2025
CICLO C TIEMPO ORDINARIO VI
SIETE
SANTOS FUNDADORES
El mensaje de las lecturas de hoy es una
propuesta de felicidad y también como un estilo de vida capaz de cambiar el
mundo. ¿Cambiarlo para qué? pues cambiarlo para que no se aparte de su destino.
La humanidad es el sueño de Dios y está destinada a alcanzar la plenitud para
la que ha sido concebida, pero en su propia naturaleza hay un germen que le
tienta con fuerza a equivocar el camino, a olvidar su esencia, a deshumanizarse.
Y la propuesta de Jesús puede entenderse como una invitación a enderezar el
rumbo; a asumir la tarea de sembrar humanidad en torno a cada uno de nosotros.
Pero para aceptar una tarea de esta
envergadura es preciso tener mucha fe en quien nos la propone, creer en Jesús. El
verbo creer tiene el significado: “fiarse de”. Por ejemplo, yo creo en
mi médico, es decir, me fío de mi médico y me pongo en sus manos para que me
abra en canal.
El mundo nos dice que seremos felices si
somo ricos, si tenemos poder o prestigio social, si voy de diversión en
diversión, si no me meto en líos, si no me insultan ni me persiguen. Jesús, en
cambio, nos hace una propuesta radicalmente distinta: conformarse con lo
necesario, compartir con los que no tienen, aprender a sufrir, decir siempre la
verdad, no ser violentos, no tratar de aprovecharse de nadie, y no te preocupes
si te insultan y te persiguen por ello, pues a la larga serás mucho más dichoso.
En otras palabras, ¿quieres ser feliz? sembremos humanidad.
Decir que sí a la propuesta de Jesús a la
propuesta de las bienaventuranzas, es apostar con a sus criterios, avanzar en
la línea que él nos propone, colaborar seriamente con el proyecto de Dios de
llevar a este mundo a su destino.
Es difícil imaginar una tarea más
apasionante que ésta, pero es preciso fiarse mucho de Jesús para abrazarla con
fervor y llevarla hasta las últimas consecuencias.
Ejemplo de ello lo tenemos en innumerables
hombres y mujeres que a lo largo de la historia se han comprometido con Jesús y
han intentado vivir según el espíritu de las bienaventuranzas. Los Siete
Santo Fundadores son ejemplo de una vida dedicada a vivir según los
criterios de Dios y colocarse al servicio de la humanidad entera, sea quien
sea.
Ellos se quisieron llamar siervos, que
es una forma de amar concreta, radical. Vivieron la fraternidad como elemento esencial
del seguimiento del Señor. Encontraron en la Virgen María una inspiración tal,
que quisieron vivir y servir como ella, la humilde sierva del Señor. Y se
convirtió en madre, maestra, hermana y señora. Nos han enseñado a vivir el
camino propuesto por Jesús que nos lleva a la felicidad, sin reticencias, sin
escatimar esfuerzos y sobre todo abiertos a las necesidades de nuestros
hermanos, porque amándolos a ellos, sobre todo a los más necesitados, amamos a
Dios de una manera excelente y al estilo de Jesús.
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