Te damos gracias, Señor Dios nuestro,
por los que se han hecho pobres para enriquecer a
otros,
cuya casa es siempre un lugar de acogida.
Te damos gracias, Señor Dios nuestro,
por los que siembran tranquilidad y paz,
por los que están atentos a las cosas pequeñas,
y por los que se sienten felices cuando otros son
estupendos.
Te damos gracias, Señor Dios nuestro,
por los que tienen hambre de justicia,
que anhelan ver libre a cada persona,
y que sufren cuando se perpetra injusticia contra
sus prójimos.
Te damos gracias, Señor Dios nuestro,
por los que saben juzgar a los otros con delicadeza,
que respetan el misterio de toda vida,
y que abren su corazón a la reconciliación y al
perdón.
Te damos gracias, Señor Dios nuestro,
por aquellos cuyas intenciones son honestas y
francas,
cuyas palabras son sinceras,
y por los que son leales con sus amigos.
Te damos gracias, Señor Dios nuestro,
por los que creen en los senderos que conducen a la
paz,
que transforman sus espadas en instrumentos de
amistad,
y que se esfuerzan por hacer su fe creíble
entregándose a sí mismos a los demás.
Te damos gracias, Señor Dios nuestro,
por todos los hombres y mujeres que se sienten
felices,
cuya alegría y sentido del humor lleva sonrisas a
los que les rodean,
y cuyo estilo de vida liberador
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