GRACIAS, MI SEÑOR
Porque
en la plaza de mi comodidad, estaba yo un día sentado cuando, por tu nombre,
salí
hacia tu encuentro
GRACIAS,
MI SEÑOR
porque
en la plaza de mi egoísmo, estaba yo un día cerrado cuando, por tu nombre,
comprobé
que la mayor riqueza es el dar y no recibir.
GRACIAS,
MI SEÑOR
Porque
en la plaza de mi particular justicia, estaba yo confundido cuando, por tu
nombre, aprendí a diferenciar la verdad de la mentira.
GRACIAS,
MI SEÑOR
Porque
en la plaza de mi aburrimiento, estaba una tarde abatido cuando, por tu nombre,
me
sentí llamado a la alegría de tu misión.
GRACIAS,
MI SEÑOR
Porque
en la plaza de mi envidia, estaba un amanecer asomado cuando, por tu nombre,
acepté
que es grande el servirte, sin juzgar ni exigir la suerte que Tú repartes.
GRACIAS,
MI SEÑOR
Porque
en la plaza de mis ideas, tejía proyectos y planes cuando, por tu nombre,
ví
que los tuyos daban dignidad al hombre.
Por
todo, eso y por mucho más,
GRACIAS,
MI SEÑOR. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario