miércoles, 26 de febrero de 2025


 

2025 MEDITACIÓN EUCARISTICA

La gallina desesperada

 

Aquí estamos Señor Jesús, una tarde más, para reforzar nuestra amistad contigo y fortalecer nuestras convicciones. Tantas veces quedamos tan defraudados de la vida y necesitamos afianzar nuestra aceptación. Es cierto pues a veces damos lo mejor de nosotros mismos y no obtenemos la reciprocidad que esperamos. Eso puede ser frustrante y doloroso. La vida no siempre es justa en ese sentido, y las expectativas no siempre se cumplen de la forma que deseamos. Por eso acudimos a ti porque en tu nos robusteces y aprendemos de ti que la aceptación de la vida no es resignación sino un camino de confianza en un propósito mayor. Escuchemos.

La Gallina desesperada: En una tierra lejana vivía una gallina que soñaba toda su vida con tener hijos. Ella recogía sus huevos, los cubría con su plumón, los calentaba con su cuerpo, los protegía del viento y de los depredadores. Ella creía que, si invertía todo su amor, paciencia y cuidado, la vida le respondería de la misma manera.

Pero un día una tormenta estalló. Los relámpagos rasgaban el cielo, el viento arrancaba árboles de raíz, la lluvia lo inundaba todo. Cuando la tormenta cesó, la gallina corrió hacia su nido. Pero allí la esperaba una imagen desgarradora: las cáscaras rotas, los huevos estropeados, su sueño hecho pedazos.

La gallina se sentó al lado y lloró. No podía creer que todo por lo que había vivido desapareciera en un instante. Pasaba por allí una vieja tortuga. Se detuvo, vio las lágrimas de la gallina y preguntó en voz baja:

- ¿Por qué lloras?

- Me esforcé tanto, di todo mi amor, y el destino me lo arrebató todo... ¿Por qué? ¿Acaso no merecía alegría?

- La tortuga suspiró y dijo: ¿Crees que la vida es injusta? Pero, ¿y si esta es simplemente su ley? El sol sale y se pone, los árboles crecen y mueren, la tormenta viene y se lleva lo que es más débil que ella. No podemos detener el viento ni retener las hojas en los árboles cuando llega el otoño. ¿Por qué culparte entonces por algo que no podías cambiar?

- La gallina miró su nido destrozado: Pero, ¿cómo seguir viviendo? Todo a lo que aspiraba ha desaparecido...

La tortuga sonrió: Sigue viviendo. Si la tormenta se llevó tu esperanza, encuentra en ti la fuerza para construir una nueva. Si tus viejos sueños se rompieron, permítete crear nuevos. Esa es la sabiduría de la vida: no luchar contra lo inevitable, sino aceptarlo y seguir adelante.

La gallina asintió en silencio. Las lágrimas aún corrían por sus plumas, pero en su interior comenzó a surgir una comprensión. No podía recuperar lo perdido, pero podía encontrar en sí misma la fuerza para comenzar de nuevo.

Desde entonces, la gallina nunca más lloró por lo que no podía cambiar. Aprendió a no temer las tormentas, sino a mirar al cielo con la certeza de que después de cada tormenta llega el sol.

Jesús cuantas veces en la vida suceden cosas que no podemos evitar. Podemos llorar, luchar, culparnos, pero eso no cambiará el pasado. Lo único que está en nuestras manos es aceptar lo sucedido, aprender de ello y seguir viviendo, a pesar de todo. Es cierto que tú, a lo largo de tus enseñanzas, nos invitas a aceptar la realidad tal como es, incluso cuando es difícil o dolorosa. A través de tu ejemplo de vida, especialmente en momentos como tu pasión y crucifixión, mostraste que la aceptación de las circunstancias difíciles no es sinónimo de resignación, sino de confianza en un propósito mayor.

En el Evangelio, vemos que a pesar del sufrimiento, confías plenamente en la voluntad de Dios Padre, como en el huerto de Getsemaní cuando dijiste: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Esta actitud de entrega y confianza nos enseña a aceptar incluso las situaciones más desconcertantes, con la certeza de que hay algo más grande que está en juego, algo que nos puede transformar a nivel espiritual y personal. Aceptar la realidad, aunque sea dolorosa, no significa rendirse, sino encontrar paz y fortaleza en medio de la adversidad, confiando en que el sufrimiento tiene un propósito, incluso si no siempre lo entendemos completamente. Amén.

sábado, 22 de febrero de 2025


 

2025 CICLO C TIEMPO ORDINARIO VII

Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian. Palabras fuertes, pero auténticas. ¿Qué podemos hacer ante estas palabras? Suprimirlas, borrarlas, dejarlas para tiempos mejores.

