2022 AGOSTO MEDITACIÓN EUCARISTICA:
El mejor regalo
Querido Jesús
en el santísimo sacramento del altar, nos reunimos de nuevo esta tarde junto a
ti para experimentar tu gran amor, y sobre todo para darte gracias por el gran
regalo de tu vida para con nosotros. Tu vida dada y ofrecida por cada uno de
nosotros, y nos damos cuenta cuan valiosos somos para ti y el Padre. Porque
cada uno de nosotros somos el gran regalo de Dios a la humanidad, a las
personas que nos quieren y nos rodean y para las personas que pasas con
indiferencia por nuestra vida.
Como decía san
Pablo en la carta a los Filipenses 1, 3: Doy
gracias a Dios cada vez que os recuerdo; siempre que rezo por vosotros, lo hago
con gran alegría. Cada uno de nosotros es motivo para dar gracias porque cada
uno somos un gran regalo de Dios, de la vida para la huma2nidad. Y como tal
tenemos que apreciarnos y aprender a valorarnos. Encontré esta bonita historia
que nos hacer meditar:
EL MEJOR REGALO: “Las Personas somos Regalos: Las personas son
regalos que la vida me ha dado. Ya vienen envueltas, algunas en forma muy bella
y otras de una manera menos atractiva.
Algunos han sido maltratados en el correo; otros
llegan como “Entrega Especial”; algunos llegan envueltos, otros cerrados con
gran rigidez. Pero la envoltura no es el regalo y es importante darse cuenta de
esto. Es muy fácil equivocarse en este sentido, juzgando el contenido por el
estuche.
A veces el regalo se abre con facilidad; otras se
necesita la ayuda de otras personas. Tal vez es porque tiene miedo, quizá han
sido heridas antes y no quieren ser lastimadas de nuevo. Pudo ser que alguna
vez se abrieron y luego se descartaron. Quizá ahora se sienten más bien como
“cosas” que como seres humanos.
Nosotros somos criaturas de Dios y somos personas. Como
todas las demás personas también soy un regalo. Poseo una bondad que es sólo
mía. Y, sin embargo, algunas veces tengo miedo de mirar dentro de mi envoltura.
Tal vez temo decepcionarme, quizá no confío en el que llevo dentro. Pudiera ser
que en realidad nunca he aceptado el regalo que soy. Cada encuentro y
comunicación entre personas es un intercambio de regalos. Mi regalo soy yo, tú
eres tu regalo. Somos obsequios de Dios unos para con otros. Es difícil pensar
en ocasiones que aquel que me ha lastimado es también un regalo de Dios, pero
si vemos la ofensa como una envoltura maltratada y no nos quedamos con ella,
seguramente encontraremos un hermoso regalo, pues de cada suceso Dios nos tiene
una enseñanza para crecer en su amor, en nuestra fe. Nosotros mismos podemos
tener una envoltura tan maltratada por el tiempo y/o las circunstancias, pero
lo que llevamos dentro siempre será hermoso, pues quien lo puso ahí es nuestro
Creador, solo tendríamos que ver hacia adentro y estar listos para darnos…
descubre en tu interior todos los dones con los que el Señor te conformó y sé
el digno regalo para los que te necesitamos”.
Así es las
personas somos «un regalo». Un regalo, sí. Porque nuestros ojos tienen vida
propia y una luz que serpentea al son de nuestras emociones. Somos producto del
gran amor de nuestro creador y por tanto somos portadores de infinitas luces y
señales de vida, todo ello abre autopistas en nuestra mente, en nuestro cuerpo
y en nuestro corazón.
Cualquier
vida, en sí misma, es un regalo para sí y para los demás. Y es que las personas
bonitas están hechas de partes individuales recompuestas, pedazos de su yo
reunificado cuando ha llegado la calma después de las tormentas.
Todos sufrimos
contratiempos en la vida. Cuanto más numerosos son, más aprendemos y
maduramos. Es más, se suele decir que
cuando se aprende la lección el dolor desaparece, aunque queden cicatrices en
nuestro cuerpo y en nuestra alma. Es por esto que, las personas más bellas son
las que no han tenido fácil recorrer los caminos de su historia. No es que
hayan vencido al miedo y al dolor, es que ellas saben que no se puede sanar lo
que te niegas a afrontar.
Como
regalos que somos, ofrecemos cada día hermosos sentimientos a los demás. Por
eso es tan importante que nos asomemos al mundo con la firme convicción de que
SOMOS UN REGALO. De que tenemos que aportar y absorber con gusto las aportaciones
de los demás. Esa es la verdadera riqueza, el valor de que todos seamos regalos
con muchos destinos. Regalos de amor, regalos de amistad, regalos de familia,
regalos de todo lo imaginado y por imaginar. Gracias Jesús. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario