2022 AÑO C TIEMPO ORDINARIO XVIII
La campaña de un
hombre rico había dado una abundante cosecha: una doble bendición según la
Biblia, pero todo está corroído. Escuchas la parábola y ves que el telón de
fondo de la historia está vacío. El rico está solo, encerrado en el círculo
amurallado de su ego, obsesionado por la lógica de la acumulación, con un solo
adjetivo en su vocabulario: "mi", mis cosechas, mis almacenes, mis
posesiones, mi vida, mi alma.
No entran en
escena otros personajes, ni nombres, ni caras, ni nadie en la casa, ni en la
puerta, ni en el corazón. Una vida desoladamente vacía, de la que incluso Dios
está ausente, sustituido por el ídolo de la acumulación. El acumulador nunca
tiene suficiente. Invierte en almacenes y graneros y no sabe jugar en la mesa
de las relaciones humanas, la única garantía de la felicidad. Aquí está el
drama de su vida: la soledad total.
Los ídolos
acaban devorando a sus propios devotos. Engañándolos: Alma mía tienes muchos bienes para muchos años, diviértete y disfruta
de la vida. El error no está en querer disfrutar la vida, estamos llamados
a la búsqueda incesante de la felicidad. La felicidad no puede ser nunca
solitaria, y siempre tiene que ver con el dar.
El rico se ha quedado
atrofiado en el afán de poseer, no sabe que significa el don y las relaciones: Necio, esta misma noche. Necio si,
porque vacío de rostros, sólo vive una larga muerte Porque el corazón solitario
se enferma; aislado, muere. Así uno engendra su propia muerte. Porque: esta misma noche se te pedirá tu
vida .... Estar vivo mañana no es un derecho, es un milagro. Volver a ver
el sol y los rostros queridos por la mañana, no es algo obvio ni debido, es un
regalo. Y que mañana los miles de millones de células de mi cuerpo sigan todas
conectadas, coordinadas y solidarias es un milagro no merecido.
La pregunta
definitiva, la única que queda cuando ya no queda nada, es la siguiente:
después de tu paso, detrás de ti, en tu mundo, ¿queda más vida o menos vida? Que
dejamos a nuestro alrededor, cariño, amistad, fraternidad o soledad, violencia,
venganza….
La parábola nos
recuerda dos sencillas leyes evangélicas referente a la economía, y que
trastocan las reglas del juego, y que son: 1º no acaparar; 2º compartir los
bienes y los dones.
Ante Dios somos
ricos sólo en lo que hemos compartido; somos ricos en uno, en muchos vasos de
agua fresca dados; en uno, en cien pasos dados con los que tenían miedo de
estar solos; somos ricos en un corazón que ha perdonado siete veces, setenta
veces siete, etc…
No hay comentarios:
Publicar un comentario