2025
CICLO C TIEMPO ORDINARIO V
MANOS UNIDAS
Jesús comienza reclutando discípulos y
los recluta de entre la gente ordinaria, no busca superdotados, mentes
privilegiadas. La gente de a pie, todos, somos aptos para trabajar por el
Reino. Sólo una condición dejarlo todo. Abandonar todo aquello que nos mantiene
enredados, atrofiados o esclavizados.
Estos pescadores están en lo cotidiano y
escuchan al maestro que ha comenzado a predicar, anunciando que ya se ha
cumplido el plazo, que la espera ha terminado. Venid conmigo, está muy bien lo
que hacéis, pero os daré una tarea mejor. Os haré pescadores de hombres.
¿Pescadores de hombres?
En el Reino no se trata de imponer ni siquiera de convencer: sino de persuadir
o mejor, de mostrar y de invitar venid y veréis. Ser pescadores de hombres no
significa llenar nuestra barca de personas, sino de ayudar a cada hombre, a
cada mujer, a nosotros mismos a recuperar la auténtica y propia identidad.
Ser pescadores de hombres no es
privilegiar la cantidad. Ser pocos o muchos no deja de ser irrelevante, lo que
importa es que el Reino crezca, que el llegar a él no sea por redes que
capturan y aprisionan sino por puertas abiertas que invitan y acogen.
Pescadores de hombres es rescatar la
plena humanidad de ese maremágnum de mentiras o medias verdades, de egoísmo y
ambición, de vanidad y apariencia.
No se trata de hacer un súper hombre.
Basta con quitarnos de encima todo ese lastre que empaña la imagen que el
Creador nos imprimió. Se trata de revestirnos del Señor Jesús.
Todo empezó aquella noche, las redes
vacías, el esfuerzo inútil. Y Jesús ve toda la decepción y la tristeza del
mundo en las caras de los pescadores, que al margen lavan sus redes vacías.
Jesús sube a la barca y desde ahí, desde la barca de un pescador, les habla del
Reino.
Acabado su anuncio pide a Simón que vaya
mar adentro y eche las redes. En tu palabra las echaré. Simón confía y comienza
el milagro. Una enorme cantidad de peces.
Al ver esta señal Simón tiene miedo:
Apártate de mí, que soy pecador. Jesús no responde a las palabras de Simón «no
eres peor que los demás», no juzga, no condena. Jesús pronuncia una palabra
inesperada: no tengáis miedo, a partir de ahora seréis pescadores de hombres;
el futuro cuenta más que el presente, más que el pasado, a partir de ahora
buscaréis hombres, recogeréis vidas para la vida. Tras sacar sus barcas a
tierra, lo dejaron todo y le siguieron. Sin preguntarse siquiera adónde les
llevaría Jesús. Le siguen con total inconsciencia. La razón de todo es sólo él,
ese Rabí de palabras deslumbrantes.
Manos Unidas, lucha contra el hambre en
el mundo. Hambre de pan, de justicia, de educación, de salud… Compartir
es nuestra mayor riqueza. Incluso no solo compartir lo que tenemos, también
compartir la vida. Hay tanto don repartido por el mundo, hay tanta bondad, hay
tanto que ofrecer, quien comparte se enriquece y se llena de vida. Sed
generosos.
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