2021 AÑO B TIEMPO ORDINARIO XII
La imagen que hoy nos
presenta el evangelio me parece extraordinaria para hablarnos del sentido de la
Iglesia y su misión. Una pequeña barca que surca los mares y con Jesús a bordo.
- Lo primero que yo
destacaría son las palabras de Jesús: vamos a la otra orilla. Quizá sea
esta la misión de la Iglesia formada por Jesús y sus discípulos, ir a la otra
orilla, no parar nunca, anunciar el Reino a todos los pueblos. Salir siempre de
sí mismo para ir al encuentro de los demás. Quizá para muchos ir a la otra
orilla sea atravesar el rellano de la escalera y saludar a aquel vecino o
encontrar las cosas positivas de mi compañero de trabajo etc…
- Las barcas pequeñas o
grandes están a salvo amarrados en el puerto, pero no fueron construidos para
eso. Están hechos para navegar, y también para hacer frente a las tormentas.
Navegamos sobre madera frágil en el mar de la vida, sobre cáscaras de nuez. Pero
hay que ir siempre más allá: Hay un más allá que habita las cosas.
- La buena noticia no
permanece a salvo, atracada en el muelle o anclada. Nuestro lugar no está en
los éxitos, sino en un barco en el mar, mar abierto, donde tarde o temprano,
durante la navegación de la vida, habrá aguas turbulentas y vientos en contra.
La verdadera pedagogía es la de Jesús: transmitir sin miedo la buena noticia,
navegar por el mar abierto, navegar hacia adelante, y con la alegría del mar
infinito.
- En la breve
navegación, Jesús se duerme exhausto. Y de repente surge la tormenta. A todos
nos gustaría un cielo siempre despejado y luces claras para indicar la
navegación, un puerto seguro y cercano. Pero en ciertos momentos nos asalta la
percepción de que estamos abandonados en cuanto se levanta el viento de la
enfermedad, una crisis familiar, relaciones dolorosas, esta pandemia. Nos
sentimos náufragos en una historia donde Dios
parece dormir, en lugar de intervenir de inmediato, ante los primeros
signos de fatiga, ante el primer mordisco del miedo, en cuanto el dolor nos
desgarra como un depredador.
El grito de la
humanidad: ¿No te importa que muramos? Entonces Jesús se despertó, amenazó el
viento y el mar ..., porque de verdad se preocupa por nosotros. Le preocupan
los gorriones del cielo y nosotros vales más que muchos gorriones.
Dios está con nosotros.
Dios
no nos salva de la tormenta sino en la tormenta. No protege del dolor sino en el
dolor. No salva al Hijo de la cruz sino en la cruz (P. Bonhoeffer). Él
está con nosotros, para salvarnos de todos nuestros naufragios. Porque no
tenéis fe. Jesús está con nosotros y con todos aquellos que, juntos, realizan
los gestos sencillos y humildes que protegen la vida.
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