El pensador de Atenas Lisias (siglo V a. C.) decía: Considero como norma establecida que uno tiene que procurar hacer daño a sus enemigos y ponerse al servicio de sus amigos. Muchos coincidiríamos hoy también.

Sin embargo, Jesús nos propone otra cosa. Amar al enemigo. Destacar la importancia revolucionaria de este mandato, para muchos exegetas es el exponente más claro del mensaje cristiano.

Cuando Jesús habla del amor al enemigo, no se refiere a un sentimiento de afecto y cariño, sino en una actitud humana positiva por su bien. En la base de su pensamiento siempre está la persona humana. La relación con los enemigos no ha de ser una excepción. Debemos respetar la dignidad del enemigo. El amor de Dios alcanza a todos y busca realmente el bien de todos sin excepción.

Amar a los enemigos implica perdonarlos. Esto significa dejar ir el resentimiento y la venganza. Jesús enseñó que debemos perdonar no solo una vez, sino 70 veces 7, siempre.

Recordemos que el amor verdadero no depende solo de los sentimientos, sino de la decisión consciente de desear el bien para el otro. Con la gracia de Dios y la imitación del ejemplo de Cristo, podemos trascender nuestros impulsos y amar a quienes nos han herido. Hay situaciones que parece imposible. Estamos demasiado heridos para poder perdonar. Necesitamos tiempo para recuperar la paz. Es el momento de recordar que también nosotros vivimos de la paciencia y el perdón de Dios.

Este amor transforma no solo a quien lo recibe, sino también a quien lo da. La oración es una forma poderosa de comenzar a amarlos. Orar por ellos puede transformar nuestro corazón y actitud.

Donde está el mérito de amar a quienes nos aman, también los malos aman a los suyos. La diferencia es la que da sentido a nuestra vida de seguimiento de Jesús. Amar al enemigo es, sencillamente, no vengarnos, no hacerle daño, no desearle el mal.

Jesús enseñó a no devolver mal por mal. En lugar de buscar venganza, debemos buscar maneras de responder con amor y bondad.

Tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros.

Jesús nos invita a ser misericordiosos como lo es nuestro Padre del cielo. Parecernos a Dios para ir haciendo desaparecer el odio y la enemistad entre sus hijos.

Amar al que nos hace daño no es fácil, pero es lo que mejor nos identifica con aquel que murió rezando por quienes lo estaban crucificando: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Poner en práctica estos principios puede ser difícil y requiere un compromiso continuo y esfuerzo. No olvidemos nunca que el amor a los enemigos es una expresión profunda de la fe cristiana y refleja el carácter de Dios. Amén


 

¡QUITA, MI MÁSCARA, SEÑOR!

La de la sordera, para que pueda escuchar con nitidez tu voz.

La del odio, para que pueda amar sin distinción.

La de la maldición, para que pueda desear siempre el bien.

La de la debilidad, para que presente mi mejilla donde sea necesario.

La del egoísmo, para que nunca mire lo qué doy ni a quién doy.

La de la conformidad, para que no exija lo que no me pertenece.

 

¡QUITA, MI MÁSCARA, SEÑOR!

La de los malos modales, y sea así delicado con mis hermanos.

La de la maldad, para que disfrute sembrando semillas del bien.

La del usurero, para que no busque más beneficio que el ser feliz dando.

La de la dureza, para que brote en mí la comprensión.

La de la severidad, para que sepa entender y comprender los defectos de los demás.

La de la discordia, para que vea amigos y no adversarios.

Amén

 

miércoles, 19 de febrero de 2025


 

2025 ADORACIÓN EUCARÍSTICA:

EL PARAÍSO

Señor Jesús, de nuevo en esta tarde queremos pasar contigo unos momentos de reflexión y de adoración. Porque necesitamos sentirnos cerca de ti, saber que tú siempre te haces próximo a nosotros y nos calientas el corazón. Tu presencia siempre es reconfortante y nos animas a seguir luchando en la vida a pesar de todas las circunstancias y acontecimientos.

