miércoles, 27 de octubre de 2021


 2021 ADORACIÓN EUCARISTICA:

 La roca en medio del camino

De nuevo delante de ti, Jesús sacramentado, nos colocamos para parar un poco el ritmo de nuestra vida, vamos tan deprisa que no hay tiempo para descansar, reflexionar, pensar, sentir tu fuerza que nos rejuvenece y nos pone en pie. A pesar de todas las dificultades que nos coloca la vida, si tú vas con nosotros no nos preocupan, todo saldrá adelante y saldrá bien. Los problemas de la vida no están ahí para hundirnos o aplastarnos sino para que agucemos el ingenio y encontremos salidas posibles. Contigo al menos tendremos la fuerza para luchar y conseguir tranquilidad y serenidad.

Muchas personas están desesperadamente buscando la vacuna que lo cura todo, o el antídoto para la eterna felicidad, sin embargo, Jesús nunca dijo: si me seguís se van a terminar todos tus problemas, vas a tener fama, dinero, salud y todo lo que siempre has querido. Todo lo contrario, el que quiera ser discípulo mío que coja su cruz y me siga.

Cuando nos acercamos a Jesús, cuando sentimos su presencia, cuando aseguramos que camina a nuestro lado por todos los vericuetos en que la vida nos lleva. Esta comunión no nos libra de los problemas, pero si experimentamos un cambio radical en muchas áreas de nuestras vidas, y seguro que es una bendición que nos hayamos acercado a Jesús.

Oigamos esta historia:

La roca en medio del camino: En un reino lejano, hubo una vez un rey que colocó una gran roca en medio del camino principal de entrada al reino, obstaculizando el paso. Luego se escondió para ver si alguien la retiraba.

Los comerciantes más adinerados del reino y algunos cortesanos que pasaron simplemente rodearon la roca. Muchos de ellos se quedaron un rato delante de la roca quejándose, y culparon al rey de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo nada para retirar el obstáculo.

Entonces llegó un campesino que llevaba una carga de verduras. La dejó en el suelo y estudió la roca en el camino observándola. Intentó mover la roca empujándola y haciendo palanca con una rama de madera que encontró a un lado del camino, después de empujar y fatigarse mucho, finalmente logró apartar la roca.  Mientras recogía su carga, encontró una bolsa, justo en el lugar donde había estado la roca. La bolsa contenía una buena cantidad de monedas de oro y una nota del rey, indicando que esa era la recompensa para quien despejara el camino.

El campesino aprendió lo que los otros nunca aprendieron: “Cada obstáculo superado es una oportunidad para mejorar la propia condición”.

 

Esta historia nos hace reflexionar sobre la importancia de afrontar los obstáculos que la vida nos pone delante. Ser constantes, tener hábitos sanos y que nos hacen crecer continuamente. Esquivar los problemas, buscar “culpables” o simplemente quejarnos no solucionará nada, y la “roca” seguirá estando allí. Afrontar los obstáculos, actuar, esforzarse, es lo que nos hará crecer como persona.

Mover las “rocas” seguramente implicará esfuerzo, sufrimiento, capacidad de análisis, constancia. Pero no estamos solos, Jesús está con nosotros, él camina a nuestro lado y nos anima a seguir adelante a pesar de las rocas en el camino, a buscar soluciones, a idear salidas posibles y efectivas. Todo ello nos hará más fuertes y sabios. Superar los obstáculos nos hace mejorar nuestra condición, crecer, evolucionar.

Las quejas, evitar los problemas sin afrontarlos, nos estanca, nos impide caminar con mayor libertad, caminando ligeros de equipaje.

Señor Jesús ayúdanos a nunca desanimarnos a pesar de las dificultades que la vida nos depare, no nos abandones nunca, ni nos sueltes de tu mano fuerte y poderosa. Amén

 

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