domingo, 17 de septiembre de 2023


 

CUÁNTO CUESTA, SEÑOR Ofrecer el perdón, cuando en recompensa,

se recibe el silencio o la mofa.

Sentirse cristiano y, mirarse a uno mismo,

comprobando que la misericordia la derramo con cuenta gotas;

a quien quiero, a quien más quiero y cuando yo quiero.

Qué difícil es perdonar y cuánto cuesta, Señor

sabiendo que, mi corazón, no es tan grande como el tuyo:

siempre dispuesto a comenzar de nuevo.

¡CUÁNTO CUESTA, SEÑOR!

Ser siervo del perdón y no del orgullo,

Arrodillarme ante el que me injuria

o cerrar los ojos ante el que me denigra.

Decir “lo intentaré de nuevo” a pesar de la traición

o disculpar los golpes recibidos.

Abrazar tu evangelio sabiendo que, el perdón,

sin límites y sin farsa, sin miedos ni fronteras,

es el resumen de tu paso entre nosotros de tu vida en medio de la nuestra

tu palabra que se hace carne más allá de teorías y de discursos

¡CUÁNTO CUESTA, SEÑOR!

Vivir sin sentirse perdonado

y, vivir, con la conciencia de no haber disculpado.

Romper con las historias pasadas para caminar de nuevo

e iniciar un rumbo distinto sin pensar en vencedores ni derrotados.

Ser generoso ofreciendo semillas de reconciliación, Decir “lo siento” o “te perdono”

Recordar que, para entrar en el cielo,

la llave que mueve su puerta

es precisamente esa: perdonar siempre

Dime, Señor, cómo hacerlo. Amén.

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