sábado, 8 de febrero de 2025

2025 CICLO C TIEMPO ORDINARIO V

 MANOS UNIDAS

Jesús comienza reclutando discípulos y los recluta de entre la gente ordinaria, no busca superdotados, mentes privilegiadas. La gente de a pie, todos, somos aptos para trabajar por el Reino. Sólo una condición dejarlo todo. Abandonar todo aquello que nos mantiene enredados, atrofiados o esclavizados.

Estos pescadores están en lo cotidiano y escuchan al maestro que ha comenzado a predicar, anunciando que ya se ha cumplido el plazo, que la espera ha terminado. Venid conmigo, está muy bien lo que hacéis, pero os daré una tarea mejor. Os haré pescadores de hombres.

¿Pescadores de hombres? En el Reino no se trata de imponer ni siquiera de convencer: sino de persuadir o mejor, de mostrar y de invitar venid y veréis. Ser pescadores de hombres no significa llenar nuestra barca de personas, sino de ayudar a cada hombre, a cada mujer, a nosotros mismos a recuperar la auténtica y propia identidad.

Ser pescadores de hombres no es privilegiar la cantidad. Ser pocos o muchos no deja de ser irrelevante, lo que importa es que el Reino crezca, que el llegar a él no sea por redes que capturan y aprisionan sino por puertas abiertas que invitan y acogen.

Pescadores de hombres es rescatar la plena humanidad de ese maremágnum de mentiras o medias verdades, de egoísmo y ambición, de vanidad y apariencia.

No se trata de hacer un súper hombre. Basta con quitarnos de encima todo ese lastre que empaña la imagen que el Creador nos imprimió. Se trata de revestirnos del Señor Jesús.

Todo empezó aquella noche, las redes vacías, el esfuerzo inútil. Y Jesús ve toda la decepción y la tristeza del mundo en las caras de los pescadores, que al margen lavan sus redes vacías. Jesús sube a la barca y desde ahí, desde la barca de un pescador, les habla del Reino.

Acabado su anuncio pide a Simón que vaya mar adentro y eche las redes. En tu palabra las echaré. Simón confía y comienza el milagro. Una enorme cantidad de peces.

Al ver esta señal Simón tiene miedo: Apártate de mí, que soy pecador. Jesús no responde a las palabras de Simón «no eres peor que los demás», no juzga, no condena. Jesús pronuncia una palabra inesperada: no tengáis miedo, a partir de ahora seréis pescadores de hombres; el futuro cuenta más que el presente, más que el pasado, a partir de ahora buscaréis hombres, recogeréis vidas para la vida. Tras sacar sus barcas a tierra, lo dejaron todo y le siguieron. Sin preguntarse siquiera adónde les llevaría Jesús. Le siguen con total inconsciencia. La razón de todo es sólo él, ese Rabí de palabras deslumbrantes.

Manos Unidas, lucha contra el hambre en el mundo. Hambre de pan, de justicia, de educación, de salud… Compartir es nuestra mayor riqueza. Incluso no solo compartir lo que tenemos, también compartir la vida. Hay tanto don repartido por el mundo, hay tanta bondad, hay tanto que ofrecer, quien comparte se enriquece y se llena de vida. Sed generosos.

 

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