Sobre todo, luchar contra uno mismo, nuestro propio egoísmo y nuestras ansias de poseer si medida. Tantas veces nosotros que lo podemos tener todo lo que podríamos desear no nos sentimos completos o satisfechos, y eso nos lleva a querer lo que otros tienen, ya sea en términos de reconocimiento, emociones, o incluso cosas materiales. Quizá necesitamos que nos reconozcan por lo que tenemos y no por lo que somos. Es curioso cómo a veces, a pesar de tener "todo", no siempre se alcanza la verdadera satisfacción y felicidad. Escuchemos esta interesante historia.

EL PARAÍSO: Un día, Dios miró al mundo y sintió una profunda misericordia. Decidido, levantó su mano y durante la noche más oscura, convirtió el mundo entero en un paraíso.

Al día siguiente, cuando sus hijos despertaron, se vieron diferentes. Ya no había enfermedades, todos eran muy hermosos. Aún la persona que era más pobre, se vestía de oro y tenía comida en abundancia.

Llenos de felicidad, todos comenzaron a gritar felices por el mundo esto es un paraíso. Fue unos días después que un hombre, mirando la casa de su vecino (en realidad, un palacio) vio que éste tenía unas vacas en su jardín.

Entonces decidió aprovechar un momento en que estaba fuera para tomar de la leche. El vecino, sin embargo, llegó antes de que el hombre se fuera y quedó muy enojado.

Cosas así comenzaron a suceder en todo el mundo. Y, un mes después de la creación del paraíso, estalló una guerra entre dos ciudades. ¡Dios no lo podía creer!

Todos tenían todo y aun así batallaban por cosas que realmente no necesitaban. Diez años después, cuando el paraíso se había tornado en una mera historia o un cuento narrado a los niños en la escuela, Dios nuevamente miró a su creación. Suspiró hondo y pensó que la próxima vez va a crear el paraíso primero en los corazones de los hombres.

Lo externo... vendrá naturalmente.

Señor Jesús ayúdanos a no convertir el paraíso en una zona de guerra, entre los unos y los otros. Ya sucedió en el origen de la humanidad cuando Dios creó al hombre y a la mujer y los puso en el jardín del Edén. Podían comer de todos los arboles del paraíso, menos de uno. Quizá en el paraíso habría millones de árboles, pero se encapricharon del único que les estaba prohibido. Así nos sucede tantas veces a nosotros tenemos todo para disfrutar, pero nos apetece lo que no es bueno para nosotros, lo prohibido, lo que no nos conviene.

Jesús cuantas veces nos dijiste que lo que contamina al hombre no es lo que entra de fuera sino lo que sale de dentro del corazón y de las entrañas Es un descubrimiento profundo, porque muchas veces, en busca de lo externo, nos olvidamos de lo que realmente importa: lo que somos por dentro. La verdadera autenticidad no depende de las cosas que tenemos o de las imágenes que proyectamos al mundo, sino de cómo nos sentimos con nosotros mismos y de cómo nos relacionamos con nuestra esencia y con los demás.

Es un proceso difícil para muchos, porque vivimos en una sociedad que pone mucho énfasis en lo superficial, estamos inmensamente influenciados por lo que aparece, por las modas del momento, por aquello que deslumbra, pero necesitamos recuperar de nuevo la cordura y vivir con coherencia nuestra existencia. Valorar lo que somos y los dones y talentos recibidos. Si llegamos a ese punto de comprensión, es liberador. Jesús nos proporciona esa libertad interior, ese bienestar del alma, esa paz del corazón, que solo él nos puede dar. Amén

 

sábado, 15 de febrero de 2025


 

El día 23 de Marzo tendremos la oportunidad de ganar el Jubileo las Vicarias VII y VIII en la Catedral de Valencia.

La salida está prevista para las 15 horas y el regreso a las 21 horas.

Recordad que, para ganar la Indulgencia Plenaria es necesario:

+Confesión sacramental. La confesión podrá realizarse el mismo día, 8 días antes o bien, 8 días después.

+Comunión en la eucaristía en el Templo Jubilar,

+Oración por las intenciones del Papa

+Realizar un acto de caridad y limosna

Los interesados en participar de la peregrinación, pasen a informarse por la sacristía.


