2022 junio ADORACIÓN EUCARISTICA:
Cuando la fruta no alcanza
Señor Jesús a pocos días de celebrar la gran fiesta del Espíritu, Pentecostés donde renovaste a los apóstoles reunidos en oración y los fortificaste para que fueran tus anunciadores por todos los rincones de la tierra. Hoy nosotros te pedimos que nunca dejes de manifestarte en nuestro interior. Que la fuerza de tu Espíritu nos empuje a ser cada día más auténticos y coherentes con la buena noticia recibida y que sepamos comunicarla a los demás con nuestros actos y actitudes, con unos comportamientos humildes, sencillos y generosos.
Oigamos esta
interesante historia. Cuando la fruta no
alcanza: Cuenta la historia que tres
montañeros que se habían ido a escalar a los Andes, se perdieron en la montaña
como consecuencia del mal tiempo, la nieve y el desconocimiento del terreno.
Durante tres días estuvieron andando sin rumbo y sin
esperanza. Por más que buscaron no encontraron ningún poblado, ni cabañas, ni
personas que les pudieran dar alguna indicación e incluso algo de alimento. Al
final, lo único que les quedó para comer fue una manzana, por lo que empezaron
a pasar hambre. En esto que se les apareció Dios y les dijo que probaría su
sabiduría, y que dependiendo de lo que respondieran Él les salvaría.
Les preguntó entonces Dios qué podían pedirle para
arreglar aquel problema y que todos se alimentaran.
El primero dijo: "Pues que aparezca más
comida".
Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría,
pues no se debe pedir a Dios que aparezca mágicamente la solución a los
problemas, sino trabajar con lo que se tiene.
Dijo el segundo entonces: "Haz que la manzana
crezca para que sea suficiente".
A lo que Dios contestó que no, pues la solución no
es pedir siempre multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema,
ya que el hombre nunca queda satisfecho y por ende nunca sería suficiente.
El tercero dijo entonces: "Mi buen Dios, aunque
tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta
nos alcance".
Dios dijo:
"Has contestado bien, pues cuando el hombre se
hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, verá la prosperidad".
Señor Jesús buscamos
siempre a que otros arreglen nuestros problemas o a buscar la salida fácil. Buscamos
que Dios arregle todo sin que nosotros tengamos que cambiar o sacrificar nada.
Por eso muchas veces parece que Dios no nos escucha, pues pedimos sin dejar
nada de lado y queriendo siempre salir ganando.
Cuantas veces
nos has dicho Jesús en los Evangelios que nos hagamos pequeños (Mt 18:3), que
seamos los últimos (Mt 20:26), que renunciemos a todo (Mt 19:21); pero a la
hora de la verdad, no suele ser una de las posibles soluciones que barajamos
cuando intentamos buscar una posible solución a nuestros problemas. Lo más
normal es que queramos ser grandes, tener de todo sin renunciar a nada, ser los
primeros en todo (menos a la hora de trabajar y sufrir); y es que nos sabemos
el Evangelio de memoria, pero de ahí a vivirlo, va mucho trecho.
A la espera de
Pentecostés, la gran efusión del Espíritu Santo, el Espíritu del Padre y del
Hijo que nos comunica toda la energía y vitalidad del resucitado, nos recuerda
todas las palabras que tú nos dijiste, que son palabras de vida eterna, y nos
defiende ante los ataques del mal, te pedimos señor que este espíritu santo
consolador nos fortifique y nos llene de ilusión y de ganas de vivir.
Que el
Espíritu Santo transforme nuestras vidas y nuestras ideas para que aprendamos a
ser pequeños, humildes y que sepamos compartir la vida con todas las personas
que tú nos pones en nuestro camino. Queremos vivir como verdaderos hermanos los
unos de los otros.
Jesús que
siempre intentemos vivir tal como tú nos enseñas y el Espíritu Santo nos
sugiere; entonces, veremos los problemas, y en general el mundo que nos rodea,
de un modo muy diferente; y lo que es más importante, los resolveremos tal como
tú quieres. Amén
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