2022
AÑO C VIGILIA PASCUAL
Para la mayoría esta gran y luminosa noche pasa desapercibida, casi como si no
existiera. Muchos piensan que las cosas
importantes suceden a la luz del día, cuando todo está despierto y en
marcha, en medio del ruido y las prisas… Pero nosotros aquí reunidos sabemos que
lo grande en la vida, lo más
importante, pasa desapercibido, sucede
en lo oculto. En la oscuridad vamos desarrollándonos, de noche se curan
enfermos, se vigilan bancos, se transportan mercancías, se fabrica el pan, se
limpian las calles. La noche tiene esa magia de hacer avanzar el mundo desde lo escondido, sin hacer ruido apenas.
También en la
noche unas mujeres se resistían a cerrar el capítulo. En silencio trajinaban. Movían los
recuerdos y elaboraban perfumes. Solo
se les ocurría amar y pensar en aquel
que les enseñó a hacerlo con todas sus fuerzas y energías. No durmieron, y antes de que amaneciera
se pusieron en camino tragándose sus
lágrimas. Se negaban a pensar que las sombras podrían más que ellas. Cargadas
con los perfumes de la vergüenza y la indignidad, se arriesgaron y vencieron a la noche, incluso a su propia
noche.
Llegaron y entonces ya sin velos, herido, pero sin sangre, y
profundamente vivo encontraron a aquel al que amaban. “Ha resucitado”, oían en su interior. El amanecer vino como nunca lo ha hecho, de repente. Se hizo la luz
y así hasta ahora.
Con aquellas mujeres, los cristianos de hoy
confesamos que Dios trabaja en la noche,
en nuestras oscuridades más angustiosas.
Que no se desentiende de la humanidad
y sus grietas, sino que despierta torrentes de vida y de esperanza. Que Él nos salva cuando amamos y nos
entregamos al estilo de su Hijo. Que la Resurrección no es un cuento que
narramos, sino una experiencia
transformadora y que llena de
sentido el presente e inunda de luz
y alegría el mundo en el que habitamos. Cristo, el que amó hasta el extremo, ha
resucitado: es el Señor y nos invita a
resucitar con Él a una vida nueva.
Es
Pascua y viene a nuestro encuentro con una armoniosa mezcla
de signos: primavera, luna llena, primer día de la semana, primera hora del
día. Es un nuevo comienzo: comienza una nueva semana de la creación.
Brota con sonido de trompetas ¿por qué buscáis entre los muertos al que
vive? No está aquí. Él está allí, donde surge la vida; está
vivo, no puede estar entre cosas muertas. El
Evangelio es infinito precisamente porque no
termina con una conclusión, sino con un recomenzar.
Pascua
significa paso: tenemos un Dios que traspasa fronteras, un Dios caminante, peregrino, que inventa caminos nuevos que nos hacen
salir y cruzar más allá de nosotros mismos. Lo que se ama vive, lo que se ama durante mucho tiempo, vive para siempre
lo que vale más que la vida misma. Aquí está el corazón de la Pascua: el bien es más profundo que el mal.
Feliz Pascua, feliz Vida. Feliz
encuentro con el Señor Resucitado.
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