 


 

ACCIÓN DE GRACIAS

Cómo podrá alguien ayudar,

si nunca ha necesitado un hombro amigo.

Cómo podrá alguien ser compasivo, si nunca se ha visto abatido.

Cómo podrá alguien comprender,

si nunca, en su vida, ha tenido el corazón roto.

Cómo podrá alguien ser misericordioso,

si nunca se ha visto necesitado.

Cómo podrá alguien dar serenidad,

si nunca se ha dejado turbar por el Espíritu.

Cómo podrá alguien alentar,

si nunca se quebró por la amargura.

Cómo podrá alguien levantar a otros, si nunca se ha visto caído.

Cómo podrá alguien alegrar, si nunca se ha reído de su sombra.

Cómo podrá alguien abrazar, si nunca se ha dejado estrujar.

Cómo podrá alguien dar alegría,

si nunca se acercó a los pozos negros de la vida.

Cómo podrá alguien enseñar, si nunca ha querido ser discípulo.

Cómo podrá alguien anunciar la Buena Noticia,

si nunca se ha preocupado de los signos de los tiempos.

Cómo podrá alguien ser tierno, si en su vida todo son convenios.

Cómo podrá alguien acompañar a otros, si su vida es un camino solitario.

Cómo podrá alguien compartirse, si en su vida todo lo tiene cubierto.

Cómo podrá alguien encontrar, si nunca ha estado perdido.

Cómo podrá alguien ser dichoso, si no vive las Bienaventuranzas.

 


 

2025 CICLO C TIEMPO ORDINARIO VI

SIETE SANTOS FUNDADORES

 

El mensaje de las lecturas de hoy es una propuesta de felicidad y también como un estilo de vida capaz de cambiar el mundo. ¿Cambiarlo para qué? pues cambiarlo para que no se aparte de su destino. La humanidad es el sueño de Dios y está destinada a alcanzar la plenitud para la que ha sido concebida, pero en su propia naturaleza hay un germen que le tienta con fuerza a equivocar el camino, a olvidar su esencia, a deshumanizarse. Y la propuesta de Jesús puede entenderse como una invitación a enderezar el rumbo; a asumir la tarea de sembrar humanidad en torno a cada uno de nosotros.

Pero para aceptar una tarea de esta envergadura es preciso tener mucha fe en quien nos la propone, creer en Jesús. El verbo creer tiene el significado: “fiarse de”. Por ejemplo, yo creo en mi médico, es decir, me fío de mi médico y me pongo en sus manos para que me abra en canal.

El mundo nos dice que seremos felices si somo ricos, si tenemos poder o prestigio social, si voy de diversión en diversión, si no me meto en líos, si no me insultan ni me persiguen. Jesús, en cambio, nos hace una propuesta radicalmente distinta: conformarse con lo necesario, compartir con los que no tienen, aprender a sufrir, decir siempre la verdad, no ser violentos, no tratar de aprovecharse de nadie, y no te preocupes si te insultan y te persiguen por ello, pues a la larga serás mucho más dichoso. En otras palabras, ¿quieres ser feliz? sembremos humanidad.

Decir que sí a la propuesta de Jesús a la propuesta de las bienaventuranzas, es apostar con a sus criterios, avanzar en la línea que él nos propone, colaborar seriamente con el proyecto de Dios de llevar a este mundo a su destino.

Es difícil imaginar una tarea más apasionante que ésta, pero es preciso fiarse mucho de Jesús para abrazarla con fervor y llevarla hasta las últimas consecuencias.

Ejemplo de ello lo tenemos en innumerables hombres y mujeres que a lo largo de la historia se han comprometido con Jesús y han intentado vivir según el espíritu de las bienaventuranzas. Los Siete Santo Fundadores son ejemplo de una vida dedicada a vivir según los criterios de Dios y colocarse al servicio de la humanidad entera, sea quien sea.

