2025 CICLO C TIEMPO ORDINARIO IV - PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
En este domingo cuarto del Tiempo Ordinario, al coincidir con el día dos de febrero, se celebra la Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo.
Se propone el ejemplo de dos ancianos
que se han pasado la vida esperando y su constancia por fin resulta premiada.
Simeón proclama a Jesús como salvador y luz para las naciones. Ana, que aparece
anclada al templo y al Antiguo Testamento, se convierte en profetisa de la
novedad que traerá Jesús. Y la Madre de Jesús, María, siguiendo el camino de su
hijo una espada que atravesará su alma.
- Simeón revela algo nuevo de Jesús:
será luz de las naciones. Un israelita de pura cepa que no se encierra en los
privilegios de su pueblo, sino que tiene una visión universal. Mensaje muy
actual en esta época donde el nacionalismo puede desembocar en el tribalismo. Esta
imagen de la luz se basa la fiesta de hoy y el rito de las candelas.
- Jesús será una bandera discutida. El
rey de la Gloria, luz de las naciones, gloria de Israel… no será aceptado por
todos. Muchos (la mayor parte del pueblo judío) se le opondrá. Esta oposición
la sufrirá también María, a la que una espada traspasará el alma, y,
consiguientemente, a todos los cristianos.
- Curiosamente Ana anciana piadosísima,
que ha pasado ochenta y cuatro años de viudez entre ayunos, oraciones y visita
al templo. Pero, cuando ve a Jesús, hablaba del niño a todos los que
aguardaban la liberación de Israel. La esperanza de estas personas tenía un
gran componente religioso, pero también político y social: liberación integral
del ser humano.
- Simeón habla del niño como Salvador de
todos los pueblos y gloria de Israel y añade un dato desconcertante: José y
María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía del niño. Podríamos
decir que la admiración procede de ver cómo se acumulan títulos sobre Jesús:
Gabriel lo presentó como rey de Israel; el ángel, a los pastores, como «el
Salvador, el Mesías, el Señor». Simeón rompe los límites de Israel y lo
presenta como «luz de las naciones». Lucas, a través del asombro de José y
María pretende que también nosotros nos asombremos de lo mucho
Necesitamos anunciar con fortaleza y
energía la Buena Noticia que hemos recibido y que nos identificamos con ella, acogiéndonos
unos a otros como verdaderos hermanos y herederos de Vida plena.
Dios encendió en el experimentado Simeón
una luz que le hace vivir con esperanza e ilusión poder conocer a Jesús. Sería
deseable que nosotros tuviéramos estos sentimientos profundos de Simeón.
Para dar a conocer a este Jesús tener
experiencia profunda de quien es Jesús y cómo influye en mi vida, así podremos
ser “luz”.
Ayudados por nuestra Madre María,
podamos ser verdaderos evangelizadores. Que la cercanía, la compasión, la
fidelidad, sean ayuda para construir el Reino aquí y ahora.
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