2022 julio ADORACIÓN EUCARISTICA:
El fuego en la cabaña
En esta tarde calurosa de este mes
veraniego venimos ante tu altar Señor sacramentado para contemplarte y mirarte
con los ojos de nuestro corazón. Somos tan frágiles en ciertos momentos, pero
levantamos la vista hacia ti, para sentir tu fuerza y apoyo incondicional.
Nunca podremos sentirnos solos porque tu presencia está asegurada y confiamos
plenamente en ti. Pero como ocurre en la vida y en la naturaleza, siempre está
más oscuro antes del amanecer. Las cosas que nos suceden negativas, a lo mejor,
es por un bien mayor y de las pruebas y sufrimientos salimos más reforzados y
más autónomos y con mucha energía y ánimo vital.
Oigamos lo que aconteció. El fuego en
la cabaña:
Una vez hubo un hombre que naufragó y
quedó varado en una isla. Todos los días oraba para pedirle a Dios que enviara
a alguien a rescatarlo, pero, para su decepción, nadie vino nunca.
Pasaron los meses y este hombre aprendió a
sobrevivir en la isla. Durante este tiempo, acumuló cosas de la isla y las
almacenó en una choza que construyó. Un día después de buscar comida y regresar
a su cabaña, para su consternación vio que su cabaña estaba en llamas junto con
todo lo demás que tenía.
¡Todas sus posesiones se estaban
convirtiendo en humo! Lo único que le quedaba era la ropa que llevaba puesta.
Inicialmente, estaba en estado de shock, ¡y luego lo consumió la ira y la
rabia!
En su furia, lanzó un puño al aire y
comenzó a maldecir a Dios y a gritar: “Dios, ¿Cómo pudiste permitir que me
pasara esto? He estado orando todos los días durante meses por ser rescatado y
nadie ha venido, ¡y ahora todo lo que tengo está en llamas! ¡Cómo pudiste
hacerme esto! ¿Por qué dejaste que esto sucediera? “
Más tarde, el hombre estaba sobre manos y
rodillas llorando profundamente Abrumado y desconsolado, se quedó dormido sobre
la arena. De pronto el sonido de la sirena de un barco que se acercaba a la
isla lo despertó. Venían a rescatarlo. Cuando por fin llegó a la cubierta del
barco, y se dirigían de regreso a la civilización, el hombre le preguntó al
capitán: “¿Cómo pudiste encontrarme?”
El capitán respondió: “Estábamos cruzando
el océano cuando notamos en el horizonte una columna de humo que se elevaba.
Decidimos ir a verlo y cuando lo hicimos, ¡fue cuando te encontramos!
Es fácil
enojarse cuando las cosas van mal, pero no debemos perder la paciencia, porque
Dios está trabajando en nuestras vidas y a su hora se va a manifestar. El
tiempo de Dios no es el nuestro, su ritmo y sus caminos son distintos a nuestro
ritmo y a nuestros caminos. Él sabe cuándo llegará el momento para dar el salto
y manifestarse de manera efectiva y veraz.
En medio de las
penas y del sufrimiento, recordemos que si nuestra pequeña choza se
quema.... puede ser simplemente una
señal de humo que surge de la GRACIA de Dios. Dios se vale de todos los
elementos para salvarnos, pero sobre todo permite los sufrimientos y sin sabores
para fortificarnos, para que salgamos más robustos de las penalidades de la
vida. Y nos enseña siempre a confiar y a no perder la esperanza.
Si echamos la vista atrás, vemos que
nuestros momentos más difíciles nos han permitido convertirnos en personas
mucho más fuertes. Todo ayuda para el bien como dice la cata a los
romanos. En nuestros momentos de incertidumbre y debilidad podemos vaciar
nuestro corazón delante de Dios y llevar nuestras luchas ante él, será un
remedio impensable. Aun en medio de la tristeza más profunda podemos confiar en
Dios y en su bondad.
El Espíritu Santo que mora en nosotros
intercede con intensidad a nuestro favor cuando nuestra oración consiste solo
de lágrimas. Nos afirma sobre quiénes somos en Dios gracias a lo que él ha
hecho. Nos da paz y nos recuerda que Dios obrará de acuerdo con su voluntad. Es
gracias a este conocimiento y a esta certeza que podemos vivir en confianza.
Amén
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