Ellos se quisieron llamar siervos, que es una forma de amar concreta, radical. Vivieron la fraternidad como elemento esencial del seguimiento del Señor. Encontraron en la Virgen María una inspiración tal, que quisieron vivir y servir como ella, la humilde sierva del Señor. Y se convirtió en madre, maestra, hermana y señora. Nos han enseñado a vivir el camino propuesto por Jesús que nos lleva a la felicidad, sin reticencias, sin escatimar esfuerzos y sobre todo abiertos a las necesidades de nuestros hermanos, porque amándolos a ellos, sobre todo a los más necesitados, amamos a Dios de una manera excelente y al estilo de Jesús.

jueves, 13 de febrero de 2025


2025 ADORACIÓN EUCARÍSTICA

La gallina mordida por la serpiente

En esta tarde Señor Jesús venimos a aprender de ti el modo de comportarnos y relacionarnos entre nosotros. Siempre debemos brindar apoyo, emocional, físico a los que nos rodean, así estaremos construyendo un tejido social más fuerte y enriqueciendo nuestras propias vidas. La gratitud y el amor que se generan en esos momentos son experiencias que no solo benefician a quienes reciben la ayuda, sino también a quienes la ofrecen. Escuchemos esta bonita historia.

La gallina mordida por la serpiente: La serpiente mordió a la gallina, y con el veneno ardiendo en su cuerpo, buscó refugio en su gallinero.

Pero las demás gallinas prefirieron expulsarla para que el veneno no se propagara. La gallina salió cojeando, llorando de dolor. No por la mordida, sino por el abandono y el desprecio de su propia familia en el momento en que más los necesitaba.

Así se fue... ardiendo de fiebre, arrastrando una de sus patas, vulnerable a las noches frías. Con cada paso, una lágrima caía.

Las gallinas en el gallinero la vieron alejarse, observando cómo desaparecía en el horizonte. Algunas decían entre sí:

- Que se vaya... Morirá lejos de nosotras.

Y cuando la gallina finalmente se desvaneció en la inmensidad del horizonte, todas estaban seguras de que había fallecido. Algunas incluso miraban al cielo, esperando ver buitres volando. Pasó el tiempo. Mucho después, un colibrí llegó al gallinero y anunció:

- ¡Su hermana está viva! Vive en una cueva muy lejos de aquí. Se recuperó, pero perdió una pata por la mordida de la serpiente. Le cuesta encontrar comida y necesita su ayuda.

Hubo un silencio. Luego comenzaron las excusas:

- No puedo ir, estoy poniendo huevos...

- No puedo ir, estoy buscando maíz...

- No puedo ir, tengo que cuidar a mis pollitos...

Así, una por una, todas rechazaron la petición. El colibrí regresó a la cueva sin ayuda. Pasó el tiempo nuevamente. Mucho después, el colibrí volvió, pero esta vez con una noticia dolorosa:

- Su hermana ha fallecido... Murió sola en la cueva... No hay quien la entierre ni quien la llore.

En ese instante, un peso cayó sobre todas. Un profundo lamento llenó el gallinero. Quienes ponían huevos, pararon. Quienes buscaban maíz, dejaron las semillas. Quienes cuidaban polluelos, los olvidaron por un momento.

El arrepentimiento dolía más que cualquier veneno. ¿Por qué no fuimos antes?, se preguntaban. Y sin medir la distancia ni el esfuerzo, todas partieron hacia la cueva, llorando y lamentándose. Ahora sí tenían un motivo para verla, pero ya era tarde.

Al llegar a la cueva, no encontraron a la gallina... Solo hallaron una carta que decía:

- “En la vida, muchas veces las personas no cruzan la calle para ayudarte cuando estás vivo, pero cruzan el mundo para enterrarte cuando mueres. La mayoría de las lágrimas en los funerales no son de dolor, sino de remordimiento y arrepentimiento”.

Esta historia nos hace pensar en la importancia de la compañía y de nuestra presencia cuando se necesita y no cuando nosotros creamos oportuno. Tu Señor nos enseñaste a estar al lado del que nos necesita y cuando lo necesita. Tu madre nos enseñó a estar al pie de la cruz de todos los crucificados, de todos los que sufren. No perdamos nunca la oportunidad de asistir quienes nos lo solicitan para que siempre haya lágrimas de felicidad que compartir y no tragos amargos innecesarios.

Señor ayúdanos a ser conscientes y a sopesar el impacto que podemos tener en la vida de los demás mientras estamos aquí en esta vida. Ayudar a alguien en el momento en que lo necesita puede cambiar su trayectoria, ofrecer consuelo y crear conexiones significativas. Nos recuerda que todos estamos interconectados y que nuestras acciones pueden tener un efecto duradero. 

sábado, 8 de febrero de 2025


 


 


 

Que Seamos, Señor, manos unidas en oración y en don.

