¡QUITA, MI MÁSCARA, SEÑOR!
La de la sordera, para que pueda
escuchar con nitidez tu voz.
La del odio, para que pueda amar sin
distinción.
La de la maldición, para que pueda
desear siempre el bien.
La de la debilidad, para que presente mi
mejilla donde sea necesario.
La del egoísmo, para que nunca mire lo
qué doy ni a quién doy.
La de la conformidad, para que no exija
lo que no me pertenece.
¡QUITA, MI MÁSCARA, SEÑOR!
La de los malos modales, y sea así
delicado con mis hermanos.
La de la maldad, para que disfrute
sembrando semillas del bien.
La del usurero, para que no busque más
beneficio que el ser feliz dando.
La de la dureza, para que brote en mí la
comprensión.
La de la severidad, para que sepa
entender y comprender los defectos de los demás.
La de la discordia, para que vea amigos
y no adversarios.
Amén
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