al colibrí en dirección
contraria, es decir, hacia el fuego.
Le
extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse. Al instante, lo vio pasar de
nuevo, esta vez en su misma dirección. Pudo observar este ir y venir repetidas
veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un
comportamiento harto estrafalario:
-
¿Qué haces colibrí?, le preguntó.
-
Voy al lago – respondió él – tomo agua con el pico y la echo al fuego para apagar
el incendio.
El
león sonrió.
-
¿Estás loco?, le dijo. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico
tu solo?
-
No – respondió el colibrí – yo sé que solo no puedo. Pero ese bosque es mi
hogar: Me alimenta, me da cobijo a mí y a mi familia, y le estoy agradecido por
eso. Y yo lo ayudo a crecer polinizando sus flores. Yo soy parte de él y él es
parte de mí. Yo sé que solo no puedo apagarlo, pero tengo que hacer mi parte.
En
ese momento, los espíritus del bosque que escuchaban al colibrí, se sintieron
conmovidos por la pequeña ave y su devoción hacia el bosque. Y milagrosamente
enviaron un fuerte chaparrón, que terminó con el incendio.
Las abuelas indias
contaban esta historia a sus nietos concluyendo: ¿Quieres atraer los milagros a tu vida? ¡Haz tu parte!”
Queremos Señor hacer
nuestra parte y aportar nuestro pequeño caudal de agua para apagar tantos
fuegos que se alzan a nuestro alrededor que amenazan nuestras vidas y que
pueden quitar el sentido y el fundamento.
Dios nunca nos abandona. Solo nos pone a prueba para conocer qué tan
grande es nuestra fe. No nos abandones nunca para que a pesar
de las dificultades podamos añadir nuestra aportación a la solución de los
problemas de la humanidad. A veces tenemos que
pasar por la obscuridad para luego ver la luz.
Sólo ábrele las puertas de tu corazón y
deja que Él entre en tu vida y tome posesión de ella y te conduzca de su mano
por los caminos que Él ha señalado para ti, porque Él sabe que es lo mejor para
tu vida.
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