sábado, 15 de febrero de 2025


 

2025 CICLO C TIEMPO ORDINARIO VI

SIETE SANTOS FUNDADORES

 

El mensaje de las lecturas de hoy es una propuesta de felicidad y también como un estilo de vida capaz de cambiar el mundo. ¿Cambiarlo para qué? pues cambiarlo para que no se aparte de su destino. La humanidad es el sueño de Dios y está destinada a alcanzar la plenitud para la que ha sido concebida, pero en su propia naturaleza hay un germen que le tienta con fuerza a equivocar el camino, a olvidar su esencia, a deshumanizarse. Y la propuesta de Jesús puede entenderse como una invitación a enderezar el rumbo; a asumir la tarea de sembrar humanidad en torno a cada uno de nosotros.

Pero para aceptar una tarea de esta envergadura es preciso tener mucha fe en quien nos la propone, creer en Jesús. El verbo creer tiene el significado: “fiarse de”. Por ejemplo, yo creo en mi médico, es decir, me fío de mi médico y me pongo en sus manos para que me abra en canal.

El mundo nos dice que seremos felices si somo ricos, si tenemos poder o prestigio social, si voy de diversión en diversión, si no me meto en líos, si no me insultan ni me persiguen. Jesús, en cambio, nos hace una propuesta radicalmente distinta: conformarse con lo necesario, compartir con los que no tienen, aprender a sufrir, decir siempre la verdad, no ser violentos, no tratar de aprovecharse de nadie, y no te preocupes si te insultan y te persiguen por ello, pues a la larga serás mucho más dichoso. En otras palabras, ¿quieres ser feliz? sembremos humanidad.

Decir que sí a la propuesta de Jesús a la propuesta de las bienaventuranzas, es apostar con a sus criterios, avanzar en la línea que él nos propone, colaborar seriamente con el proyecto de Dios de llevar a este mundo a su destino.

Es difícil imaginar una tarea más apasionante que ésta, pero es preciso fiarse mucho de Jesús para abrazarla con fervor y llevarla hasta las últimas consecuencias.

Ejemplo de ello lo tenemos en innumerables hombres y mujeres que a lo largo de la historia se han comprometido con Jesús y han intentado vivir según el espíritu de las bienaventuranzas. Los Siete Santo Fundadores son ejemplo de una vida dedicada a vivir según los criterios de Dios y colocarse al servicio de la humanidad entera, sea quien sea.

Ellos se quisieron llamar siervos, que es una forma de amar concreta, radical. Vivieron la fraternidad como elemento esencial del seguimiento del Señor. Encontraron en la Virgen María una inspiración tal, que quisieron vivir y servir como ella, la humilde sierva del Señor. Y se convirtió en madre, maestra, hermana y señora. Nos han enseñado a vivir el camino propuesto por Jesús que nos lleva a la felicidad, sin reticencias, sin escatimar esfuerzos y sobre todo abiertos a las necesidades de nuestros hermanos, porque amándolos a ellos, sobre todo a los más necesitados, amamos a Dios de una manera excelente y al estilo de Jesús.

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