Unidas a tus Manos en las Manos del Padre, unidas a las alas fecundas del Espíritu, unidas a las manos de los Pobres. 

Manos del Evangelio, sembradores de Vida, lámparas de Esperanza, vuelos de Paz.

Unidas a tus Manos solidarias, partiendo el Pan con todos.

Unidas a tus Manos traspasadas en las cruces del Mundo.

Unidas a tus Manos ya gloriosas de Pascua. 

Manos abiertas, sin fronteras, hasta donde haya manos.

Capaces de estrechar el Mundo entero, fieles al Reino.

Tensas en la pasión por la Justicia, tiernas en el Amor.

Manos que dan lo que reciben, en la gratitud multiplicada, siempre más manos, siempre más unidas.

 

2025 CICLO C TIEMPO ORDINARIO V

 MANOS UNIDAS

Jesús comienza reclutando discípulos y los recluta de entre la gente ordinaria, no busca superdotados, mentes privilegiadas. La gente de a pie, todos, somos aptos para trabajar por el Reino. Sólo una condición dejarlo todo. Abandonar todo aquello que nos mantiene enredados, atrofiados o esclavizados.

Estos pescadores están en lo cotidiano y escuchan al maestro que ha comenzado a predicar, anunciando que ya se ha cumplido el plazo, que la espera ha terminado. Venid conmigo, está muy bien lo que hacéis, pero os daré una tarea mejor. Os haré pescadores de hombres.

¿Pescadores de hombres? En el Reino no se trata de imponer ni siquiera de convencer: sino de persuadir o mejor, de mostrar y de invitar venid y veréis. Ser pescadores de hombres no significa llenar nuestra barca de personas, sino de ayudar a cada hombre, a cada mujer, a nosotros mismos a recuperar la auténtica y propia identidad.

Ser pescadores de hombres no es privilegiar la cantidad. Ser pocos o muchos no deja de ser irrelevante, lo que importa es que el Reino crezca, que el llegar a él no sea por redes que capturan y aprisionan sino por puertas abiertas que invitan y acogen.

Pescadores de hombres es rescatar la plena humanidad de ese maremágnum de mentiras o medias verdades, de egoísmo y ambición, de vanidad y apariencia.

No se trata de hacer un súper hombre. Basta con quitarnos de encima todo ese lastre que empaña la imagen que el Creador nos imprimió. Se trata de revestirnos del Señor Jesús.

Todo empezó aquella noche, las redes vacías, el esfuerzo inútil. Y Jesús ve toda la decepción y la tristeza del mundo en las caras de los pescadores, que al margen lavan sus redes vacías. Jesús sube a la barca y desde ahí, desde la barca de un pescador, les habla del Reino.

Acabado su anuncio pide a Simón que vaya mar adentro y eche las redes. En tu palabra las echaré. Simón confía y comienza el milagro. Una enorme cantidad de peces.

Al ver esta señal Simón tiene miedo: Apártate de mí, que soy pecador. Jesús no responde a las palabras de Simón «no eres peor que los demás», no juzga, no condena. Jesús pronuncia una palabra inesperada: no tengáis miedo, a partir de ahora seréis pescadores de hombres; el futuro cuenta más que el presente, más que el pasado, a partir de ahora buscaréis hombres, recogeréis vidas para la vida. Tras sacar sus barcas a tierra, lo dejaron todo y le siguieron. Sin preguntarse siquiera adónde les llevaría Jesús. Le siguen con total inconsciencia. La razón de todo es sólo él, ese Rabí de palabras deslumbrantes.

Manos Unidas, lucha contra el hambre en el mundo. Hambre de pan, de justicia, de educación, de salud… Compartir es nuestra mayor riqueza. Incluso no solo compartir lo que tenemos, también compartir la vida. Hay tanto don repartido por el mundo, hay tanta bondad, hay tanto que ofrecer, quien comparte se enriquece y se llena de vida. Sed generosos.

