2023 JUNIO ADORACIÓN EUCARISTICA:
Por muy grande que sea tu problema, Dios, es más.
Un joven de unos 19 años se quejaba continuamente a
su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No
sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencido. Estaba
cansado de luchar. Todavía no había solucionado un problema cuando ya había
cuatro más en la cola de espera.
Su padre, chef de cocina de un afamado restaurante
de Hamburgo, le llevó a su lugar de trabajo. Entrando en la cocina, llenó tres
ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres
ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra puso huevos y en la
última, granos de café, y las dejó hervir sin decir palabra.
El hijo esperó impacientemente, preguntándose qué
estaría haciendo su padre.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego, sacó
las zanahorias y las colocó en un recipiente, luego, los huevos y los colocó en
otro, y por último coló el café y lo puso en un tercero. Mirando a su hijo le
dijo: Hijo, ¿qué ves?
- Zanahorias, huevos y café – fue su respuesta.
Le hizo acercarse y le pidió que tocara las
zanahorias. El las tocó y comprobó que estaban blandas. Luego le pidió que
tomara un huevo y lo rompiera, observó que el huevo estaba duro. Y al final, le
pidió que probara el café y disfrutó de su profundo aroma y rico sabor.
Humildemente el hijo preguntó: ¿Qué significa todo
esto, Padre?
Él le explicó que los tres elementos habían
enfrentado la misma prueba: agua hirviendo, pero habían reaccionado de forma
diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte y dura, pero después de pasar por
el agua hirviendo se había vuelto débil y se había deshecho. El huevo había
llegado al agua frágil; su cáscara fina protegía su interior líquido, pero después
de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de
café, después de estar en agua hirviendo habían dejado su esencia y con ello,
dar sabor al agua en la que se encontraba.
- Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?
¿Eres una zanahoria, un huevo o un grano de café?
Hoy día es
cada vez más frecuente ver a personas que ante el primer problema se hunden,
desaniman y deshacen. Con mucha frecuencia tiran la toalla mucho antes de tener
que enfrentar los serios problemas de la vida. El ser humano ha de ir madurando
y “endureciéndose” ante los problemas a los que se tenga que enfrentar; y al
mismo tiempo, ha de ir “dejando sabor” y cambiando todo aquello que le
circunda. Es muy importante crecer en virtudes tales como la fortaleza, el
coraje, el pundonor, la templanza, la laboriosidad, el espíritu de sacrificio…
Ellas son las que nos preparan para luego triunfar como hombres y también como
cristianos.
Aunque la fe
no es el único factor determinante, sí ayuda mucho cuando uno se ve humanamente
sin fuerzas. Es la fe la que te hace confiar, no sólo en tus fuerzas, sino
también en Dios; y gracias a ello, seguir luchando a pesar de que las
dificultades parezcan cada vez más insuperables.
San Pablo nos
lo decía claramente: “Te basta mi gracia, porque la fuerza se perfecciona en la
debilidad. Por eso, con sumo gusto me gloriaré más todavía en mis flaquezas,
para que habite en mí la fuerza de Cristo” (2 Cor 12:9).
El mismo San Pablo nos dice: “He combatido un
buen combate, he alcanzado la meta, he guardado la fe. Por lo demás, me está
reservada la merecida corona que el Señor, el Justo Juez, me entregará aquel
día; y no sólo a mí, sino también a todos los que han deseado con amor su
venida” (2 Tim 4s).
Señor Jesús
sacramentado en esta tarde te pedimos que nos de la fuerza de superar todas las
dificultades. Contigo podremos salir adelante. Tu eres nuestro apoyo y nuestro
ánimo, contigo seremos fuertes y encontraremos los caminos que conducen por la
verdad y la sinceridad.
No consientas
que nos alejemos de ti. Ante los problemas de la vida, danos fuerza para luchar
y superar los obstáculos día a día, y recordemos siempre que no estamos solos.
Nuestra fuerza no sólo viene de nuestra virtud; junto a nosotros siempre está
Dios:
“No le digas a Dios cuán grande es tu problema, Dile
a tu problema cuán grande es Dios”.