¡GRACIAS, DIOS Y PADRE!
Porque, en el bautismo de Jesús,
de nuevo te revelas y hablas.
Te expresas, oh Dios, como siempre lo
haces:
con autoridad y, a la vez, con amor.
Lo haces porque, sabes que el hombre,
necesita del soplo de Jesús para vivir,
de su mano, para levantarse,
de su amor, para llegarnos hasta Ti,
de tu mirada, para sentirnos amados
Porque, sorprendentemente,
las nubes se abren y, lejos de
desprender agua,
derraman palabras divinas,
consuelo para una humanidad resquebrajada,
esperanza para un mundo perdido.
Porque al bajar Jesús al río Jordán
tienes sed de nosotros,
de nuestro amor y de nuestra generosidad,
de nuestra conversión y de nuestro
corazón.
Porque no dejas de buscarnos:
Lo hiciste en Belén,
Lo hiciste con ángeles pregonando la
Navidad,
Lo hiciste con una estrella buscando a
los Magos,
Lo harás, dejando a tu Hijo, clavado en
una cruz,
Lo harás siempre que sea necesario,
Señor
Por el hombre...todo.
Eres así, Dios y Padre
Siempre ofreciendo amor al hombre. Amén
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