 

miércoles, 5 de febrero de 2025


 

2025 MEDITACIÓN EUCARÍSTICA.

EL PIRATA

Delante de ti señor Jesús sacramentado nos presentaos en esta tarde para pasar unos momentos contigo. Siempre que lo hacemos salimos fortificados y rejuvenecidos. Tu nos das siempre el ánimo y las fuerzas necesarias para ir viviendo una existencia llena de sentido y de gratitud. Tantas veces nos sentimos como acobardados y con incertidumbre por las cuestas empinadas por donde nos lleva las distintas situaciones y momentos de la misma existencia. No caemos en la cuenta lo importante vivir contigo siempre y sentirnos acompañados y protegidos con tu presencia amorosa y llena de bondad. Solo estando contigo podremos encontrar calma y sosiego y poder respirar tranquilos, sin miedos ni preocupaciones que nos oscurecen el horizonte. Escuchemos esta interesante historia.

EL PIRATA: Un día, la señora Robles se encontraba en la sala de espera de su médico, cuando un niño y su madre entraron al consultorio. El niño llamó la atención de la señora Robles, porque llevaba un parche sobre el ojo. Se sorprendió, al ver qué poco parecía importarle la pérdida de un ojo, y lo observó mientras seguía a su madre a la silla más cercana.

Aquel día el consultorio del médico estaba lleno, así que la señora Robles tuvo la oportunidad de conversar con la madre del niño, mientras él jugaba con sus soldados. Al principio se mantuvo en silencio, jugando con los soldados sobre el brazo de la silla. Luego se trasladó silenciosamente al piso, lanzando una mirada a su madre.

En algún momento, la señora Robles tuvo ocasión de preguntarle al niño qué le había sucedido en el ojo. Consideró la pregunta durante largo rato y luego replicó, levantando el parche:

- No tengo nada en el ojo. ¡Soy un pirata! Luego regresó a su juego.

La señora Robles se encontraba allí, porque en un accidente automovilístico había perdido una pierna desde la rodilla. La cita de aquel día era para determinar si estaba lo suficientemente curada como para acomodar una prótesis. La pérdida había sido algo devastador para ella. Aun cuando se esforzaba por ser valiente, se sentía como una inválida; racionalmente sabía que esta pérdida no interfería con su vida, pero emocionalmente no podía superar este obstáculo.

Su médico le había sugerido visualizaciones que le ayudaran a aceptar su situación, y ella lo había intentado, pero no podía imaginarse de una manera perdurable y emocionalmente aceptable. En su mente se veía como una inválida.

La palabra "Pirata" cambió su vida. De inmediato se sintió transportada, se vio vestida como el Corsario Negro, a bordo de un barco pirata. Estaba de pie con las piernas separadas, y una de ellas era una pata de palo; sus manos estaban aferradas a las caderas, su cabeza y hombros erguidos y sonreía frente a la tormenta. Los vientos tempestuosos azotaban su casaca y su cabello. Un rocío helado barría la balaustrada de cubierta, mientras grandes olas se rompían contra el barco. El navío se mecía y gemía bajo la fuerza de la tormenta. Pero ella permanecía firme, orgullosa y serena.

En aquel momento, esta imagen sustituyó a la de la inválida y recobró su valor. Miró al niño, ocupado con sus soldados. Pocos minutos más tarde, la llamó la enfermera. Mientras se balanceaba en sus muletas, el niño advirtió su amputación.

- Señora, ¿qué le pasó a su pierna? - La madre del niño estaba mortificada.

La señora Robles contempló por un momento su pierna más corta. Luego respondió con una sonrisa:

- Nada. Yo también soy pirata.

Señor Jesús ayúdanos a asumir la realidad de la vida tal como nos vienes, aunque sea dolorosa y llena de sufrimiento. Esta vida es maravillosa a pesar de todo. Todo depende como la mires y como te lo tomes todo. Tú nos puedes conceder esta aceptación y disfrute sin par de todo lo que nos acontece. Ir por la vida con esperanza y con ilusión, a pesar de las turbulencias. Tantas gracias hemos de dar. Si echamos la vista atrás veremos cuánta gente está pasándolo peor que nosotros y sin embargo disfruta de los pequeños rayos de luz que la vida le ofrece. Te pedimos vivir siempre contigo y recibir de tu cercanía la alegría y la felicidad siempre.

sábado, 1 de febrero de 2025

































 

Festividad de la Presentación de Jesús en el Templo-la Candelaria- Celebración de la eucaristía con los juniors y los jóvenes de catequesis de preparación al sacramento de la confirmación